LAYLA:
El tiempo pasó. Me fui acostumbrando a la vida en Puerto Molina, y las horas se convirtieron en días, los días en semanas, y las semanas en meses... Así hasta que un mes y medio pasó.
A pesar del tiempo, en los sueño Antar todavía me atormentaba. Con cada sueño, recordaba un momento vivido con él, y eso me hacía llorar, hasta que Konnar me envolvía en sus brazos, y me calmaba.
Él trabajaba ahora en la posada, ayudando a la dueña con las compras y los trabajos duros. Eso bajaba el precio de la renta, y a la vez nos daba dinero para comer. En cuanto a mí, no solía pasar mucho tiempo fuera de la posada. Si salía, era para comprar algo, o para caminar sin rumbo fijo, perdiéndome entre las calles.
Pero últimamente, durante dos semanas, dejé de salí para nada. Konnar se encargaba de comprar y de trabajar, pero sin dejar de prestarme atención. Cada día me abrazaba y me daba un beso en la cabeza al llegar a casa, lo cual conseguía que volviese en mí durante un tiempo.
Sin embargo, nada era eterno. No conseguía olvidar a ese estúpido capitán, y nada pasaba con Konnar, ya que ambos sabíamos que era una tontería. Y sufría, cada noche con cada sueño, aunque luego intentase no desmostrarlo, volver a ser lo que era. Pero no podía.
De vez en cuando me mandaba cartas con Flint, por vía de Shin, pero no precisamente para preguntar por el capitán. No, ese tema no había vuelto a tocarse, desde que dejé su barco para siempre. Eran otros temas, pura información sobre como andaba todo, si se sabía de la marina... Señales de que sería mejor marcharse y ponerme a salvo, ya que no había nada que me atase allí ya.
Pero, desde hace cuatro días, había comenzado a mandarle cartas diferentes, de un tema que de verdad me importaba:
"Flint:
Sabes que desde hace unos días, casi un mes, me siento diferente. Al principio no sabía lo que era, creía que estaba enferma, y no llegué a comentarle nada a Konnar.
Pero tengo un extraño presentimiento, Flint. Mi cuerpo a cambiado durante los últimos meses y, con los datos que recopilé de algunos libros... Creo que he dado con la razón de que me sienta así.
No puedo afirmarlo realmente, pero creo... Que estoy embarazada.
Me gustaría que pudieras confirmarlo por ti mismo, pero estoy casi segura de que es así. Y no sé qué hacer Flint, porque solo hay un hombre con el que estado desde hace mucho tiempo.
Si estoy en lo cierto, si estoy embarazada... El bebé es de Antar.
Saludos, Layla"
Sobre la carta se derramaron unas lágrimas. Nadie más que él sabía ahora mis sospechas. Ni siquiera Konnar. No estaba segura, y no sabía cómo podía reaccionar si se enteraba.
Até el la carta a la pata de Shin, y este salió volando por la ventana, rumbo a uno de los muchos barcos que se habían comenzado a unir en el puerto. El mensaje no tardaría en llegar, y estaba segura de que Flint podría demostrar mis más duras sospechas.
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ANTAR:
Esa noche el capitán no durmió, debido a su alma destrozada por la pérdida de la persona amada, pero seguro de que había sido lo mejor para ella. Había discutido con Flint, pero este no logró convencer al capitán de ir tras ella.
El tiempo pasó y las cosas que preocupaban a Antar comenzaron a cambiar, aunque la presión en el pecho no disminuyera.
Aquella misma noche Nave surcó los cielos con una tela negra en las garras, de un lado la muerte y del otro una señal de Antar, el emblema del capitán Falcon. Pasó el tiempo y la tripulación recibía el mensaje, reuniéndose poco a poco en el barco, llenándose y haciéndose funcional. Equipados con armamento, los cañones en funcionamiento nuevamente y las balas a disposición, preparadas para cualquier momento.
