ANTAR:
Flint estaba en su camarote, nervioso y pensativo, caminando de un lado a otro. El atardecer llegaría pronto y la noche resultó ser tranquila, sin tormentas que la dificultaran ni sospechas acerca del capitán. Estaba hundido en sus pensamiento cuando alguien tocó a la puerta. Inmediatamente, puso postura tranquila y dio la palabra de adelante. Pero quien entró no fue otra que Layla, con el halcón en el hombro y el cuadernillo firmemente agarrado en sus manos.
-Menos mal, ¿así que decidiste hacerlo? Muy bien, es algo bueno según entiendo -dijo algo nervioso otra vez.- Estamos juntos en esto y somos la única esperanza de lograr a puerto, déjame mirar el cuaderno.
Tomó el cuaderno y lo ojeó, mirando detenidamente cada página. Los dibujos eran expresivos y las explicaciones claras, hasta un niño podría entender eso.
-Muy bien, esto no sueno tan complicado como seguro que será -dijo colocando las gafas sobre su nariz.- El revolcadero es una serie de rocas marinas que forman una especie de crucero de corrientes, formando remolinos. Básicamente lo que tienes que hacer es tomar el camino correcto, entrar en un remolino, que al cruzarse con otro y así sucesivamente, te llevará al otro lado. Pero si eliges mal, terminarás como comida para peces pequeños.
Mostró el dibujo a Layla, señalando una roca en particular, con forma de sirena, tallada en piedra por las olas al romper en ella a través de los años.
-Tal vez has escuchado de esta, la sirena de piedra, hace muchos años, se dice que las sirenas habitaban en este lugar, atrayendo a los marineros, y ahogándolos en un trampa mortal. Pero una sirena se enamoró de un marinero y, para salvarle la vida, lo condujo por el camino correcto.- dijo Flint con tono de misterio.- Pero las demás sirenas se enfadaron y como castigo convirtieron a esta en esta roca. Desde entonces está allí, señalando el camino correcto a los viajeros y esperando que su amor hubiera llegado vivo al otro lado.
Cerró el cuadernillo y lo puso sobre el escritorio con cuidado.
-Tu deberás de memorizar el camino y lo que debes de hacer es pasar por el lugar señalado- dijo Flint intentando no presionarla mucho, sin éxito.- Si lo logras pasaríamos sin ningún problema, tal vez incluso logremos perder a los marines de vista.
--------------------------------------------------
LAYLA:
Salí del camarote sin hacer ruido, hasta toparme con Flint. Lo seguí por la cubierta y a su oficina. Allí lo escuché mientras hablaba. Algunas veces me estremecía; sirenas, choques, maldiciones... Eso no me ayudaba mucho que dijéramos... Pero me mantuve en silencio en todo momento, hasta que Flint acabó.
-Bien, me llevo la libreta y comienzo a poner todo en marcha -dije.- El viento es más fuerte y avanzaremos antes, a este paso tardaremos menos en llegar al revolcadero.
Dicho esto, cogí la libreta y salí de la oficina. Intentaba mantenerme firme y confiada, pero por dentro era diferente... Tenía todas las vidas del barco en mis manos; sino lo hacía bien, todos moriríamos... Incluidos Flint y Anntar.
Fuera, una nubes grises comenzaban a llenar el cielo, y un trueno sonó en la lejanía. Una tormenta no, ahora no... Shin me miró, parecía querer consolarme, y yo solo pude sonreír.
-No puedo caer, no ahora, Shin, Antar depende de mí... Y no quiero que muera -susurré.- Si tengo que enfrentarme a mi miedo, lo haré.
Suspiré y caminé al puente de mando. Agarré el timón con la libreta al frente. Otro trueno sonó en la lejanía, me estremecí y temblé. Allí, junto al timón, con Shin en mi hombro y la ropa de Antar, parecía una verdadera capitana.
