Capítulo 18

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LAYLA:

Sonreí ante su respuesta... ¿De lo que desearía? Una de dos; odiaba estar en tierra, o definitivamente no quería ver a su familia... Escuché la explicación sobre las dos mujeres que fueron a visitarle... ¿Sobrinas?, eso sí que no me lo esperaba.

Observé contenta cómo Nave comenzaba a morder una moneda de plata que el capitán le dio, mientras este parecía perderse en sus pensamientos. Poco después, pareció reaccionar, y decidir el lugar para cenar.

"Qué velocidad"-pensé.

Sonreí al sentir su mano y su garfio sobre mis hombros, y más tarde su capa. De verdad lo agradecía; comenzaba a hacer frío afuera.

Shin echó a volar conforme nosotros descendíamos del barco, comenzando a acercarnos al centro del puerto despacio.

Caminábamos juntos, agarrados de la mano, sin mostrar mucho interés en ello. Por un momento pensé en que quizá no estaría bien que le vieran conmigo, dada su reputación. Me planteé alejarme un poco, pero no llegué a hacerlo, más que nada porque no quería. Además, su primera entrada al puerto, no fue... Normal. Aun recuerdo el susto que me llevé, al verlo saltar del barco, conmigo en brazos.

-Y... ¿Qué más me puedes contar sobre tu familia?-pregunté, queriendo saber más sobre él.

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ANTAR:

- Mi familia no es nada fuera de lo normal, mi padre nos abandonó con mi madre y mi abuelo cuando yo tenía unos cinco años de edad, nos criamos solos cuando ella murió. Mi hermano salió al mar primero y volvió a unirse a mi padre, nunca supe por qué. Después, cuando salí al mar mi padre vino a pedirme que me uniera a él, me negué y el se enojó, me mando matar y sobreviví, busqué una tripulación y navegué por el mar. Me hice de fama y fortuna, entonces volví a encontrarme con Kuma, él estaba enamorado, perdió el timón por una dama que conoció en la China. Más tarde dejó la vida de pirata para dedicarse al cuidado de sus hijas, su mujer murió al nacer la segunda y hasta hace poco volvió al mar. Se creó fama y ahora ambos estamos en el consejo también. Mi hermana es la menor, mi madre enfermó al darla a luz, le dio fiebre y murió cuando ella tenía seis meses, mi abuelo la cuidó un tiempo y luego la dejó con nosotros, cuando tenía tres años. Ella se casó con un bandido y despues se convirtieron en piratas, su esposo forma parte del consejo, aunque te aseguro que no lo hubiera logrado sin mi hermana detrás.

Llegamos al pueblo, donde había una fonda bien iluminada. Dentro piratas, bandidos y trabajadores reían y platicaban estrepitosamente mientras comían y bebían cervaza, ron y wisky. Miré dentro.

- Si algo pasa, aléjate del peligro- dije antes de entrar.

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LAYLA:

Me sorprendí por la velocidad a la que contó todo, sin pararse en ningún momento, y sin darme tiempo a preguntar. O quizá simplemente, no le gustaba hablar de su pasado, y no quería preguntas.

Bufé al pensar en esa posibilidad; yo le hablé de mí cuando él me preguntó, así que no se libraría tan fácilmente. Además, había memorizado la mayoría de los datos. Y en especial uno, que me llevaría a una pregunta, que quizá más tarde, me costase decir.

No tardamos en llegar al mercado, y nos dirigimos en especial a una taberna. No tenía buen aspecto, pero confiaba en Antar, y yo tampoco era una inútil a la hora de defenderme. Nos adentramos en el bar. Se podían ver piratas, bandidos y otros ladrones en la taberna. La mayoría eran hombres, más bien todos.

Algunos me miraban con curiosidad, otros con lujuria... Y no pude evitar gruñir, y llevar mi mano al cuchillo de mi cinturón, cuando tuvo intenciones de tocarme. Solté la mano de Antar, intentando que él no lo notara. Me coloqué a su lado, defendiendo mi posición en cierto modo. Podía ver como su mano también estaba sobre su espada, y el garfio relucía a pesar de la oscuridad.

Piratas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora