ANTAR:
Cuando la mujer entró en el camarote, Antar casi creía que era un juego cruel que su mente usaba para distraerlo de la realidad. El almirante sorprendido y atemorizado por sus palabras se giró de un salto al escuchar la puerta abrirse, pero al notar su mirada de reconocimiento y alarma la tomó de la cintura, pegandola a él.
"¡Vete, Layla!" pensaba Antar mientras miraba al marín con odio. Esté comenzó a tocarla con sus sucias manos y a besarla, pero ella no se resistía realmente
"¿Qué estás pensando hacer..?" pensaba el capitán con una media sonrisa que volvió a su rostro tras verla aparecer. Pareciera que ambos desearan las mismas cosas, provocarlo y usar al otro más tarde.
Pero Layla actuó más rapido en la primer oportunidad y apuñaló al hombre por la espalda, rematándolo con sus diestras espadas. Tomó las llaves del escritorio cuando el cadaver cayó inherte al suelo, lo liberó sin decirle nada y apenas mirándolo. Aunque el capitán buscaba su mirada, ella caminó luego a la puerta y le dijo que lo hacía todo por su deuda con él, deuda no existente. Tal vez ella no era tan débil, pero aún así esa situación era muy peligrosa; debían salir de ese lugar rápidamente.
Antar se levantó haciendo uso de toda su voluntad, aunque no aceptaría que ese estúpido marín le había hecho mucho daño. Caminó hacia la mujer que se disponía a irse y la abrazó con fuerza.
- No deberías estar aquí, deberías estar lejos, fuera de peligro -murmuró, a pesar de la resistencia de Layla- No debías volver, tu deberías estar en un lugar seguro.
Entonces se escuchó un cañón y el barco se tambaleó al ser impactado por una bala. Con una fuerte explosión que anunciaba la llegada de los refuerzos, Antar tomó a Layla y la condujo hacia afuera. Le dolía el cuerpo y cojeaba un poco, pero eso no iba a detenerlo, aunque fuera como despedida debía proteger a la ladrona a toda costa.
- Layla, no es el mejor momento para decirlo, lo lamento -dijo el capitán. Y cuando parecía haber terminado de hablar soltó-: Te amo desde hace mucho tiempo, y nunca dejaré de hacerlo.
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LAYLA:Intenté liberarme, soltarme de su abrazo y salir corriendo, pero no podía. No era tan solo por el hecho de que su él me lo impidiera sino porque, en parte, tampoco deseaba apartarme. No entendía sus palabras; no encontraba el significado de las mismas. ¿Quería que me fuera?, ¿prefería que le hubiera dejado morir? No. Eso no era lo que quería decirme. Era algo diferente; quería que estuviese en otro lugar, a salvo de la muerte.
Y aun así me resistía a su abrazo. Aunque lo que dijo Flint fuese verdad, aunque Antar me hubiera dicho aquello para mantenerme a salvo... ¿Debía de volver a caer a sus brazos, aun sabiendo que podía ser un engaño?
El disparo de un cañón dio contra el barco, y antes de que pudiera hacer nada, Antar me agarró de la mano y salió corriendo por el pasillo, casi arrastrándome con él.
Al llegar a cubierta, paramos. Los barcos piratas disparaban hacia donde nos encontrábamos, haciendo que el suelo comenzara a balancearse más de lo normal, y el barco se derrumbase a cachos. Aun no entendía como seguíamos en pie.
Miré a Antar, algo indecisa, sin saber qué decir antes de hundirnos, o si quiera debía de hablar. Sin embargo, él se adelantó a mí.
- Layla, no es el mejor momento para decirlo, lo lamento -sus palabras sonaban sinceras, reales.- Te amo desde hace mucho tiempo, y nunca dejaré de hacerlo.
Aquella declaración me pilló desprevenida, no podía afrontarla de forma tan directa. Abrí los ojos sorprendida, sin llegar a creérmelo del todo. Una parte de mí quiso responderle, decirle que que yo también le amaba pese a todo. Pero la otra me gritaba que no era justo, que me había herido y ya era tarde para él. Me acerqué unos pasos, haciendo crujir la madera bajo mis pies. No estaba seguro si caminaba para besarle o para golpearle; mi cuerpo parecía moverse solo.
