Resignación. Eso era lo único que podía sentir en ese momento que debía entrar al Crow. Makoto insistió en que ya habían perdido demasiado tiempo y ya no le quedaría nada para ver a su rubio galán. De todas formas, igual sentía curiosidad de descubrir la razón por la que aquel sujeto entraría a un lugar tan ¿simple?, ¿ocioso? No sabía cuáles eran sus gustos ni preferencias, pero algo la empujaba a querer descubrirlos. Por eso, al final cedió a la insistencia de su amiga, quien terminó por empujarla hacia el interior del local, poniéndose colorada al ver como todos la miraban molestos por el ruido que provocó su impulsivo ingreso. Incluso pudo ver la mueca de burla del chico arrogante. Estuvo a punto de devolverse, cuando la castaña la tomó del brazo y la condujo hasta su asiento favorito. Dos vasos de agua les fueron servidos de inmediato, en tanto esperaban que llegaran las malteadas que habían pedido.
Makoto hablaba entusiasmada casi sin parar, de lo lindo que sonreía Motoki, de su amabilidad, de su ropa, de su peinado, etcétera, etcétera. Ella poco le prestaba atención, ya que sabía su discurso casi de memoria y en ese instante toda su atención estaba en descubrir la razón de por qué Mamoru permanecía en ese lugar, cuando antes nunca lo había visto.
Tan concentrada estaba que no disimuló siquiera su interés, hasta que él se dio vuelta y le sonrió mientras subía una ceja en clara demostración de que sabía que ella no le había quitado los ojos de encima en todo ese rato. Usagi sintió como ardían sus mejillas por enésima vez en ese día y pensó que quizás se quedaría colorada para toda la vida si seguía cruzando su camino con aquel sujeto. Para mostrarle que no le interesaba en nada, ella giró su cabeza en señal de desprecio, pero la mala suerte parecía haberse apoderado de ella y al tomar agua, se ahogó, comenzando a toser repetidas veces.
Mamoru la miraba inquieto. No sabía si acercarse a ayudarla o no, ya que hasta ese momento le había servido mantener una relación distante hacia ella. Sin embargo, no tuvo que hacer nada, pues su amiga comenzó a golpear su espalda con fuerza, en un intento burdo por sacarla de su ahogo.
-¡Vamos, Usagi! ¡Respira! -dijo a todo pulmón.
Entonces, la rubia tosió con más fuerza hasta que al fin pudo respirar. Aún inhalaba y exhalaba con rapidez, pero al menos ya llegaba aire a sus pulmones. Tenía claro que todo eso había sido un patético espectáculo y deseó salir corriendo, pero eso sería aún más humillante. Lo mejor era esperar a que él se fuera. Sí, esa era la mejor idea.
-¿Ya se fue? -preguntó por enésima vez. Ya habían pasado unos veinte minutos desde su repentina tos y él aún seguía conversando con el rubio.
-No, aún sigue ahí. Creo que es amigo de Motoki. ¿Te imaginas? Podríamos salir en una cita los cuatro -reveló con ojos ilusionados.
-¡Ni en tus sueños! ¿Cómo se te ocurre siquiera mencionarlo? -dijo indignada por la imaginación de su amiga, que en ese momento se estaba transformando en su peor enemiga.
-Usagi, al menos podrías hacerlo por mi. Anda, di que sí -suplicó con ojos brillosos-. Además, él se ve interesado en ti... no ha dejado de mirarte.
-¿¡Qué?! -gritó exaltada."¿Es posible? No, sólo está esperando a que me equivoque para burlarse de mi otra vez, es un... un", pensó, pero ninguna palabra apareció. Lo mejor sería seguir esperando.
Al fin el turno de Motoki terminó y se fue acompañado por Mamoru. De pronto, la castaña perdió el interés en el lugar y pudieron regresar a sus casas después de mucho esperar.
.....
Las primeras estrellas comenzaban a asomarse cuando Usagi recién entró por la puerta de su casa. Su madre, un tanto molesta la interrogó por su retraso, pero entendió todo después de su explicación sin muchos detalles. Menos mal que su mamá comprendía la etapa de la adolescencia.
Llegando a su habitación, su teléfono comenzó a sonar. No tenía muchas ganas de contestar en ese momento, pues estaba muy cansada y aburrida de que todo le saliera mal ese día. Pero cuando vio el nombre de su estrella, su corazón latió emocionado.
-¡Bombón! Pensé que no me contestarías.
-¿Por qué? ¿Como no podría contestarte? -dijo un poco tímida. Le daba miedo asustarlo si era muy fanática.
-¿Llegaste bien? ¿Pudiste hacer todo con tu amiga?
-Sí, todo -respondió escueta para no tener que contar detalles-. Seiya, ¿puedo hacerte una pregunta? -consultó para desviar el tema y porque necesitaba hacerla.
-Claro, Bombón.
-¿Me invitarías a la grabación de tu nuevo vídeoclip con Minako? -preguntó, esperando no sonar entrometida o acosadora.
-Pero, por supuesto. Tú, Bombón, puedes pedirme lo que quieras -respondió entusiasmado al saber que estaba al tanto de su agenda.
-Gracias. Eres fantástico, Seiya -dijo sin medir sus palabras.El cantante sintió saltar su corazón debido a una emoción inexplicable para él aún. Nunca había sentido aquello, a pesar de toda la fama y el dinero obtenidos por su talento. Ella en verdad era maravillosa y al parecer ni siquiera se daba cuenta de su encanto. Sólo la conocía hacía un par de días, pero deseaba seguir a su lado, conociéndola y compartiendo el día a día con ella. Nadie podría impedirle eso, ni siquiera ese tal Mamoru.
-Hasta mañana, Bombón -se despidió, con el pecho acelerado y con una felicidad pocas veces sentida antes por él.
.....
Ella no lo sabe aún... no sabe que nos conocemos de antes, de aquella fiesta. Claro, como podría culparla si ambos asistimos con máscaras. Hasta a mi me costó reconocerla, pero su perfume y su dócil cuerpo me bastan para saber que es ella. Usagi, ¿cuanto más demorarás en reconocerme?
.....
Estoy en aprietos. Hasta hace unos días no sabía cuando conocería a mi amor verdadero y fantaseaba con que él volvía a mi, el chico de la fiesta de año nuevo que me juró amor eterno. Pero, después de un tiempo reconocí que toda aquella ilusión fue producto de esa maravillosa fiesta de disfraces. Él, un apuesto y enigmático príncipe... yo, una princesa enmascarada. Todo fue como en los cuentos, pero no todos tienen finales felices y después de la medianoche, no nos vimos nunca más.
Ahora, tengo un dilema. Amo a Seiya, es mi estrella favorita y la oportunidad de estar a su lado día a día no es una que pueda desaprovechar. En mis más maravillosas fantasías, sueño que aquel enigmático chico era él y que me ha seguido hasta el colegio para que lo descubra...
Por otro lado, está ese tal Mamoru... de arrogante a maravillosamente apuesto. Cuando estoy a su lado, me gusta la sensación que me provoca, esa de mil mariposas en el estómago, aunque a veces pienso que es más por temor que por enamoramiento. Temor a hacer el ridículo en frente suyo, porque no quiero que se burle mas de mi, quiero que me hable como lo haría con cualquier chica. Pero, ¿en qué momento pasé de odiarlo a querer que me hable de otra forma?
Es mejor no seguir pensando en nada más, temo que sí lo hago terminaré deprimiéndome...
Continuará...
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¿Quién es mi amor verdadero?
FanfictionEn un mundo paralelo, Usagi es una chica normal, sin poderes ni batallas, que está en busca de su amor verdadero. ¿Que sucedería si conociera a Mamoru y Seiya el mismo día? ¿A quién escogería?