-¡Kyoto! No puede estar en Kyoto -exclamó la castaña.El fin de semana habían decidido hacer una pijamada para no dejar sola a su amiga, pues sabían la pena que estaba viviendo. Había esperado por dos años a que él apareciera en su vida y justo en el momento que lo había reconocido el destino se lo arrebataba de forma cruel. Definitivamente, no permitirían que se hundiera en una depresión irreversible. Había que buscar una solución y entre las dos sabían que lograrían encontrar la salida.
-Se oía muy triste. Su tío debe estar muy mal -agregó la rubia. La desolación se había llevado el tono rosa de sus mejillas y su pelo caía en cascada por los costados de su rostro sin peinar.
-¿Has hablado con él otra vez? -preguntó con suavidad la chica de cabello azul. Temía ser imprudente, pero necesitaba toda la información para buscar la forma de ayudarla.
-No. Tengo miedo de parecer insistente -reveló. Sentía la opresión en su corazón al recordar esa llamada.
-Él te buscó, Usagi. ¿Acaso no lo ves? -razonó Makoto.Después de escucharla hablar y atar todos los cabos sueltos, tenía la certeza de que él había viajado a Tokio sólo para verla a ella. ¿Cómo había averiguado su información? No lo sabía, pero podría investigarlo.
-Pero, no se habría marchado al primer problema... -las palabras de Ami salieron sin siquiera darse cuenta, hasta que vio los ojos acuosos de su amiga-. Perdón, sólo estaba pensando en voz alta.
-Yo creo que no sabrás nada si no vuelves a llamarlo -aseguró la castaña. Tenía entre ceja y ceja que aquel chico era el amor de la vida de su compañera y se lo probaría-. Préstame tu teléfono -dijo, extendiendo su mano.Las otras dos la miraron con extrañeza y cuando entendieron sus intenciones, no les pareció bueno a ninguna lo que pensaba hacer, menos a la directamente involucrada.
-Nunca. Esto no es juego -contestó ofuscada. Al parecer no había sido buena idea invitarlas.
-Vamos, Usa, es sólo una llamada. Si responde es porque tengo razón y tú le importas. ¿Acaso no quieres averiguarlo? -la retó.La duda se alojó en la mente de su amiga y quizás, sólo quizás, tenía razón. Una inocente llamada no podía molestarlo, mas cuando el mismo se había mostrado agradecido de la anterior. Su corazón palpitó fuerte y acelerado, mientras sus manos temblaban y sudaban al ver aquel nombre que ya había grabado en su teléfono, Mamoru... Otra vez, sólo se lanzó al vacío y marcó, sintiendo la vorágine de sensaciones en su estómago, como si estuviera en una montaña rusa. Uno, dos, tres, el tono de marcado resonaba en sus oídos, aturdiéndola y sofocándola.
-¿Usagi? -su voz le sonó muy triste, casi como si se apagara. Se quedó en silencio al darse cuenta que él tambien había grabado su número, lo que demostraba su interés, algo que alivió un poco su propia angustia-. ¿Usagi? -volvió a repetir.
-Hola, Mamoru... -susurró aquel nombre con dolor. No sabía qué decir ni cómo hacerlo-. ¿Cómo está tu tío?
-Hospitalizado. Su condición es muy grave debido a su avanzada edad -explicó, como desahogándose.
-Entiendo. ¿Crees que algún día podamos conversar? -consultó inquieta.
-Imagino que no debes entender nada, Usagi, pero, no esperaba que algo así sucediera -dijo con angustia. Todo lo que había planeado con tanto tiempo se había ido a la basura con aquel giro en su vida.En ese momento, la castaña le quitó el teléfono a su amiga, siguiendo una corazonada.
-Hola Mamoru, soy Makoto. ¿Me recuerdas? -habló con inquietud.
-Ho-hola -contestó contrariado. ¿Sus amigas estaban escuchando su conversación? Sintió sus mejillas arder de la vergüenza y se preparó para oír sus retos a través del aparato.
-Supe que vives en Kyoto ahora. ¿Sabes? La semana que viene tengo que viajar para allá, si Usagi me acompaña, ¿crees que podrías reunirte con ella para conversar al fin?
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¿Quién es mi amor verdadero?
FanfictionEn un mundo paralelo, Usagi es una chica normal, sin poderes ni batallas, que está en busca de su amor verdadero. ¿Que sucedería si conociera a Mamoru y Seiya el mismo día? ¿A quién escogería?