Ha pasado un mes desde que arreglamos todo con Mamoru y puedo sentir que mi vida al fin toma el rumbo correcto, me siento plena, llena de amor para entregarle a él, mi príncipe enmascarado. Su vida ha sido tan solitaria y sufrida que siento el enorme deseo por acompañarlo en todo momento, y transformarme en su apoyo, su amiga, su novia a plenitud.
A veces, pienso que él es demasiado perfecto para mí, pues de a poco he ido conociendo sus capacidades, sus talentos, sus destrezas, y sus puntuales horarios, todo eso sumado a lo apuesto que es... Me pregunto si estaré a su altura, eso me pone un tanto nerviosa y no sé bien como averiguarlo...
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Cada día que pasa me doy más cuenta de lo angelical que eres, mi amada Usagi. Siempre amable, espontánea, sincera y transparente, además de ser increíblemente hermosa. Me siento abrumado por no ser tan chispeante como tú y que termines aburriéndote de mí, eso sería fatal...
Este mes he descubierto aquellas pequeñas diferencias que podrían separarnos o unirnos para siempre. No sé si es correcto prestarle atención a aquello, pero prefiero seguir adelante, contra viento y marea, pues tú me haces sentir seguro. Lo único que sí sé es que me escogiste, dándome la oportunidad de mostrarte todo mi amor y eso es lo más importante para mí...
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El día lunes había amanecido despejado y la temperatura era muy agradable. Ella se removió entre las sábanas que la abrazaban con tanta calidez que imagino que eran los brazos de su novio los que la rodeaban. Sonrió sin abrir los ojos, fantaseando en aquel sueño tan bonito hasta que su alarma sonó, por cuarta vez. Con molestia sacó el brazo de debajo de la tapa y agarró el reloj para apagarlo, pero despertó de golpe al ver la hora. ¡Mamoru pasaría por ella en diez minutos! ¿Cómo podía pasarle eso, después de que se había propuesto cumplir con su meta de caminar con él hasta el colegio?
Convertida en una tormenta, salió de entre las sábanas, pero, sin ser lo suficientemente hábil, se enredó los pies, yéndose al suelo, provocando un gran estruendo. Su hermano justo subía y viéndola en esa situación, comenzó a reír a carcajadas.
—Tu novio ya llegó, hermanita. ¿Debería decirle que aún estás entre las sábanas? —preguntó, muerto de la risa.
—¡Déjame en paz, Shingo! —le gritó fuera de sí, arrojándole una almohada, pero se arrepintió al recordar lo que había dicho. ¡Mamoru estaba afuera esperándola! ¿Que haría?
—Dile a mamá que lo haga entrar, por favor —le rogó desde el suelo aún.
—¿Por qué debería ayudarte?
—Sólo hazlo, Shingo. Necesito tiempo para estar lista —suplicó, entre molesta y ansiosa.
—Está bien. Pero me deberás una, Usagi —dijo el niño con suspicacia antes de cerrar la puerta tras sí.Después de eso, se levantó del piso hecha un remolino, entró al baño y mientras se lavaba los dientes, buscaba con la mirada su uniforme para estar preparada. Tan pronto como estuvo vestida, se dispuso a peinar su largo cabello rápidamente, respiró profundo antes de salir y bajó las escaleras.
Su corazón latió fuerte en cuánto lo vio sentado en la sala, leyendo un libro y se aceleró aún más cuando sus ojos hicieron contacto, sonriéndole con ternura. Con temblor en sus piernas, se acercó hasta él, quedando justo enfrente suyo.
—Perdón por el retraso —dijo, ruborizándose.
—No hay problema, Usako. Tenía algo que repasar, así es que aproveché el tiempo —explicó, acercándo su mano a su rostro, para acariciar su mejilla.De pronto, ambos se sintieron en una burbuja solos los dos, mirándose a los ojos y llenándose se sensaciones maravillosas que sólo podían percibir cuando estaban juntos.
—Gracias por esperar a mi hija, Mamoru —habló Ikuko, rompiendo la atmósfera romántica.
—De nada. Le agradezco la confianza de permitirme acompañarla —dijo, haciendo una reverencia como era la costumbre japonesa.
—Mi esposo quiere conocerte. ¿Podrías almorzar con nosotros este sábado? —consultó con una sonrisa que intimidó aún más al joven, sintiéndose contra la espada y la pared. Sabía que tenía que presentarse con toda la familia de su novia, pero temía no ser del agrado de su progenitor.
—Por supuesto —respondió—. Lo anotaré de inmediato para no olvidarlo —agregó, aunque sabía que no lo haría. De sólo imaginarlo se le aceleraba el pulso.
—Entonces, ya podemos irnos, Mamo-chan —lo invitó la rubia, tomando su mano. Sus nervios crecían de sólo pensar en aquel almuerzo, así es que lo mejor era salir rápido de su casa.
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¿Quién es mi amor verdadero?
FanfictionEn un mundo paralelo, Usagi es una chica normal, sin poderes ni batallas, que está en busca de su amor verdadero. ¿Que sucedería si conociera a Mamoru y Seiya el mismo día? ¿A quién escogería?