Cita

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La primavera era maravillosa. El cielo azul, el cálido sol, el sonido de las aves, el aroma de las flores, todo se conjugaba para que aquel día fuera perfecto. Incluso su cuerpo se sentía más liviano y con energías suficientes para hacer muchas cosas.

—¿Te caiste de la cama, hermanita? —escuchó la voz burlona de Shingo al verla bajar las escaleras. No es que fuera la persona más madrugadora que existiera, pero que él bromeara con eso sonaba un poco humillante para ella.
—No arruinarás mi día, Shingo. Hoy soy la persona más afortunada que existe —aseguró, sintiéndose victoriosa.
—¿A dónde vas hija? —preguntó su madre.
—Eh... hoy me reuniré con un compañero de clases —respondió, omitiendo detalles de quien se trataba en verdad. Temía que a ella no le agradara la idea.
—¿Compañero? ¿Un muchacho distinto al de ayer? —consultó con suspicacia.

La rubia enrojeció de solo recordar el interrogatorio del día anterior y ahora más encima saldría con Seiya. ¿En qué momento había comenzado a salir con chicos? Ni ella misma se había dado cuenta del giro tan repentino que había dado su vida.

—No... no es el mismo. Pero, no te preocupes. Volveré temprano.
—Y, ¿a quién le pediste permiso para ir?
—¡Mamá! Por favor, ya tengo 16...
—Y sigues siendo menor de edad, Usagi.
—No me hagas esto. Tengo que salir, por favor.

Continuó sus ruegos hasta que su teléfono comenzó a sonar. Su mamá le hizo una seña para que respondiera sin problema.

—¡¿Como te fue ayer?! ¿Por qué no me llamaste? Hoy nos juntaremos en el Crow con Ami, así que tienes que venir a contarnos todo, pero todo lo que viste en la grabación —escuchó los gritos de su amiga al otro lado del aparato.
—Hola Makoto. ¿Cómo estás? Nos vemos en el Crow, entonces. Gracias por avisarme —dijo con voz fuerte para que su mamá escuchara. Sabía que su compañera no entendería nada, pero más tarde le explicaría todo, así es que le colgó dejándola con muchas dudas.
—¿Makoto también irá?
—Sí. ¿Acaso creías que iba sola? —preguntó. Tenía claro que le estaba mintiendo a su mamá, pero si era necesario para reunirse con Seiya y solucionar sus dudas, lo haría otra vez.
—Está bien, ve, pero no llegues tarde.

Dio un salto de alegría. Tenía el permiso, así es que confirmó con el cantante el lugar de reunión, escribiéndole un mensaje de texto.

El día domingo era fantástico. Muchas familias estaban en las calles apreciando el florecer de los cerezos, caminando felices. Y ella sentía que flotaba en cada paso. ¡Seiya le daría todo el día domingo! Nunca, ni en sus mejores sueños imaginó algo así y, disfrutaría aquel día sin ilusionarse ni exigir nada, sólo estaría a su lado como una verdadera fan.

A lo lejos pudo ver a Seiya de pie, con gorra y anteojos de camuflaje, esperándola fuera del Crow. Su corazón latió emocionado, sabiéndose especial para aquel popular chico. Cualquier otro la habría mandado a buscar por medio de algún asistente o ni siquiera se hubiera tomado la molestia de dar explicaciones.

—Bombón —la saludó a distancia al reconocerla.
—Seiya, ¿estás aquí hace mucho tiempo? —preguntó en cuanto llegó a su lado.
—No hace mucho. Pero, no te preocupes por nada, porque hoy haremos todo lo que quieras, Bombón —dijo decidido.
—No era necesario, pero gracias por venir.
—¿Entramos?

El joven abrió la puerta para dejarla pasar y ella buscó con la mirada a sus amigas. Las encontró en el asiento preferido de Makoto, y en cuanto se vieron, se saludaron a la distancia con un movimiento de sus manos.

—Usagi, que bueno verte —dijo la chica de cabello azul. Aunque asistían al mismo colegio, ella estaba tan ocupada en sus estudios que sólo se veían algunas veces.
—Ami —la saludó, dándole un abrazo cariñoso.

¿Quién es mi amor verdadero?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora