—¿Y ustedes, de dónde se conocen?
Esa pregunta de Allison, tiene dos respuestas que bien podrían ser una sola.
La primera respuesta me pertenece; conozco a Gafas rojas desde una corazonada en la Librería Corazonada. Además, le hablé en Darcy's, el viernes pasado, luego de que su corazón fue roto.
La segunda respuesta, es simplemente él.
«Steve»
Su nombre ya desata una melodía en mi mente; una que no me gustaría se detenga.
—Digan algo —pide Allison, quizá confundida.
Steve habla, sus palabras están marcadas con esa característica voz melosa.
—Conozco al chico de la chaqueta roja.
Él sigue notando mi chaqueta, que por supuesto ahora luce mejor con los distintivos.
—¿Y de dónde lo conoces? —le pregunta Allison.
—Lo vi en Darcy's… Por un momento perdí mis gafas, él las encontró.
Steve me dedica una sonrisa torcida.
—Y hasta te puse esas gafas rojas —le sonrío de vuelta.
—Cómo olvidarlo, me las devolviste acompañadas de un cumplido.
—Uno muy cierto —ratifico.
—Esperen chicos —nos mira la rubia—. ¿De qué me perdí?
—No de mucho, solamente de un chico con chaqueta roja —reitera Steve con buen sentido del humor.
—¿Es sarcasmo verdad? —lo desafío destilando solo un poco de mi encanto.
—Quizá —me responde—. Uno pasajero, apenas si te conozco.
—Ya entendí, quieren conocerse, los dejo para que lo hagan —dice Allison retrocediendo unos pasos, de manera un tanto graciosa.
Ella es cómplice del momento; nos deja solos en esta reducida biblioteca, en la que en realidad no estamos solos, pero en palabras e intenciones lo estamos, así lo pienso.
Steve me tiende su mano, yo le tiendo la mía, ambas encuentran dificultades para entrelazarse, quizá por la repentina tensión que se cuela en el aire.
—Soy Steve Pratson —se presenta, esta vez agregando su apellido—. ¿Y tú eres?
—Yo soy Ryder Owen, qué gusto conocerte.
—Buenas tardes, Ryder.
—Buenas tardes, Gafas rojas… Quiero decir, Steve —le contesto con cierta timidez y aparto la mirada.
Observo todo en el lugar, los estantes metálicos repletos de libros, las computadoras, y la mesa rectangular más cercana a la puerta.
—¿Y qué hace Ryder Owen en un club de lectura? —pregunta Steve en tono desafiante. Es como si sospechase que estas cuatro paredes, no son un sitio en el que yo acostumbraría estar.
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Amor de Quarterback
Teen FictionRyder Owen podría ser el sueño de muchos, pero ni siquiera es la realidad de pocos. Y no es porque el chico carezca de encanto, sino porque a su puerta no ha llamado el amor. Es como si el destino, no se viese seducido por esos ojos azules que irrad...