7:14 a.m.
Se supone que Steve y yo deberíamos estar en la secundaria, ambos en clase de biología, pero en diferentes salones.
Esta mañana no será la norma, porque faltar a la escuela es el resultado de una decisión que tomamos ayer, luego de nuestro intercambio de saliva que se extendió por media hora, cuando llegamos a casa.
En fin, hoy tenemos planes de recorrer la ciudad, aunque por ahora solo iniciemos el día con una taza de café, y abrazados en este sofá con manchas de tinta decorativas.
—¿A dónde iremos primero? —pregunta Steve, aferrándose a mí aún más.
Tener cerca al chico que me gusta, es perfecto para descubrir lo mucho que puedo sonreír en tan solo pocos segundos; diría que es casi un récord.
—No lo sé, ¿A dónde prefieres ir, Steve?
—No iremos a la secundaria, es un hecho. —Se ríe, y lleva hasta su cara la cobija que nos cubre en esta fría mañana.
—Pero qué irresponsables somos. —Apoyo mi cabeza sobre un cojín y suelto un suspiro.
—¡Bah! —le resta importancia a mi comentario—. Por un día no pasa nada.
—Pero mi madre se molestará —replico—, eso también es un hecho.
Steve se encarga de alejar mis preocupaciones, con cosquillas.
—Me encanta cuando amaneces de buen humor —le digo.
—¿Y cuando no es así? —me cuestiona.
—Eso es lo mejor de todo —afirmo encantado—. Aun cuando no es así, me gustas, Gafas rojas.
—Ryder, no sé si solo lo dices para quedar bien conmigo, o porque de verdad lo sientes así.
—Un poco de ambas, debo admitirlo.
—Lo que es natural —agrega—; hace casi un mes que nos conocimos.
—Un mes, Gafas rojas.
—Alto ahí, Quarterback, no somos novios.
—Lo sé. —Desordeno su cabello—. Solo bromeo.
—Apenas ayer te di tu primer beso, ve con calma.
—Prometo ir con calma. —Suelto una carcajada—. Aunque no me hago responsable por todos esos besos que pueda darte durante el proceso.
—No te hagas responsable. —Hace una pausa para dar un sorbo a su café—. Pierde el control con besos, yo encantado.
—Pero mira qué sorpresa. —Me cruzo de brazos—. El nerd resultó ser muy directo.
—Lo soy, en especial con todo aquello que me encanta —me escudriña con la mirada.
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Amor de Quarterback
Teen FictionRyder Owen podría ser el sueño de muchos, pero ni siquiera es la realidad de pocos. Y no es porque el chico carezca de encanto, sino porque a su puerta no ha llamado el amor. Es como si el destino, no se viese seducido por esos ojos azules que irrad...