Tristan Brown, heterosexual…
Todavía me cuesta creerlo.—Tristan, mírame —pido con voz firme—. Dime que esta es otra de tus ocurrencias.
—No lo es.
—Espera... ¡Ya entiendo! —exclamo sonriente—. Es un truco para conquistarme, ¿verdad? Finges ser hetero para hacerme creer que no puedo tenerte, y así es como me doy cuenta de lo mucho que podrías gustarme.
—¡No es un truco! —me grita tan fuerte que salto asustado.
—¿Pero qué hay de los cumplidos, y de las palmadas en el trasero después del entrenamiento? ¿Y en dónde quedo esa promesa de tener nuestro primer beso?
—No te daría ese beso, porque no me atraen los chicos, lo siento.
Agitado, así me levanto de la banca.
—¡Personas con cámaras! ¡Sé que están ahí! ¡Ya pueden salir! —grito en medio del parque, la gente que pasa me mira con extrañeza.
—Ryder, esto no es una broma, y con tu actitud me ofendes.
—Discúlpame Tristan, esa no es mi intención —tomo asiento de nuevo, y cabizbajo trato de entender a mi amigo.
—Escucha, sé que no es fácil, no durante esta primera cita —se desborda en llanto—. Y será la última que pueda ofrecer, perdóname.
Lo abrazo.
—¿Alguien más lo sabe? —inquiero—. No sé... ¿Allison? ¿Los chicos del equipo?
—Ninguno, solo tú lo sabes.
—Estoy aquí —lo abrazo con más fuerza.
—¿Dejarás de ser mi amigo?
—No Tristan, sólo debo asimilar esto —tomo aire—. Yo siempre te vi como un chico gay… y ahora, en mi primera cita, dices ser heterosexual.
—Qué suerte la tuya amigo —ríe entre lágrimas—. Otro golpe bajo.
—Eso creo —río con él, sin dejar de abrazarlo.
—Ryder, no pienses que te mandé a la friendzone.
—Entiendo —suspiro—. No estás a mi alcance, pero está bien, tengo tu amistad.
—Te lo agradezco.
—Oye... ¿Y desde cuándo te gustan las chicas? —pregunto curioso.
—Vaya —resopla—. Pues desde que tengo memoria.
—¿Y cómo te diste cuenta que eres heterosexual?
—Lo confirmé mirando a las porristas —explica.
—Entonces, al verlas de seguro te sientes como cuando yo miro chicos en ropa interior —comento.
—Supongo que sí. Es atracción, algo natural.
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Amor de Quarterback
Teen FictionRyder Owen podría ser el sueño de muchos, pero ni siquiera es la realidad de pocos. Y no es porque el chico carezca de encanto, sino porque a su puerta no ha llamado el amor. Es como si el destino, no se viese seducido por esos ojos azules que irrad...