C24: En bandeja de plata.

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Las piernas de Addison temblaban con el simple hecho de pensar que saldría con Erick y que ese mismo día le contaría todo acerca de su pasado, simplemente era algo que la estaba volviendo loca

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Las piernas de Addison temblaban con el simple hecho de pensar que saldría con Erick y que ese mismo día le contaría todo acerca de su pasado, simplemente era algo que la estaba volviendo loca. Sintió que unas manos rodearon su cintura al mismo tiempo que podía sentir el calor del aliento de su novio en su cuello.

Eres... Ese reflejo que quiero mirar —Murmuró en el oído de Addison antes de besar el cuello de la chica— De ti yo quiero saber, no hay más tiempo que perder. Tienes el fuego que me castiga, mi ser te anhela, nunca te olvida...

— ¡Erick! —Rió— Eres tan dulce, te amo por eso —Musitó con una sonrisa plantada en su rostro.

—También te amo, princesa —Dijo él— ¿Lista para la sorpresa que te tengo para celebrar lo de la guerra de bandas?

— ¿Si el algo para celebrar la guerra de bandas, por qué los demás no van con nosotros? —Preguntó mientras reía.

Erick besó la mejilla de la chica haciendo que sus mejillas automáticamente se tiñeran de rojo— Bien, tal vez usé eso como un pretexto pero vale la pena ¿No? —Inquirió— ¿Preparada?

—Siempre estoy preparada —Alardeó Addison sin hacer contacto visual con su novio.

Erick amaba la seguridad que Addison portaba ante todo, la amaba demasiado y no encontraba las palabras adecuadas para describir la cantidad de sentimientos que esa chica le hacía sentir en un instante. Sonrió y entrelazó su mano con la de ella para luego mirarla fijamente. 

— ¿Entonces qué esperamos? —Inquirió Erick son una sonrisa.

Addison sonrió de igual manera sin hacer contacto visual con su novio, salieron de allí para luego caminar durante unos veinte o treinta minutos. El lugar era lejos pero valía la pena caminar sobre vidrios rotos para vivir lo que sucedería después.

Los dos jóvenes entraron a una pequeña cueva, para suerte de Erick Addison era ciega y no era necesario cubrirle los ojos para que no viera, lo malo es que jamás podría ver la sorpresa que su novio le había preparado. El calor de una cálida fogata los abrazaba, sin duda era un lindo lugar.

Sin embargo, el frío de la noche sobrepasaba esa simple y pequeña fogata haciendo que la piel de Addison se erizara de inmediato cubriéndose sus brazos con la palma de sus manos— ¿Tienes frío, Addi? —Preguntó Erick mirándola fijamente.

—Un poco, sí —Musitó.

— ¡Pues yo me vine preparado! —Dijo sacando de su mochila un suéter grueso y grande color azul— Es un suéter, te dará un poco más de calor.

Addison tocó la tela del suéter y luego de unos segundos se lo puso, se veía tan linda que Erick no podía despegar su mirada de ella ¡Era hermosa! Y lo mejor de todo, es que sólo era de él.

Se acostaron boca arriba uno al lado del otro para que pudieran observar -al menos Erick- las estrellas, Addison respiró profundo dejando que sus pulmones se llenaran de aire fresco que soltó en un segundo.

LA NIÑA DE MIS OJOS| ERICK BRIAN COLÓN| CNCO. [PAUSADA]Where stories live. Discover now