16. "You Can't Do That"

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Tenía un nudo en mi garganta cada vez que nos acercábamos más a Hamburgo. Y es que temía que algo malo pudiese pasar, es decir... que se enteren de las cartas que me ha mandado Lennon, pero creo que tenía más miedo que, al ver a Paul ya no sintiera lo mismo.

No les habíamos avisado que iríamos a Hamburgo, queríamos sorprenderlos, aunque temía que ellos nos sorprendieran a nosotras.

Llegamos muy temprano a Hamburgo y decidimos primero ir a buscar un hostal en dónde pudiéramos alojarnos y luego pasearíamos por la ciudad más que nada para encontrar a los chicos y sorprenderlos antes.

Mi corazón se llenó de emoción al tan sólo pensar que lo volvería a ver a ese canalla tan dulce... Quiero decir, a mí ojiverde tan guapo e inigualable Paul.

Paseamos un rato y Cyn me platicaba todo lo que ha hecho Lennon por ella (que no es mucho la verdad) y yo intentaba poner atención pero cada vez que decía su nombre me acordaba cuando me cargó en la casa de George o cuando éramos niños y me defendía de las niñas que me molestaban, cuando leíamos juntos "Alicia en el país de las maravillas". Pero no.

"Esto está mal, muy mal" –Me repetía en la cabeza intentando no pensar en él de esa manera.

-¿Sadie? –La voz de Cynthia me sacó de mis pensamientos

-¿Qué pasó? –Pregunté alarmada de que se hubiera dado cuenta en qué pensaba

-Te pregunté qué cosas han hecho Paul y tu cuando cumplen meses, años, en San Valentín.

-Ah Paul... eso... Pues, nos regalamos cosas como peluches, chocolates, vamos al cine, a pasear por el parque, me ha compuesto canciones, unas muy bonitas y conmovedoras he de agregar y... creo que eso es todo.

Me miró de una manera tan extraña que por un momento sentí que ya lo sabía todo, las cartas, mis pensamientos, el beso que le di, mis sueños, todo. Y un escalofrío tremendo recorrió mi espalda.

-¿Qué pasa? –Pregunté un tanto nerviosa

-¿Por qué lo dices? –Fingió demencia

-Porque me miras tan extraño

-Lo siento –Rió avergonzada- es sólo que... no sé, dijiste todas esas cosas tan bonitas que has pasado con Paul pero...

-¿Pero?

-¿Prometes no enfadarte conmigo si te digo esto?

-Sabes que nunca me enojaría contigo Cynthia

-Bien... -Tomó aire y lo exhaló intentando relajar su cuerpo un poco- Describiste todas aquellas bellas acciones que Paul ha hecho por ti, pero lo dijiste como si... fuera cualquier cosa.

-Ya veo... -Dije a punto de ventilarme- no es que me parezca como cualquier cosa es sólo que... -No sabía qué excusa decirle- No lo sé, no me gusta hablar mucho de lo que hacemos, es decir... desde que comenzamos a salir, Maddison y las chicas siempre me peguntaban cada detalle de nuestras salidas que creo que contarlo ya se me hizo una costumbre.

-Ya veo... -Dijo tan amable como siempre pero no convencida de lo que le decía.- Yo creo que es aceptable eso.

-Sí, pero la verdad es que lo amo en serio y...

Disculpe señorita –Interrumpió una voz que la reconocí de inmediato y me quedé helada. Miré a Cynthia y sus labios dibujaban una sonrisa de oreja a oreja llena de emoción- ¿me daría su hora por favor?

-Paul... -Dije casi sin aire y volteé a verlo directamente a sus hermosos ojos verdes- Por Dios.... ¡Paul! No creí que...

Y sin que me dejara terminar me tomó de la cintura, me abrazó y agachó su cabeza para darme un beso. En verdad extrañaba sentir el roce de sus labios con los míos, sentir la humedad, el calor de sus brazos.

«The Quarry Girl»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora