No pude pronunciar una sola palabra en el resto del trayecto. Aunque Paul me decía que me tranquilizara, simplemente no podía.
Mi llanto disminuyó después unos minutos, pero no podía separarme de Paul, estaba aferrada a él y, él por su parte, tampoco me negó sus brazos y así estuvimos: él consolandome y yo sin poder soltarlo hasta que llegamos a Liverpool.
El tiempo que pasó se hizo cada vez más denso y difícil de digerir, cada paso, cada respiración cada vez se hacían más complicados, no quería, no podía ir al hospital en donde mi mejor amiga moriría.
No pude soltar el brazo de McCartney desde que salimos hasta que el taxi se estaba estacionando en el hospital.
En cuanto salimos, pude soltar su brazo y comencé a correr hasta que un hombre de seguridad me detuvo para preguntar mi nombre.
-Sadie... Sadie Allister.
-Acompáñeme señorita -me ordenó- el señor Lennon la está esperando.
El guardia me escoltó por las escaleras de emergencia. Subimos unos dos pisos hasta que por fin se detuvo y abrió una puerta y me indicó que podía salir.
No pude esperar un segundo más y corrí hasta que vi a John y me detuve en seco.
-¿Dónde está? -le dije tomándolo de los hombros, pero no respondió- ¡Maldita sea, John!, ¡¿En dónde está ella?!
Ni siquiera tuvo la fuerza de mirarme a los ojos.
-John... -tomé su rostro agachado- mírame por favor.
Mi mano subió lentamente su rostro y me miró. En su rostro yacían lágrimas que caían como la lluvia que avisa la desgracia del corazón. Entonces lo supe. Había llegado demasiado tarde.
-Llegué tarde... -Dije y comencé a llorar junto con él.
En ese momento, nuestros brazos nos rodearon y nos aferramos con fuerza.
Entre sus brazos pude saber que no era la única razón que existía en el momento que habíamos creado, sentí en mi interior que lloraba no sólo por ella, sino que también porque se sintió culpable de lo que habíamos hecho en el pasado, de no haberle dicho te amo lo suficiente. Sentí todos los abrazos que no le dio ni a Cynthia ni a Julia, ni a mi.
Sentí todas sus palabras y las mías, sentí su nudo en la garganta que lo estaba ahogando internamente y que a mí también me ahogaba
Escuchaba en sus lamentos aquellas palabras intentando salir, escuchaba todas las palabras que nunca nos dijimos, todo lo que sentíamos.
Mis piernas ya no pudieron aguantar y caí de rodillas y él me siguió. Y ahí estábamos, llenos de sufrimiento, de palabras inmersos en nuestra propia miseria que siempre habíamos compartido. Cada momento que vivimos, los vivimos uno a lado del otro y hoy, hoy no era la excepción.
Ambos habíamos perdido algo ese día, y ambos lo sentíamos de igual manera.
-¡Nunca...! ¡Nunca me dejes! -de repente él me suplicó.
-No... nunca... nunca te... dejaré.
Estuvimos un rato más en el suelo hasta que nuestras lágrimas poco a poco comenzaron a sesar. Paul entró entonces a dónde estábamos.
-¿Están bien? -preguntó tontamente.
-No... -le dije intentando retomar el aliento- Nada bien.
Me separé de John y lo miré. Su estúpido cabello había cambiado y no me había percatado. Tomé la manga de mi blusa y comencé a secar sus lágrimas que aún se escapaban de sus ojos color hazel, sus tontos ojos color hazel que no veía hacía tanto.
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«The Quarry Girl»
Fanfiction-Aléjate Lennon -Jamás -¿No entiendes que te odio? -Y porque lo entiendo, es porque te amo -Winston, eres un vil Idiota -Y tu eres mi baby Holly Esta es la historia de Sadie y John Lennon en donde un simple juego terminó por unirlos.