Leah.
— Hoy en día está muy infravalorado, pero saber controlar nuestra respiración es una cosa muy importante, Leah. — me dice la psicóloga mirándome a los ojos—. Te sonará loco, pero nuestra mente es una herramienta muy poderosa. Puede hacernos volver completamente locos. ¿No te parece fascinante, eso? Saber controlarla y saber identificar cuando estás bien es algo muy importante para una persona como tú.
— ¿Persona como yo...? ¿A qué te refieres con eso? Hablas como si yo fuera anormal.
Ella esboza una pequeña sonrisa.
— No lo eres, Leah. Por supuesto que no. Todo el mundo va a tener a lo largo de su vida alguna etapa de depresión o ansiedad. En todas las historias hay partes más oscuras. Pero la sociedad de hoy en día no nos enseña eso. Nos enseña que tener ansiedad, o depresión es algo extraño, que solo un tipo de personas las sufren. Y no es así para nada. La ansiedad, la depresión, la bulimia, la anorexia... Son enfermedades muy serias, Leah.
— ¿Y con esto qué quieres decir exactamente? — pregunto.
— Llevas hablando conmigo desde hace más de dos años, Leah. Y has progresado mucho, de verdad. Pero voy a decirte una cosa: necesitas quererte más a ti misma. Te sonará raro, pero es cierto. Muchas cosas de las que me cuentas son porque no confías en ti misma, o no te sientes bien contigo misma.
Me quedo callada, porque sé que tiene razón. Nunca he sido una persona con mucha confianza en mí misma. De hecho, hay más cosas de mí que odio que amo.
— Me has contado lo de este chico, Josh. Que te atrae mucho, y te gusta su manera de ser, ¿no es así? — asiento, tiene razón— También me has contado sobre tu amistad con Hayley y que a veces te sientes mal por no poder ayudar a la gente que tienes a tu alrededor—. Leah, cariño. —pone su mano sobre la mía— No puedes arreglar a alguien sin arreglarte primero a ti misma.
Saco mi mano de debajo de la suya rápidamente.
— Si puedo.
— No. —niega con la cabeza. — No puedes. Crees que sí, pero no es así. Imagínate que eres una doctora. ¿Crees que podrás curar a alguno de tus pacientes si tú estás enferma? Es un ejemplo muy estúpido, pero eso es exactamente lo que quiero decir. Antepones las necesidades de otras personas a las tuyas, pero debes entender que no puedes ayudar a la gente si tú estás rota, Leah. ¿Lo entiendes?
—Lo entiendo. — murmuro, con la voz bajita y los ojos medio aguados.
(...)
— En conclusión, mi cita con Josh Hill ha sido un total desastre. Pero de los grandes eh. Creo que acaba de pasar todos mis récords.
Cada vez que alguien habla de Josh, esa sensación se pone en mi pecho. Y lo odio. Lo odio mucho, porque no sé qué se supone que quiere decir. Cuando hablo con él me tiemblan las manos, y cada vez que sonríe siento algo en mi barriga. Desde siempre he pensado que Josh es una persona increíble, porque de vez en cuando leo algunas entrevistas suyas, pero lo que pasó en la gala hace que aún lo crea más. Y si además le sumamos lo que pasó en la fiesta, hace que no deje de pensar en él.
— Aunque la verdad es que Josh me ha caído muy bien. —Hayley sigue hablando—. Así que he pensado que si quedamos podemos invitarle. — es entonces cuando vuelvo a la realidad. Sí, estaba escuchando a mi amiga, pero digamos que tampoco le estaba prestando mucha atención. Solo ando por los pasillos mientras la escucho.
—¿Qué? — pregunto medio confundida.
— Sí, claro. — dice ella. — Si te parece bien, por supuesto. Creo que Josh es una persona con un corazón enorme, y no sé. Pero solo si te parece bien, eh.
—Claro. No me importa.
—De acuerdo. — Hayley se acerca a mí y me da un abrazo—. Te veo luego entonces.
Sigo andando por los pasillos. Aún hay gente murmurando sobre lo qué pasó entre Josh y yo en la fiesta, pero poca. Espero que Hayley no se haya enterado, la verdad. Porque ni yo aún acabo de asimilarlo.
Entro en la clase de literatura, y me siento en mi sitio usual de siempre, en la última fila. Esta clase me apasiona. Solo es que odio estar en primera fila. Sé que, aunque no es así, siento todas las miradas de las personas en mi hombro. Siento que cada movimiento que hago es observado por todos los de la clase. En cambio, a última fila, me siento mucho mejor.
Veo cómo Josh entra justo después de que entre la profesora. Me mira durante unos segundos, y sonríe. No sé porque lo hace exactamente, pero me sonríe. Y eso hace que las chicas de la primera fila se giren y me miren. Siguen observándonos aun cuando Josh se acerca a mí, y se sienta a mi lado, sin decir nada.
— No sabía que ahora te sentabas en la última fila. — le digo, cuando la profesora se gira—. Siempre estabas en primera fila.
Él está mirando la pizarra, con una sonrisa en su cara. No está tomando apuntes como hace normalmente.
— Ya lo sé. Pero ¿sabes qué, Leah? Estos días he estado pensando mucho. Sobre mil cosas. Me he dado cuenta que antes no era feliz. No era yo mismo. La presión que tenía por parte de mis padres me impedía hacer lo que quisiera. Debía ir a entrenos, sonreír en las galas, y estudiar. No quiero eso más. Joder, quiero ser un estudiante de diecisiete años, ir a fiestas los fines de semana, tener amigos con los que estar en el recreo en vez de la biblioteca, y no pasarme horas haciendo ejercicio. Quiero hacer lo que me gusta.
Voy a decir algo, cualquier cosa, pero la profesora se adelante.
— Josh, Leah. Dado que os interesa más vuestra conversación que la clase, os sugiero que salgáis fuera.
Nos miramos, y recogemos nuestras cosas. Ni siquiera protestamos, solo salimos de la clase bajo las atentas miradas y murmullos de nuestros compañeros.
— Mi madre me va a matar por esto. —dice Josh.
— Pero como tú has dicho, quieres ser una nueva persona, así que Josh Hill, ¿qué quieres hacer ahora? Nos han echado de clase por primera vez en nuestras vidas, y los rumores van a crecer.
Josh me recorre con su mirada de arriba abajo, y luego me sonríe.
— Quiero salir de aquí, ir a cualquier sitio. Tomar algo fuera. Un café
Asiento. Nos miramos, y sin decir nada, Josh empieza a correr, estallando a carcajadas. Yo al principio me quedo perpleja, pero luego le sigo, también riendo. Salimos del instituto estallando a carcajadas y pienso que pasar tiempo con Josh es mucho mejor de lo que pensaba.
De hecho, me está gustando.
(...)
¡Espero que os guste! Perdón si hay algún error, no he tenido tiempo ❤️
ESTÁS LEYENDO
JOSH & LEAH [SIN EDITAR]
Teen FictionJosh es el hijo de uno de uno de los empresarios más famosos del mundo. Su madre es abogada. Él debe ser el mejor en todo. El mejor jugador de futbol, el mejor estudiante, el mejor hijo y la mejor persona. Debe sonreír incluso cuando no quiere y hac...