[TRECE.]

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Leah.

Oh

Dios

Mio.

Nos estamos besando. Tengo los jodidos labios de Josh junto los míos.

Mi respiración se acelera. Ya va más rápida cuando él me sonríe, así que supongo que ahora debe ir al ritmo de la luz. Estoy muy nerviosa, aunque trato de disimularlo lo mejor posible.

Josh se aleja sus labios de los míos, no antes de dejar un beso casto sobre ellos.

— Eres preciosa, Leah. No lo dudes nunca.

Sonrío como una niña de tres años. No puedo evitarlo. Nunca me he sentido así. Y de hecho no sé exactamente qué siento.

— Tú también, Josh. — nos alejamos y coloco mi mano encima de la suya—. Y si alguna vez necesitas hablar de algo, solo dímelo. Estoy aquí para ti.

Asiente, sonriendo. Se separa de mí y se sienta a mi lado, rodilla con rodilla. Siento como apoya su cabeza en mi hombro y sonríe.

— De hecho, sí. Hay algo que quería explicarte. Tengo ansiedad desde hace más de dos años. Al principio no sabía por qué era, pero luego lo entendí todo: la presión a la que estaba sometido, todas las cosas que no quería hacer... Nunca me ha gustado el ejercicio y aun así soy el capitán del equipo. Odio los estudios, pero tengo las notas más altas de la clase. No me gusta ser observado por gente desconocida y voy a las galas, ¿y todo eso por qué? Por mi madre. Por mi familia. Cuando te conocí a ti, me di cuenta de que casi nada de lo que hacía me gustaba. Así que desde que te conocí, he ido dejando todas las cosas que no me gusta hacer. No me paso todas las noches estudiando, no pienso ir a más galas, y pienso dejar el equipo de fútbol pronto. Y hay otra cosa más. A mí siempre me ha encantado cantar. No hay anda que me apasione. Por eso me he decidido a empezar a subir covers en Youtube.

Me sonríe.

— ¿Y por qué me cuentas esto, Josh?

—Porque quería que supieras que no eres la única. Y que sé que eres la chica que me encontré en el pasillo ese día.

Espera, ¿qué?

Me quedo unos segundos pensando en lo que ha dicho. Y entonces lo recuerdo. La primera vez que nos conocimos. Yo estaba llorando, y salí corriendo porque era incapaz de aceptar la realidad. No quería hablar con nadie. De hecho, creo que ese ha sido mi problema: que nunca he querido hablar con la gente.

— Si quieres, podemos ir a tomar ese helado de chocolate. — esconde un mechón de cabello detrás de mi oreja.

Sonrío como una idiota. No sé qué es esta sensación que tengo con él, pero me encanta. Me encanta y me aterra.

— Genial. Yo invito.

Josh sonríe.

(...)

— ¿Has pensado alguna vez en contarle a alguien? — le pregunto moviendo la cuchara de café. Josh me mira encogiéndose de hombros.

— La verdad es que no. A nadie más que a ti. Nunca he tenido la suficiente confianza con alguien para hablar de esto. Y mi madre si supiera esto me prohibiría todo. Mi padre ya no tengo ni idea.

Frunzo el ceño. ¿Entonces qué va a hacer? No puede ocultar esto para siempre.

— No puedes ocultar eso para siempre, Josh. Si la música es aquello que te apasiona, ¿por qué deberías ignorarlo?

— Tal vez no soy lo suficientemente bueno. — se encoge de hombros. —, No sé. Siempre me ha gustado cantar, pero nunca lo he hecho delante de nadie.

Pongo mi mano encima de la suya, intentando tranquilizarle.

— ¿Te cuento una cosa? Yo escribo desde que tenía memoria. No sé en qué momento empecé a llenar todas las páginas de las libretas que tengo. Supongo que como dice Leslie, es mi manera de sacarlo todo fuera. Nunca le he enseñado a nadie sobre mis escritos. Por miedo a que no sean buenos.

Veo cómo aprietan los labios.

— Y te entiendo. De verdad que sí. pero créeme que eres lo suficientemente bueno. Lo eres.

Josh acaricia la palma de la mano a ti misma.

— ¿Y eso también te lo aplicas a ti misma? Porque creo que estamos en la misma situación. A los dos nos apasiona algo, pero nos aterra compartirlo por el miedo a lo que digan los demás.

— A veces. — sonrío—. A veces simplemente me cierro en mí misma y sigo escribiendo.

— ¿Algún día me dejarás leer algo tuyo?

Me encojo de hombros.

— Supongo.

(...)

Hayley ha invitado a Josh a ver una película. Y la verdad es que no sé qué va a pasar. Creo que entre nosotros estamos bien, al menos por mi parte.

Veo cómo él, me mira de reojo antes de dejar la caja de pizza en la mesa.

— ¿Enserio que puedo sacarme los zapatos? ¿Así, tal cual? ¿No te importa si me huelen los pies? Ni en mi casa me dejan hacer eso.

— Dentro de cinco minutos verás porque nos da igual si te huelen los pies. — le sonrío desde el sofá. El me devuelve la sonrisa, supongo que ya sabe a qué me refiero.

No sé de qué va la película. Nada de ella. Solo soy consciente que Josh está a mi lado, y que en la mitad de la película siento como su mano se entrelaza con la mía por debajo de la manta. Hayley es incapaz de verlo, por supuesto. Pero creo que sí se ha dado cuenta de todas las miradas que nos hemos hecho durante la película. Porque han sido muchas.

Cuando acaba la película, Josh se despide de mí con un pequeño abrazo y yo, como siempre, no sé cómo reaccionar. Tardo demasiado en responderle el abrazo y creo que llega a ser incómodo.

— A mí no me engañas. — dice Hayley sentándose justo delante mío—. A ti te gusta Josh Hill.

Nunca se me ha dado bien mentir. Lo admito.

— Que a mí me gusta Josh Hill, dice. —murmuro para mí misma—. No, Hayley, no me gusta él.

— ¿Entonces a qué venían esas risitas en la mitad de la película?

— Solo nos estábamos riendo, nada más. — me mira fijamente durante unos segundos. Sé que no cuela. Sé que no se lo traga, porque soy una mentirosa horrible y es imposible negar que me gusta.

O al menos eso creo.

(...)

Estoy poniendo los cubiertos en la mesa cuando Leslie viene con una sonrisa y la sopa. Le sonrío de vuelta. Lleva la bata gris de estar por casa, y el pelo recogido en un moño. Ella siempre tiene una sonrisa en la cara, pero hoy se ve más alegre. Yo también.

— Hoy has tenido un buen día, ¿verdad?

— Ajá. — le sonrío.

— Se nota. Es como si desprendieses felicidad. Me alegra mucho oír eso. De verdad que creo que eres una de las personas que más se lo merecen. Así que dime. —me mira con sus ojos castaños— ¿Quién es esa persona que te hace sonreír?

Sonrío como una idiota antes de empezar a hablar.

JOSH & LEAH [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora