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Tomás

Le pedí a la Rocío que habláramos sobre lo que paso en la tarde. En la junta no paraba de mirarla y ver como el Francisco quería una huea con ella, me enojó caleta.

Cuando llegamos a mi pieza le pasé un poleron y un short para que se abrigara porque igual hacía frío.

— ¡Cállate sapa culia ! —le gritó la Rocío a la Luna asomándose por la puerta.

Me reí.

Cuando entró cerré la puerta y nos sentamos en mi cama.

—¿Es verdad lo que dijo el Benjamín en la tarde? —le pregunté de una.

Quería saber si era verdad o no.

De inmediato sus mejillas se ruborizaron. —Sí.

Confeso y automáticamente algunas lágrimas empezaron a caer por sus mejillas.

Se las limpié.

—¿Por qué llorai?

—Es que no quiero que te alejís de mi. —me miró con lágrimas en los ojos y sentí una espina atravesarse en mi pecho. —Sé que no puedes sentir lo mismo, pero quedemos como amigos sin algún tipo de ambiente tenso e incómodo.

¿Sientes algo por ella?

No sé.

Quiero conocerla, quiero ser parte de su vida. Aunque ya lo soy en verdad, pero quiero ser parte de otra manera, de una manera mas presente.

—Eso no pasará. —le dije tranquilizándola. —Es más, comencemos de cero.

Levantó la mirada levemente y sus ojos se clavaron en los míos. Sus labios y sus ojos hacían que no dejara de mirarla, así qué, me  acerqué más a ella y bajé la mirada a sus labios.

Me dió un beso.

Me ganó po'.

La puerta se abrió de golpe, dejando ver a la Luna con el Simón detrás de ella.

—Encontra... —se quedó callada apenas vió lo que había pasado. —¡Esa es mi amiga! ¡Por fin mierda, espere tanto por esto!

La Rocío se separó rápido y poco a poco el rubor en sus mejillas se hacía más notorio.

—Cállate un rato Luna culiá. —le dijo la Chio de mala gana, tirándole un cojín. —Mejor dígannos que hacían ustedes po'.

Los dos miraron hacía la izquierda con nerviosismo.

Jajaj Simón culiao.

—Déjate de hablar hueas Rocío. —le dijo mirándola sería. —¿Acaso te fumaste alguna hueá del Tomás o qué onda?

Me reí.

—Ya oh.—les dije y miré al Simón frunciendo el ceño. —Después tú y yo vamos hablar.

Me levantó el dedo de en medio, encogiéndose de hombros.

—Fuimos a comprar...

La Rocío interrumpió a la luna.

—¿Condones?

Nos reímos y la Luna le pegó a la Rocío.

—Culiá bruta. —se sobó el brazo. —Simón controla tu señora.

El Simón se aguantó la risa y la Luna le volvió a pegar, pero más despacio.

—Como decía. —volvió a hablar mirando mal a la Rocío para que no la interrumpiera de nuevo. —Fuimos a comprar y nos encontramos una caja con un perrito adentro.

Destino culiao [Chilensis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora