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Dos meses después.

Luna

Dos meses de amorcito, ay que asco.

Bueno la verdad es que si han sido unos meses bastante buenos, con el Simón estamos "pololeando", pero no es algo así súper oficial.

—¡Hueona po'! —me gritó la Rocío.

Ya estoy totalmente recuperada y ahora iríamos a buscar un lugar para ir de vacaciones.

—¡Ya voy oh!

Salí de mi pieza y vi a mi amiga levantándome el dedo de en medio.

Siempre lo mismo con ésta culiá.

—Te demorai más que la cresta po', nunca podemos llegar a la hora por tu culpa. —me reclamó. —Supongo que traís las llaves.

La otra vez nos quedamos afuera porque a la hueona se le quedaron las llaves y me echó la culpa a mí.

—Hueona esa vez fue tu culpa.

—Bueno, Luna.

Me carga cuando me responde así.

Revisé si tenía las llaves y si estaban, abrí la puerta para salir, pero la Rocío no estaba.

—¡Rocío! —le grité.

—¡Estoy meando!

Puta la hueona siempre va al baño a última hora, mientras tanto yo pensaba en donde se habían metido los chiquillos.

—Volvimos. —hablando de ellos.

El Simón me vio, sonrió y se acercó a mi para darme un beso.

Ternurita.

—¿Adonde andaban? —les pregunté.

El Tomás sacó una caja de donas de la raja al parecer porque no me explico como la estaba escondiendo.

—Mis amores. —dijo la Rocío.

El Tomás sonrió pensando en qué le estaba diciendo a él, pero mi amiga fue a darle un abrazo a la caja de donas.

—Txa amor, pensé que era pa' mí. —le dijo el Tomás.

—Que te voy andar abrazando a vo'. —le respondió ella.

Me reí.

—Rocío culiá tratai mal a mi amorcito. —le dijo el Simón yendo a abrazar al Tomás. —No lo mereces.

—Rocío si...

El Tomás la interrumpió.

—Culiá también.

Nos reímos y la Rocío se puso roja.

—Te cagaron. —le dije.

—Mejor comamos. —nos dijo cambiando el tema.

Abrimos la caja y lo primero que vimos fue un sobre.

—¿Qué es esta hueá? —les pregunté.

—Un sobre po' grandísima ahueoná.

Puta que me quiere ésta sapa culiá.

—Ábranlo. —nos dijo el Tomás.

Miré con confusión al Simón y él solo sonreía.

Abrimos el sobre y nos encontramos con una tarjeta que decía: "Nos vamos a Cancún, chiquillas locas. Esto es un regalo de cumpleaños adelantado, espero les guste"

—¡Nos vamos a Cancún! —exclamó la Rocío tirando el sobre a la mierda, mientras iba a abrazar al Tomás.

—¿Hueón, cuando nos vamos? —le pregunté al Simón, mientras lo llenaba de besitos.

Destino culiao [Chilensis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora