Cinco meses después.
Luna
Estoy en el médico con la Rocío, me había acompañado al control porque...Bueno como sabrán terminé con el mata abuelas y pa' variar el Simón no sé donde está.
Efectivamente parece que las palabras se las llevó el viento.
—¿Me vai a decir la sorpresa? —le pregunté.
Asintió y sacó algo de su mochila.
—Mira.
Me mostró un papel impreso con una carta de aceptación de una universidad en España.
—¡¿Me estai conchetumadriando?!. —me levanté gritando como loca.
—Ay. —me dijo riendo. —Que vergüenza.
Nos reímos.
—¿Cuándo me pensabai decir? —le pregunté cuestionándola.
Mis emociones cambian de un momento a otro, es algo que no puedo controlar.
—Tenía que estar cien por ciento segura de que me habían aceptado. —me dijo sonriendo alegremente. —Me iré a estudiar a España hueona.
Le hice un corazón con las manos.
Desde chicas nuestro sueño fue irnos a estudiar afuera del país y mi amiga lo logró, por lo tanto, yo también lo hice porque somos una sola después de todo.
—No sabes lo orgullosa que estoy por este logro amiga. —le dije tomándola de las manos con emoción. —Te lo mereces y sé que te irá la raja, aunque nosotros te extrañaremos mucho.
Se le llenaron los ojos de lágrimas al igual que a mí.
—¡Luna Irarrabazabal box 24! —me llamaron.
Mi amiga me tomó del brazo para ayudarme y nos fuimos adonde me estaba esperando el doctor.
—Hola, ¿Cómo están? —nos preguntó apenas entramos.
Sonreí.
—Súper bien. —le respondió mi amiga.
—Ya sabe el proceso. —me dijo la doctora.
Me acosté en la camilla levantándome la polera para que me pusiera el gel de siempre.
—¿Ya saben el sexo del bebé?
—No.
—¿Quieren saber?
—Obvio. —le dijo mi amiga ansiosa mirando el monitor.
Miré a la Chio y ella me miraba feliz.
—Felicidades. —nos dijo. —Tendrán un niñito.
Las lágrimas empezaron a salir sin parar, la felicidad de cómo algo tan chiquito puede estar creciendo dentro de mí hasta estar grande, se apoderaban de mi cuerpo.
—Todo va súper bien, solo tienes que comer un poquito más. —me dijo la doctora sonriendo. —Nos vemos el próximo mes.
Me sacó el gel con una toalla de papel.
—Muchas gracias. —le dijimos.
Salimos del box y nos fuimos a comer para celebrar éstas dos noticias.
—Te dije que era niño. —le dije a la Rocío.
—Si yo sabía, hueona. —me dijo echándose un pedazo de pan a la boca. —El Tomás creía que iba a ser niña.
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Destino culiao [Chilensis]
Novela JuvenilNunca creí en el destino, la Rocío creía en todas esas hueás y me insistía en que en verdad todo pasaba por algo, pero todo cambió cuando lo conocí a él, sin pensar en todo lo que pasaría desde su llegada. Destino culiao, te meo. [EDITADA]