Simón
—¿Cuánto dormimos? —me preguntó.
Le sonreí.
—Ya po'.
Me reí, se ve tan tierna cuando despierta.
Me tiene mal, muy mal.
—No sé, pero sigamos así. —le dije volviéndola a acurrucar entre mis brazos.
Me estoy encargando de que la Luna se acuerde de mí o por lo menos la estoy intentando conquistar otra vez. Nunca me había pasado esto con una mina y realmente me asusta lo que pueda llegar a pasar si termino enamorado de ella.
Aunque sinceramente creo que ya lo estoy.
—Somos muy flojos. —se sentó riéndose para pasarme mi celular. —Te están llamando.
Rodé los ojos.
Siempre molestan en los mejores momentos.
Me pasó el celular y vi quién llamaba.
Llamada entrante: Tomás
—¿Aló?
—Mijito. —era una señora. —¿Hablo con Simón?
—Sí, con el.
Fruncí el ceño, mientras que la Luna me preguntaba quién era en silencio.
—A su amigo le pegaron unos cabritos.
Mierda.
—¿Dónde está?
—En mi casa. —Suspiró. —Por suerte no está tan mal, pero me dijo que estaba en reposo sería bueno llevarlo al médico.
—Gracias señora. —sonreí. —Me manda la dirección por WhatsApp, vamos altiro.
Corté.
—El ahueonao de tu primo se metió en un lío.
—Puta Tomás culiao porfíao. —me dijo molesta pasándose las manos por la cabeza con frustración. —Si la Rocío se entera quedará la senda zorra.
—¡Llegué!
—Conchetumare. —dijo la Luna asustada. —Me voy a vestir, ándate.
La miré maliciosamente y me reí.
—No es nada que no haya visto antes.
Se puso roja y me tiró un cojin.
—Desubicado. —me dijo riendo. —Ya po' ándate.
Me quedé ahí como hueon viéndola.
—Simón.
Me reí más y me fui de su pieza.
—¿Dónde chucha esta el Tomás? —me preguntó la Rocío con una ceja elevada.
CTM.
Mi sonrisa se esfumó en un segundo.
—No te alterís. —le dije. —Está cerca de la casa del hueón del Gabriel, se fue a defenderte y le pegaron.
—Puta la huea. —me dijo enojada. —Hombres culiaos ahueonaos, todas las hueas las resuelven así.
—Ya, cálmate.
Me da miedo la Rocío cuando está enojada.
Respiró profundo y habló:
—Ya, vamos a buscarlo
—La Luna se está vistiendo. —le dije.
—¿Y ustedes que estaban haciendo que no le prestaron atención? —me preguntó molesta.
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Destino culiao [Chilensis]
JugendliteraturNunca creí en el destino, la Rocío creía en todas esas hueás y me insistía en que en verdad todo pasaba por algo, pero todo cambió cuando lo conocí a él, sin pensar en todo lo que pasaría desde su llegada. Destino culiao, te meo. [EDITADA]