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Jimin estaba sujetando la camisa de Jungkook con fuerza, ya ni siquiera estaba llorando, solo tenía vergüenza de cómo reaccionar al separarse. Jungkook empezó a sentirse mareado y con la vista nublada. Jimin sintió como el azabache se empezó a tambalear en su lugar y se separó ligeramente pero cuando lo hizo Jungkook cayó de rodillas frente a él.

—¡Jungkook! ¡¿Estás bien?! ¡¿Qué pasa!? —Jimin con toda la fuerza de su cuerpo logró llevarlo al sofá donde lo acostó. Su cuerpo estaba helado.

Jungkook respiraba con dificultad y estaba empezando a sudar pero su rostro se veía tan seco.

Llamó una ambulancia y para cuando los paramédicos llegaron le dieron órdenes específicas de como lidear con el chico. No era tan grave para trasladarlo al hospital pero tampoco era tan sutil para despreocuparse «pensaron los paramédicos». Jimin acató cada orden y se quedó finalmente solo viendo como una toalla mojada reposa sobre la frente de Jungkook.

Su cabeza empezaba a doler más a cada minutos, algunos recuerdos venían demasiado rápido y otros no tenían sentido, estaba molesto consigo mismo y con Jungkook también. No sabía por qué pero lo estaba.

Jimin miró como el color subía al rostro de Jungkook asi que decidió dejarlo dormir, fue a la cocina y de nuevo el lugar le parecía tan conocido, tan acogedor, tan abrumadoramente cómodo. Cocinó lo más ligero posible y guardo en el horno una porción para Jungkook.

La curiosidad ganó y empezó a husmear entre las cosas del azabache. La mayoría de los recuadros eran de dos niños, dos jóvenes que parecían ser muy cercanos y otra estaba él, en un marco que parecía no querer ser descubierto, lo tomó y sonrió inconcientemente, se veía tan feliz, tan sonriente.

-FlashBack-

—¡Sonríe! —Jungkook tomó unas cuantas fotos y le mostró la mejor a su mejor amigo.

—¡Oh, kookie. Tienes talento! —Jeon se echó a reír y guiñó a Jimin más cerca para seguir caminando.

—Es solo que eres mi mejor paisaje —susurró y Jimin pretendió no sentir el acelerado latido de su corazón.

-Fin del flashback-

Siguió viendo las fotos hasta llegar a una puerta, la abrió y ahí no habían tantas fotos, solo unas cuantas colgadas en lo alto de la pared y otra al lado de una mesa de noche, en la pequeña mesa había cuatro botellas de licor puro, tres de ellas estaban vacías y la otra a medias. El lugar tenía aún más latas de cerveza exparsidas por el suelo.

Se sintió culpable y se acercó a querer ordenar el desorden en la mesita, apiló los papeles en una bonita fila y las botellas vacías las botó, la media vacía la terminó de vaciar botando su contenido en el retrete, no sabía por qué pero todo le resultaba tan dejavu.

Ordenó la cama y levantó la ropa que estaba desperdigada en el suelo, al terminar se sentó en la cama al lado de la mesita de noche, una pequeña hoja arrugada llamó su atención y la tomó.

Era como una confesión o algo parecido.

Jimin, se que eres mi mejor amigo y que solo me verás como tal pero no puedo, no puedo seguir fingiendo que cada vez que te veo no me dan ganas de querer besarte.

Te conozco desde que tengo memoria, al principio eras un niño muy necio e hiperactico, admito que hasta llegaste a caerme un poco mal. Pero luego me hablaste para pedirme un helado de fresas que estaba comiendo.

Te di del helado y ese fue el comienzo para nuestra amistad. Los años pasaron y me di cuenta que eras gay, no me sorprendió pero me metió en miedo ¿Pero por qué? Por el simple echo que creí que me harías a un lado.

Pero no lo hiciste.

Cada sonrisa, caricia inocente que me das, cada vez que dormías conmigo a pesar que sabes que tengo una ligera maña de dormir en boxers, cada cosa Jimin.

Al principio me negué, no podia estar enamorado de mi mejor amigo, era estupido o no tenía sentido, simplemente ese tipo de amor nunca terminaba bien pero ¿Como iba a dejar de enamorarme de ti si todo mi tiempo lo paso contigo? Y ahí me di cuenta, no quería dejar de enamorarme, no quería dejar de verte con otros ojos, por eso esperé el momento adecuado muchas veces para decírtelo.

Jimin, me gustas, me gustas como hombre no como amigo, me gustas para besarte y abrazarte todas horas, me gustas demasiado para retroceder.

Con esta cena ten en cuenta lo mucho que voy a esforzarme con hacerte feliz, lo mucho que quiero verte feliz. Lo mucho que te amo Jimin.

Jimin terminó de leer la carta y dejó caer sus manos sobre su regazo rogando por ordenar sus ideas.

Todo empezaba a tener sentido, la noche de su accidente, porque Jungkook estaba a su lado, por qué se presentó como su novio, porque se veía tan triste cuando negó conocerlo, por que en sus escasos recuerdos estaba esa cena tan especial, por qué su corazón se agita cada vez que está cerca de Jungkook.

Por qué le gusta estar con él.

Y ahí empezó el intenso dolor en su cabeza, el dolor era agudo y apenas soportable, un agudo sonido cruzo por sus oidos intensificando el dolor.

Los recuerdos empezaron a caer como estrellas fugaces, tan bellos, brillantes y amontonados. Recordó cada detalle, cada sonrisa, cada cosa y joder, quería llorar por ser tan idiota en reaccionar tan tarde.

Su corazón se estrujó en preocupación y corrió hacia la puerta de la habitación pero chocó con el pecho de Jungkook.

—¿Estás despierto? ¿Te sientes bien? ¿Te duele la cabeza? ¿Quieres comer? Preparé la cena —recordó como Jungkook lo llenó con preguntas parecidas en el hospital y quería echarse a llorar.

—Estoy bien.

Eso fue todo lo que dijo. Jungkook se puso rígido al ver la carta en manos del pelirosa.

—¿La leíste?

—Si...

—¿Por qué? ¿Qué haces en mi habitación? ¿Donde están las botellas que tenía ahí?

—Las tiré.

No estaba enojado, estaba confundido y dolido, sentía que Jimin estaba jugando con él y no le gustaba.

El pelirosa quería saltar sobre él y abrazarlo pero aún no sabía cómo decirle que sus recuerdos habían vuelto.

Quizás podía utilizar eso a su favor.

—Aqui dice que me amas.

—Y así es.

Jimin sintió sus mejillas coloradas al instante. Extrañaba lo directo que puede llegar a ser Jungkook.

—¿Porque no lo dijiste antes?

—Lo siento.

—¿Qué te pasa?

—¿Por qué supones que me pasa algo? Soy un desconocido para ti.

Si, se supone que era pero ya no, y conocía a Jungkook más que así mismo y algo pasaba. Algo que no era nada bueno y tenía miedo de saber que era.

No le gustaba la mirada sin brillo que Jungkook tenía.

Amnesia «KooKMin» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora