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Día de la operación.

No sabía en qué mierda estaba pensando ¿Cómo había llegado a estar sentado en la barra de un bar de mala muerte?

No sabía pero ahí estaba, sentado con un vaso lleno de licor mientras el hielo se derrite en este espantoso vidrio en sus manos.

—¿Quiere otro? —Jimin asintió vagamente aún mesiendo el vaso en círculos. Estaba perdido en pensamientos, recuerdos y culpas viejas y nuevas.

Se sentía mal, quería ver a Jungkook desesperadamente, tenía ¿Cuánto? 5 o 6 días de no verlo. ¿A quien quería engañar? Llevaba exactamente 6 días y medio desde que discutieron en aquel restaurante. Lo extrañaba, casi con locura.

Se puso a pensar en la primera vez que se besaron, y se echó a reír por lo inocente y hermoso que fue ese momento, ahora quería besarlo pero no quería solo rozar sus labios, si no que quiera lamer su lengua, besarlo bien y caliente. Demostrarle lo mucho que lo deseaba con solo un beso.

Y recordó la vaga promesa que el castaño le había echo sobre tener sexo. Se ruborizó y la gente a su alrededor pensó que ya estaba quedando borracho.

Pero se imaginaba el momento y lo sentía tan jodidamente vivido que le dolía.

Perdió la cuenta de cuantas veces había intentado besar a Jungkook, también la cuenta de cuantas veces lo había celado con cualquier o cualquiera que se le acercara más de la cuenta. Perdió la cuenta de cuantas veces se le había quedado viendo toda las noches que se quedaba a dormir con él. Perdió la cuenta de cuantas veces quería decirle que lo amaba.

Pero ahí estaba como el más imbécil del mundo sentado sin tenerlo a su lado. Sacó su móvil y entró a mensajes, su entrecejo se frunció por ver un mensaje nuevo. No lo había visto hasta ya pasado los días desde que el mensaje estaba ahí.

Eran varios, y solo de Jungkook.

Jimin, te extraño. No sabes lo mucho que me arrepiento de dejarte en el restaurante hoy, estabas solo y sin auto. Lo siento Jimin.

Bajó y siguió leyendo.

Sabes que van a operarme ¿No?
Tengo miedo Jimin ¿Por qué no contestas mis mensajes? ¿Ahora me odias? Debía suponerlo...

Si, Jimin era un auténtico Imbécil ¿Cómo es que hasta ahora recibía esos mensajes? O mejor dicho ¿Cómo es que hasta ahora los estaba viendo? ¡Ah, si. Claro! Había tenido el móvil apagado.

Bebé ¿Estás ahí? ¡Por favor contéstame!

Joder, podía jurar que estaba apunto de llorar, imaginando a Jungkook decirle ese apodo al oído. Siempre se lo decía, cuando estaban acostados en la cama de Jungkook, en su vieja casa de infancia, cuando Jungkook lo abrazaba por la espalda y le susurraba «Buenas Noches, bebé»

Jimin, mi operación es el lunes, a las 2 de la tarde me estarán ingresando a quirófano ¿Vendrás a verme?

Era lunes, y eran exactamente las una y media de la tarde, no sabía si quiera verlo o no, no sabía si Jungkook deseaba verlo.

Unas lágrimas bajaron por sus mejillas al visualizarse sin Jungkook a su lado.

×××

—Jungkook sigo creyendo que deberías llamarlo —insistió el pelinaranja ayudando a Jungkook a recostarse en la cama. Se estaba deteriarando demasiado rápido o simplemente la anestesia ya le estaba llegando y junto a ello estaba empezando a decir cosas que tenía en la mente y se esforzaba por no sacar.

—Lo extraño hobi —susurró cerrando los ojos —Quiero verlo... —arrugó la nariz y empezó a sentirse abrumado por la anestesia.

—¿Quieres llamarlo? —el castaño asintió vagamente sin saber muy bien a qué estaba diciendo que si. No sabia, pero era algo bueno, confiaba en Hoseok.

El pelinaranja rápidamente tomó su móvil y marcó el número de Jimin. Repicó varias veces hasta que una voz ahogada en llanto le respondió en susurros.

—Diga —estaba arrastrando las palabras y Hoseok reconsideró darle a Jeon la llamada.

—¿Jimin? —escuchó un sí como respuesta y le colocó el móvil en el oído a Jeon.

Jimin escuchó la voz de Hoseok susurrarle palabras que logró entender como:

—Es Jimin, Jungkook. Háblale —ahogó un sollozo cuando escuchó la adormilada voz de Jungkook susurrar apenas un hola.

—¿Sabías que eres el peor mejor amigo del mundo? —susurró Jungkook aferrándose con todas sus fuerzas al celular en su oído.

—Lo sé. Lo siento

—¿Dónde estás? —su voz sonaba cada vez más apagada y débil y Jimin podía jurar que estaba empezando a ver doble.

—Justo a tu lado kookie, siempre he estado ahí.

Jungkook sollozó.

—Ayudame a darme cuenta que estás aqui. Jiminie, bebé te extraño. —la anestesia estaba pudiendo más y su poca dignidad estaba por el suelo. Solo quería ver a Jimin.

—Lo haré.

—Eres un mal mejor amigo. De los peores que existe. —se echó a reír levemente.

—Jungkook ¿Somos amigos? —ambos corazones latían tan fuertes, tan sincronizados.

—No lo sé Jimin. ¿Qué somos? ¿Qué quieres ser? ¿Quieres ser mi amante, mi amigo, mi mejor amigo, mi novio, mi esposo, mi compañero de piso... Un desconocido? —la voz de Jungkook había retomando un poco de confianza, quería decirle todo lo que tenía en mente antes de la operación. Quizás moriría y así podía hacerlo en paz sabiendo que dijo todo lo que tenía atrapado —Dime que quieres que seamos, Jimin. Y lo seré para ti.

Jimin se echó a llorar nuevamente, con un nudo en la garganta aguantó las ganas de tirar el celular y gritar. No sabía si de emoción o de qué otro sentimientos pero quería gritar.

—¿Jimin? —los doctores empezaron a entrar en la habitación de Jungkook acompañados de varios enfermeros. —Te amo...

La llamada se terminó y Jimin se quedó con la palabra en la boca y un nudo en la garganta. Pagó la cuenta del bar y salió corriendo, pidió un taxi y en cuestión de unos minutos estaba corriendo a la sala de operaciones. Vió a Hoseok y corrió hacia donde estaba él. El pelinaranja lo fulminó con la mirada y frunció el entrecejo.

—Eres un mierda Park Jimin ¡¿Dónde estabas?! —tomó al pelirrosa del cuello de la camisa y lo agitó contra la pared. —¡¿Sabes que tuve que hacer que parará de llorar después de la puta llamada?! ¡¿Qué le dijiste, Imbécil?!

—¡No le dije nada, Hoseok ¿Y desde cuándo a ti te importa tanto mi relación con él?!

—¡Desde que ví a Jungkook echo mierda! —gritó de vuelta llamando aún más la atención. —¡No eres el único a su puto alrededor! —la voz de Hoseok se desgarró un poco por el fuerte gritó.

—Hobi, deberías calmarte —una tercera voz paró el alboroto y Jimin busco el dueño de ella.

Era Taehyung ¿Qué pintaba Taehyung aquí? Frunció el entrecejo y torció el gesto totalmente molesto.

—¿Y tú qué haces aquí? —preguntó apretando los dientes.

—No te interesa, anda conmigo. —dijo Hoseok para terminar cualquier conversación.

Y ahí empezaron las horas de espera; minutos, horas e incluso contaba cada segundo que pasaba. Y cada uno de ellos se arrepentía aún más de no haberse despedido correctamente de Jungkook.

Estaba apunto de llorar, de enojo, frustración, tristeza y soledad, joder; quería llorar por todo.

Amnesia «KooKMin» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora