Prólogo

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"Quisiera ver el cielo desde sus ventanas, ¿se verá igual a como lo sienten mis manos en las noches donde sueño en dejar mi hogar?

¿Gris?

¿Azul?

¿Tornasol?

Dime oh verdugo, aunque mi cabeza este rodando por el suelo me gustaría ver tu cielo.

Porque sé que el cielo de cada ventana es distinto, quiero verlos todos, quiero ver el cielo de aquellos que quieren arrebatarme el mío."

—Kuzanita

Después de que el odio cegara a los lideres mundiales y la guerra se desatara, una hilera de mujeres y hombres pereciendo en el campo de batalla fue el único resultado.

La paz no era lucida en ese instante, nadie quería desistir, y la ambición los consumió.

Para cuando la guerra finalmente terminó casi el setenta por ciento de la población humana se extinguió, los supervivientes eran niños, huérfanos en su mayoría. La mortalidad superaba a la natalidad, los recursos eran tan bajos que los países desarrollados se encontraban pendiendo de un hilo.

La reproducción se acababa, la población masculina superaba de gran manera a la femenina, y en su intento desesperado por mantener a la especie cometieron actos horribles como la reproducción forzada en niñas menores.

Necesitaban una nueva forma de reproducción, una esperanza.

Un biólogo de alto margen se dispuso a crear una solución.
Después de años de intentos fallidos aquel científico murió sin siquiera desarrollar su piloto.
Sin embargo sus apuntes y pruebas quedaron en manos de la persona más cercana a él, su hijo.

Aquellos apuntes hablaban de una mutación, que daría a luz una nueva especie.

Esa especie era una mutación de dos ADN distintos. Uno humano y otro animal.
El ADN animal era de una hembra felina y el ADN humano le pertenecía a un hombre, común y corriente.
Esta mutación haría que la reproducción siguiera sin necesidad de una mujer como portadora. La reproducción tradicional seguiría pero esta es la que recuperaría a la especie.

¿Una locura o una salvación?

Centenares de intentos fallidos significaba solamente más muerte, y en un momento de desesperación ya no era visto como una opción si quiera, y cuando el poco apoyo económico dejo de llegar, los que trabajaban en el proyecto fueron renunciando y aquella locura inalcanzable solo fue eso.

Pero la esperanza es lo último que se pierde ¿cierto?

Un solo feto fue capaz de soportar aquella mutación feroz.

Después de aquel niño creciera, la situación no fue mejor de la noche a la mañana, sin embargo la tierra se iba construyendo poco a poco. Aquel híbrido fue el primero pero no el último.

La nueva especie también fue creciendo, siglos después esta superaba a los humanos y las personas empezaron a alterarse. Porque lo desconocido da miedo.

Aquellos híbridos solo eran vistos como incubadoras y aunque tenían razonamiento, sentimientos y emociones nunca los tomaron como deberían ser. 

Para los humanos su función ya no era necesaria, eran obsoletos.

El noventa por ciento de estos híbridos eran hombres, repudiados, menospreciados. Aunque tenían órganos externos masculinos sus órganos internos y complexión eran otra historia, los híbridos eran el perfecto balance entre lo femenino y lo masculino seres que sobrepasaban en belleza pero no en conocimiento e inteligencia ya que no se les educaban.

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