Capítulo trece

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Alex caminaba a través del centro comercial, no llamaba la atención de sus guardias, pero sí de uno que otro joven que se paraba a preguntarle por su número. El muchacho ya se dirigía a la salida su plan original siempre fue salir de ahí, su información no estaba en ese sitio.

Al caminar cerca de la salida vio a uno de sus guardias agachó la cabeza viendo el suelo para que sus ojos no se encontraran, después de bajar salió por la puerta principal que estaba resguardada para que los protestantes no irrumpieran dentro.

—Le aconsejo que se aleje, jovencito. Esas personas están muy agresivas. —dijo una de ellas poniendo su mano en el hombro del joven.

—Mi madre está allá—quitó la mano que le había detenido y se fue a la muchedumbre.

Al adentrarse esta no era un desastre como le hicieron creer, no había gente rompiendo inmobiliario policial, no había gente peleando junta, solo eran personas gritando y llorando, solo gente que quería justicia de manera justa.

"Amedrentados" pensó el joven, pero después río con sarcasmo, "tú eres el primero, Isaac".

Muy hipócrita de su parte si quiera reírse de personas con temor.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el llanto desgarrador de una mujer tras de él.

La mujer arrodillada era abrazada por otra, su rostro se ocultaba en el pecho contrario y sostenía una fotografía de lo que parecía ser un muchacho.

De repente la mujer que la consolaba se levantó con fotografía en mano, pasó tan rápido que golpeó sin querer el hombro del ahora pelinegro.

—¿Quiénes son ustedes? ¿Qué están haciendo? Él—les mostró a los oficiales frente a ella la foto en mano—él era nuestro único hijo. —sus ojos marrones oscuro, que combinaban con su piel, empezaron a derramar lágrimas como una fuente. Una fuente azul de asfixiante atmósfera.

Alex sintió una presión en su pecho. Incluso sintió sus ojos humedecer.

—Me llamaron diciendo que el cuerpo de mi hijo había sido encontrado, un martes en la mañana... Tratando de consolar a mi esposa le dije que los culpables serían castigados. —Se detuvo un rato para tomar aire sin parar de derramar ira y dolor por sus orbes—¡Las únicas personas castigadas somo nosotras! No he recibido ni una respuesta, ni una pista, solo saben decir que es un accidente, ¿creen que la gente es estúpida? "Servir y proteger" ¡una mierda! —con un último grito se acercó a los oficiales de manera agresiva.

—Katy, no. —la fémina que estaba arrodillada le vio a los ojos, tomó de su brazo y apoyó su frente en el hombro contrario mientras sollozaba en silencio.

La mujer de piel oscura abrazó a su esposa, sus rasgos eran distintos, su raza era distinta, su color de cabello era distinto y lo que les hacía iguales además de su amor era su hijo.

En vez de eso ahora era su tristeza.

—Yo solo quiero justicia, por favor.

La gente ya no gritaba, los carteles ya no se alzaban, la gente empezaba a perder la esperanza cuando apenas empezaba el horror.

Nunca se toca tanto fondo hasta que te enteras de que no existe tal fondo, cuando pierdes la esperanza. Te das cuenta de que nunca fue una madriguera profunda sino un agujero negro.

La pareja de mujeres se fue yendo mientras algunas personas también lo hacían y Alex estaba parado en su lugar aún sin moverse, giró su cabeza en dirección a la pareja y decidió seguirlas.

Las dos se sentaron en una pequeña banca de cemento, el cabello cenizo de la mujer más baja se posó en el hombro de la otra, pequeños espasmos e hipidos se escuchaba y la de cabello negro la consolaba abrazándola.

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