El Omega

Capítulo dieciséis

—Pero ¿cómo estamos completamente seguros de que no es un animal?

—Por los patrones dentales. La mayoría de los híbridos tenemos los caninos un poco más grandes, pero los colmillos de un carnívoro adulto, como un lobo, pueden llegar a medir hasta seis centímetros, estas marcas son demasiado pequeñas, el colmillo de este patrón mide de treinta a treinta cinco milímetros aproximadamente, tres centímetros; poquito más poquito menos. Además de que la profundidad y laceración en el cuerpo de los cadáveres sería aún más bestial, sin duda fueron desmembrados por híbridos.

El grupo de semi adultos responsables, escuchaban a Alex como sí este no los hubiera amenazado hace solo veinte minutos atrás. Ignorando también que era el próximo heredero de la corona.

—Daniel es el que tiene los colmillos más grandes del grupo, creo que miden como dos centímetros y medio, los del intruso de Samuel median cuatro, pero parecían adulterados.

—Pero podemos estar seguros de que el asesino fue eliminado por lo menos, ¿verdad? —Daniel le preguntó.

—Lamentablemente no.

Samuel vio a Ana algo sorprendido, pero ¿aliviado?

—El patrón dental de las victimas anteriores no concuerdan con el sujeto encontrado en la casa de Samuel, creemos que el verdadero asesino todavía está afuera.

—Desde el día que estuve internado en el hospital estuve pensando al respecto y todo fue demasiado extraño. —Samuel decía despacio— No noté nada inusual afuera, la cerradura no estaba forzada, y estaba cerrado con candado, mi llave entró normalmente y cuando algo me supo raro ya estaba adentro. Esa cosa me esperaba dentro de la casa y parecía perseguirme, pero no por instinto—todos en la sala le escuchaban atentos—No sé cómo explicarlo, pero, no parecía querer matarme porque era la única persona en la habitación y sus instintos le decían que hacer, parecía estar... Consiente.

—Samuel, sé que ya diste tu declaración y no queremos recordarte esa noche, pero ¿cómo escapaste? Era prácticamente imposible.

El joven pelirrojo iba a hablar con confianza, pero se calló al recordar cómo fue que escapó. No podía decir que eso soltó su agarre porque se dio cuenta que era un humano. ¿Agarre?

—Asfixia—dijo suavemente Samuel, sus ojos parecían faroles iluminados por la sabiduría. —¡Asfixia! ¡Piénsenlo! S-señorita Patrick usted vio el cadáver, tenía unas garras que pudieron haberme decapitado de un zarpazo, y su fuerza era inmensurable pudo aplastar mi cráneo tranquilamente, pero decidió empezar a ahorcarme, ¿por qué?

—Si hubiera querido matarte lo hubiera hecho desde el principio, ¿eso quieres decir? —habló Luca.

—Exactamente. Por eso se me hacía raro, él estaba jugando conmigo, incluso hasta el final, él no creyó que fuera capaz de defenderme, porque estaba consciente de sus acciones.

Pero algo más incomodaba a Samuel.

—Yo, la verdad yo creo que...

—¿Alguien lo mandó para matarte?

Todos en la sala vieron a Alex, el cual habló de la nada.

Samuel le vio sudando frío.

—Tendría lógica si le pones mente. Pero no quieren matarte sin más, si ese fuera el caso nada más te hubiera degollado y dejado en el piso ahogándote con tu propia sangre. —los ojos esmeraldas de Alex siempre fueron una espada de doble filo—quieren que parezca suicidio.

La sala calló.

—¿De qué hablas? ¿Quién querría matar a Samuel? —Luca exclamó exaltado.

—¿Y quién no lo haría? Piénsalo, Kim, incluso algunos todavía piensan que Samuel es un humano, siempre hacen ver a la Metrópolis como un país seguro pero la gente tiene miedo, ellos matarían a quien atiente contra su paz de nuevo.