«—Mami, me duele la cabeza.
Sus ojos azules se posaron en el infante de siete años parado en el marco de la puerta del cuarto.
—Está bien cariño, ven.
Lo llevó en sus brazos sobando suavemente su cabello rojizo. La cabeza del pelirrojo reposó en el pecho materno escuchando sus suaves latidos. Lo acostó en la cama mientras tocaba juguetonamente su nariz. Empezó a cantar la canción favorita de su hijo, el cuál estaba apunto de caer dormido.
—Mami.
—Mjum.
—¿Dónde está papi?—Con su cabeza doliente y su cara ardiendo preguntó.
Y ella no sabía que decir.
—Él... se tuvo que ir.
—¿A dónde?
—Samuel, hijo mío, debes dormir.
—¿Fue mi culpa?
Amelia entró en pánico, pues los ojitos del niño empezaron a humedecerse.
—No cariño, claro que no, eso nunca va a ser tu culpa, mejor duerme ¿sí? Hazlo por mí—El niño asintió. La mujer de pelo corto se levantó dirigiéndose a la salida.
—Mami.— Amelia volteó a ver —Te quiero. Nunca te vas a ir ¿Verdad?
La mujer sonrió con ternura.
—Yo te quiero más, y por supuesto que nunca me alejaré de mi manzanita preferida.— dijo mientras se acercaba a la cama y besaba su frente. La dulce risa del infante le trajo calidez a su corazón.
Te amo, hijo»
El muchacho pelirrojo comenzaba a abrir los ojos, parpadeaba al ver la intensa luz de la habitación. Se levantó bruscamente al ver que no encontraba para nada familiar la recámara.
—Con cuidado, calmado, puedes marearte de nuevo.
Esa voz, la había escuchado.
Se encontró con el muchacho que lo había rescatado.
—Ah... Gracias.—el de ojos rasgados lo vio extrañado.— Por salvarme... De caer.
Era la primera vez que hablaba con alguien que no era Alex, Ana o Patrick; se sentía nervioso.
—No hay de qué, Samuel ¿cierto?
El joven asintió.
—Usted es... ¿Lucas?
—Luca, sin "s"
—Ah... Ya veo, bueno gracias, Luca.
Su vestimenta era simple pero se veía profesional, con una camisa manga larga y un suéter tan grande que le llegaba abajo de las rodillas. La paleta de colores era simple pero agradable a la vista, se vestía bien.
Por el portafolio que llevaba parecía que tenía un trabajo importante.
—¿Eres hijo de alguien en el centro de control? Digo, no es muy común ver a jóvenes sin uniforme aquí.
—Ahh, no, es algo complicado. Digamos que soy algo así como un refugiado.
—Espera... ¿ERES EL OMEGA PRISIONERO?
Samuel cerró los ojos con fuerza por el grito repentino, supongo que ya sabían de él, si el rey ya autorizó un banquete a este punto toda la Metrópolis ha de saber de él—Ah... Sí.—con delicadeza respondió por el repentino grito.

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El Omega
Science FictionSamuel por razones que desconoce es buscado por el gobierno de La Base para su ejecución; por eso con ayuda de su madre decide escapar e ir a la Metrópolis, una inmensa ciudad amurallada autoproclamada país en donde solo habitan híbridos. Mala suer...