Capítulo catorce

331 28 23
                                    

Alex que se había presentado como "Isaac" comía a gusto en la casa de las mujeres que conoció en las protestas del centro. Katy en frente con una taza de té verde y él, con el almuerzo a medio comer. No es que no le gustara, sino que tenía vergüenza de comer rápido en casa ajena.

Margarita, que de forma apelativa llamaban "Mar" no se sentía bien. Aunque hubiera estado decidida antes, al tan solo poner un pie en casa la atmósfera nostálgica enfermiza la sofocó y tuvo que irse a la cama.

Alex por un momento deseó irse para que Katy la consolara, pero la misma Mar dijo: "No permitas que se vaya sin respuesta".

La cocina estaba junto al comedor, acogedora sin duda, de un color amarillo pastel con decoraciones en blanco y cortinas con girasoles y margaritas. Era mucho más pequeña que la de su casa, pero las dos se sentía igual de frías.

—¿Te gusta? —Katy preguntó— Lamento que sea recalentado, fuimos a la protesta de madrugada y no pensábamos tener visitas.

—No le ponga mente, me gusta, de hecho, es lo más rico que he probado en días. ¿La señorita Margarita lo hizo?

—Oh no, yo cocino, Mar no es buena haciéndolo. —río al final—Suele distraerse mucho y confunde usualmente los ingredientes, así nos conocimos—volvió a reír esta vez viendo arriba, como si en el cielo hubiera una pantalla que reproducía el pasado. —Hace más de veinticinco años atrás. Ella era la cajera en una cafetería y yo una estudiante de último año en bachillerato, ese día tenía el examen que aplicaría para la beca universitaria y estaba algo estresada así que fui a la cafetería más cercana para ahogarme en cafeína. —con su dedo anular jugaba con el borde de la taza haciendo círculos—Pedí un café solo con unas cucharadas de azúcar, la sorpresa que me llevo al probar y sentirlo salado, ni siquiera amargo, ¡salado! Iba a dejarlo pasar, pero no me sentía bien, quería descargar mi furia con alguien, fui y exigí que me enseñara quien había hecho mi café y después la vi a ella.

Alex prestó atención a la mujer frente a él.

—Su voz me brindó completa paz, fue como si todo el estrés del día se hubiera drenado y escucharla decir "lo siento, yo suelo estar en caja, fue mi culpa, déjeme compensarle" me hizo sentir peor, al final le dije que solo la quería felicitar, que era un buen café, después continúe yendo todos los días y en uno de esos le pedí salir a una cita y ahora estamos casadas por veinte años.

Alex no pudo evitar sonreír de la alegría por la calidez que sentía en su pecho, pero esa calidez fue reemplazada por un azul sofocante cuando la mujer de piel oscura pintó infelicidad en su cara.

—Johan era lo que nos completaba, digo, antes de que nos casáramos ya éramos una familia; pero tenerlo a él... Era la perfección para nosotras. Ser una mujer alfa no es tan fácil, es más difícil tener un bebé en nuestro caso y la mayoría de omegas terminan con hombres alfa, así que encontrarla a ella y tener una familia era simplemente hermoso... Y que te lo arrebaten en una noche. —empezó a llorar por lo amargo de su resumen.

Alex no pudo resistir y se levantó de su lugar para abrazarla, sin querer empezó a llorar también, nunca había perdido a alguien tan importante, pero sentía el dolor de esa mujer.

Katy, por otra parte, no correspondió a la muestra de condolencia.

—No, no, no. —repetidas veces dijo mientras empujaba al rubio—No esas como ellos. —Alex la vio confundido.

¿No se supone que los abrazos te hacen sentir mejor?

—Ellos solo han venido a abrazarnos y decir "lo sentimos mucho" y no hacen nada, pero tú dijiste que ayudarías entonces no me des pésames, dame pruebas.

El OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora