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Jiwon había venido a mi casa a pasar el rato, en mi cama, mejor dicho. Se había quedado dormida, como siempre. A éste punto de la historia, ¿no sabía ya que no podía tenerla a mi lado sin contemplarla? Porque me dediqué a ello, a jugar con su sedoso pelo, meter mis dedos entre su cabellera y acariciarla, pasar a su rostro y con la punta de mis dedos repasar cada facción, como su nariz redondita, como su gruesos y, por falta de alimentación, blancos labios. El lunar que descansaba en su mejilla izquierda me parecía muy gracioso.

Me ponía a pensar, pensaba y me preguntaba si estaba realmente bien éste tipo de relación, si me estaba aprovechando de ella tal y como Jimin decía, si tenía que decirlo por lo alto y dejarle claro que había comenzado a sentir algo, un nosequé que no sabría explicar, me preguntaba si ella realmente no tenía ni idea de nada y tenía que gritarselo a ella y a todo el mundo, para dejar claro las cosas. Me preguntaba si la comodidad de haber estado tantos años conmigo le hacían pensar que todo aquéllo era normal y a la misma vez me preguntaba por qué me había dejado enredar y por qué me habían afectado tanto las palabras de Park Jimin. Porque al final del día todo aquello era normal y quizá era el vivir en un país tan sexista y con tantos micromachismos lo que hacía a los demás mirarnos a Jiwon y a mi, juzgar nuestra relación. Quizá el ambiente me había afectado a mi también, había cambiado mis ideas, mi ética. Algo que creí normal, por comentarios de los demás, comencé a verlo raro. Siempre había pensado que una chica y un chico podían ser amigos sin ir más allá.

Y comencé a dejar crecer sentimientos en mi, sentimientos que aún no sabía si quería dejar pasar.

¿Pero que tenía Oh Jiwon que no paraba de marear mi cabeza, mis pensamientos?

¿Y por qué había comenzado todo ahora?

De tanto pensar, me quedé dormido, con ella en mis brazos. Dónde mejor había comenzado a sentirme éstos días.


[...]


El estridente sonido del móvil golpeando con sus vibraciones la madera de mi mesilla, consiguió separarme de los brazos de Morfeo y, con parsimonia, busqué el aparato para apagarlo.

Miré bien el objeto que cegaba mis ojos por el brillo y, por eso mismo, descubrí que aquel no era mi móvil, sino el de Jiwon. Sólo la pequeña agobios era capaz de tener el brillo a tal dañino nivel para los ojos.

No era la alarma, no era un mensaje, era una llamada. La llamada.

"Jimin🍑" ponía en la pantalla.


Busqué dentro de mi la cordura para no tirar el móvil contra la pared y, sin ganas, desperté a Jiwon para pasarle el odioso teléfono.

Abrió los ojos algo asustada, pues le había interrumpido el sueño repentinamente. Miró la pantalla y después me miró a mi, como si se preguntara algo o, como sabiendo que no aceptaba la presencia de ese pequeño demonio disfrazado de angel, pidiéndome permiso.

Me quedé preguntando por qué lo hacía, yo jamás tendría ni voz ni voto en su vida, no era mi intención. Intentaba por encima de todo que ella eligiera los caminos que quería seguir, sin ser un obstáculo más. No como los demás.

Levanté mis hombros restándole importancia, dejándole saber que realmente no me importaba ni era de incumbencia si ella contestaba esa llamada o no.

Pero eso no quería decir que no tuviera una opinión porque, para mi y para mis adentros, amaba que la pequeña agobios hubiera conseguido una pareja, pero odiaba la idea de que esa pareja fuera Jimin.

Blue.》Kim Namjoon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora