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"Fire in the water they know nothing ’bout our love"

Jiwon recorría el pasillo riendo, su mirada estaba clavada en mi, en todo mi ser, sus oscuros ojos se alimentaban de mi y deboraban mi alma, parecía como si estuviera poseído, no podía alejar mi vista de ella y la seguía, la seguía como siempre había hecho.

Tienes que ser ya consciente Jiwon-ah, nadie es tan inocente, tienes que ser consciente de lo que has despertado en mi.

Hablaba de un fuego, sentía que yo era fuego y ella era agua. Agua azul, a veces transparente otras azul marino. Yo era fuego, lleno de vida y luz, pero fácilmente extinguido por la fuerza del agua, elemento que parece débil hasta que acaba conmigo. Jimin era aire, porque campaba a su antojo, un día era viento de sur, al otro día era viento de norte. Era indomable, era para mi, insoportable. No le importaban los demas, nunca le habían importado los demás.

Por eso, creyendo que sería divertido, llevó a Jiwon a beber a su casa y ésta no paró hasta convencerme de ir con ella. No quería estar a solas con él. No después de la última vez, no habiendo alcohol de por medio. Ella no había bebido más allá de una cerveza anteriormente cuando teníamos 17. Oh Jiwon no fumaba, no bebía, era una buena chica. Hasta que el demonio con sonrisa de angel le presentó lo que llegó a ser su mayor enemigo; el alcohol puro.

No quería dejarle a solas con él, Jimin no paraba de llenar su vaso y por ende el mío. Bebió bastante y quiso continuar haciéndolo y lo hubiera hecho de no ser porque me obligué a mi mismo a beberme todo lo que el idiota de pantalones ajustados le ponía en aquel vaso que parecía no tener fondo.

Acabó muy mal y yo peor. Mientras un Jimin súper educado nos echaba de su casa porque iba a venir un primo suyo -lo que yo entendía por primo era que se traía un ligue a su casa y quería esconderlo de Jiwon-, ella y yo tuvimos que volver caminando a mi casa. Obviamente no iríamos a la suya, estábamos borrachos, muy borrachos, pero no eramos tontos, o eso pensaba.

Subíamos por las escaleras jugando, Jiwon parecia muy sociable y divertida, sin vergüenza alguna estando borracha. Sus mejillas estaban sonrojadas y me parecía de repente hermosa. ¿Alguna vez se lo habré dicho?

¿Alguna vez le habre dicho que es hermosa?

Su traviesa mirada me penetraba intensamente y ella no miraba por donde pisaba, me miraba a mi.

Quiero saber a día de hoy, por qué cometí el error de emborracharme, un error que marcó el incio y el fin de muchas cosas.

Una vez en mi habitación y con mis padres dormidos en la otra punta de la casa -gracias a dios-, comenzó a desvestirse, yo también lo hice. Mi intención, y supongo que también la suya, era ponerme el pijama.

Sonreíamos sin motivo alguno, pero lo hacíamos.

Me reí cuando se cayó al suelo tras intentar quitarse fallidamente los pantalones, ella rió cuando me pasó lo mismo a mi y, creyendo que el más discreto era yo, le mandaba callar sin saber que el que mas ruido hacía era yo.

Fuimos felices. Y tanto que lo fuimos.

A día de hoy, el alcohol no era más que mi enemigo, pero en aquel momento fue lo que más feliz me hizo, no a mi, sino a ella y, el verle así de feliz me hacía sentir de puta madre.

Se subió a mi cama, pero no llegamos a ser tan astutos como para ponernos el pijama, nuestra ebriedad no nos dio a más.

Todo eran risas hasta que sentí sus labios mojados en mi cuello. Estabamos borrachos, los dos.

Un borracho siempre dice la verdad.

Siempre.

Y yo le dije la mía. Porque no paré, una vez sentí sus caricias, no paré. No lo hice y jamás me lo perdonaré.

Se trataba de un dulce veneno que sin ser su intención principal, iba acabando conmigo y con lo que me quedaba de cordura. Tocar la piel de Jiwon se había vuelto adictivo y no sabía como decirle que no quería parar. No tenía intención alguna de hacerlo.

Dejé que todo mi ser cayera en su trampa, si es que había alguna e inundé todos mis instintos con su sabor. Besar la piel de su cuello y escuchar como gemía a la vez que cerraba los ojos y apretaba mi camiseta era lo más próximo al cielo, o al infierno quizás.

Y se dejaba hacer, como si hubiera quedado a mi merced, como si yo fuera quien la estuviera controlando cuando más bien era al contrario. Se dejaba hacer sabiendo que yo ya no podía parar, una vez que, poniendo uno de mis dedos en su boca, comenzó a lamerlo poniéndome a mil, dejándome duro y con mi bulto chocando con su parte baja, haciendo movimientos involuntarios en busca de contacto, ahí fue cuando supe que no había marcha atrás, que ibamos a mil por hora y quizás llegaríamos a chocar, ahí fue cuando supe, como había dicho antes; que ya no podía parar, ni quería.

Aunque debía.

🌊🌊🌊

Siento mucho no haber actualizado, no estaba haciendo nada, como siempre. Perdonen.

Aunque sí que tenía mis motivos para no hacerlo. Pero hoy leí uno de vuestros comentarios y me parecía muy bonito saber que por lo menos a alguien le va gustanto lo que escribo.

Disculpen la tardanza, lo cierto es que me duele escribir Blue.

En fin, espero que comenten y voten, tampoco tengo ganas de escribir algo que nadie leera, deberia cambiar el personaje de namjoon a Yoongi, ya que la gente sólo me lee cuando escribo de él.

En fin x100

Tengan un buen día

Btw tbh estoy subiendo el capítulo sin editar y a medida que lo repaso veo muchos fallos me meo, pero enga la vida es asi bye

Sandy.

Blue.》Kim Namjoon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora