XXVI. Miedo

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Miércoles 26 de marzo de 2014

[Punto de Vista Alice]

Me incorporé lentamente, aún con la respiración demasiado acelerada como para decir nada. Mantuve la boca abierta para obtener aire, me aparté el pelo de la cara, que había quedado alborotado de una manera inevitable, y me eché hacia atrás, cargando todo el peso de mi cuerpo sobre mis brazos, apoyados en el suelo. Observé a Louis, tumbado a mi lado, con su mano derecha colocada sobre su frente y la boca semiabierta, tal y como yo la tenía. Sonreí. Había sido increíble.

Hice intención de moverme pero un punzante dolor en la parte baja de mi espalda me lo impidió. ¿Cuánto tiempo llevábamos tumbados en el suelo? Eso tenía sus consecuencias, claro. Me arrastré como pude hasta que quedé recostada sobre la pared más próxima y Louis inclinó su cabeza hacia atrás para mirarme. No dijimos nada. Se incorporó a la velocidad de la luz y se desplazó hasta donde me encontraba. Pasó su brazo por encima de mis hombros y me impulsó hacia él, por lo que dejé descansar mi cabeza entre su hombro izquierdo y su cuello. Y cerré los ojos.

Recordé cómo minutos atrás habíamos estado discutiendo y sonreí al pensar cómo éramos capaces de canalizar toda esa energía que desprendía nuestro mal carácter en actos sexuales tan increíbles como el que acabábamos de vivir. Después, volví a ponerme seria. No quería más disputas entre ambos.

- Estoy harta de que nos demos voces -dije, sin poderlo evitar.

- ¿Tú estás harta? Soy yo el que tiene que soportar tus voces.

Besó mi pelo para dulcificar sus palabras y me abracé más a él.

- Tú también me gritas.

- Ni la mitad de lo que me gritas tú a mí -refunfuñó.

Llevaba razón. Perdía los nervios con demasiada facilidad cuando se trataba de él y ni siquiera era capaz de llegar a comprender por qué. Nunca había sido irascible, jamás, ni tampoco me había dejado llevar por mi mal humor. Pero con él era diferente. ¿Cómo era capaz de sacar lo peor y lo mejor de mí en tan solo una hora?

¿Y por qué él seguía aguantando eso?

- Podrías buscarte a otra -comenté, comprendiendo que no tenía por qué soportar más veces nuestras discusiones.

- Tú lo has dicho, podría.

Sonreí, pero me cuidé de que no percibiera ese detalle. Alargué mi brazo izquierdo hasta que conseguí rozar su pecho y allí lo posé. Acaricié lentamente los contornos de su tatuaje, provocando que su piel se erizara cuando disminuía aún más la velocidad.

No tardé demasiado en comprender la tontería que había dicho. ¿Podría buscarse a otra? ¡Si ya las tenía! Siempre las había tenido. ¿Por qué seguía empeñada en creerme que era la única para él?

- En realidad, ya tienes a otras -comenté, despreocupada, casi más para mí misma que para él.

- ¿Y eso te molesta? -Cuestionó.

Sentí como inclinaba la cabeza con intención de mirarme pero mantuve la vista pegada al frente, sin querer encontrarme con esos ojos que no me permitirían mentir con facilidad.

- Yo no he dicho eso.

- Te lo estoy preguntando -tanteó mi rostro con su mano y sujetó mi mentón, instándome a que levantara mi mirada-. ¿Te molesta? -Preguntó, cuando nuestros ojos chocaron.

- No sé por qué me preguntas eso.

Rechacé responderle y sus ojos se oscurecieron.

- ¿No quieres contestarme por alguna razón?

More than this | Fan-fic de Louis TomlinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora