More than this | Fan-fic de Louis Tomlinson

XXXII. A su lado

Viernes 4 de abril de 2014

[Punto de Vista Alice]

Llevaba toda una semana sin ver a Louis. Tal y como ya me había informado, había decidido marcharse a Doncaster esos cinco días para pasar un tiempo con su madre, a la que hacía casi dos meses que no veía. Entendía a la perfección el motivo de su viaje y la ilusión que, era evidente, había puesto en él, pero reprendí fuertemente que hubiera tenido que elegir esa semana y no cualquier otra.

Esa semana, seguían con los ánimos por los suelos. Sonreía como una niña con un caramelo nuevo siempre que un cliente entraba en la librería en busca de algún libro, pero durante el resto del día las expresiones contraídas y los labios sellados eran mi signo de identidad. Ni siquiera era capaz de ser yo misma cuando Benedict no estaba presente, pues la idea de estar ocultándole algo de semejante gravedad a Katherine me reconcomía por dentro.

Ambos actuaban de forma totalmente opuesta conmigo. El primero se dedicaba a ignorarme el noventa por cierto del tiempo que pasábamos juntos, empleando el otro diez por ciento en lanzar pequeñas amenazas que me recordaban por qué mantenía la boca cerrada. Katherine, por el contrario, había achacado mi estado al "mal de amores". No me había atrevido a contradecirle, por lo que desde un principio se dedicó a tratar de despertarme sonrisas, algo que sólo me hacía sentir peor.

Así las cosas, lo que menos hubiera deseado es que la única persona que me hacía sentir completamente bien se marchara lejos de mí. Por eso mismo, al finalizar esa agotadora semana laboral, sólo podía pensar en volver a estar en brazos de Louis. Calmada, tranquila, sin mayor preocupación que tratar de seguir respirando mientras tenía delante los dos ojos más bonitos del universo.

Corrí hasta la puerta en cuanto el timbre sonó. Había prometido acudir a verme nada más llegar a Londres y parecía haberlo cumplido con absoluto rigor. Eran las ocho menos cuarto de la tarde, y por lo que llevábamos hablando durante el día, estaba convencida de que no llevaba ni media hora en la ciudad. Sonreí, ufana, antes de girar el pomo de la puerta, y la imagen que se postró ante mí terminó por hacer mi sonrisa más amplia.

Louis tenía los ojos ligeramente achinados debido a que sus labios también estaban curvados, y fue suficiente para recordarme a mí misma por qué me había enamorado de ese hombre. Me mordí el labio inferior sin decir nada, esperando que avanzara hacia mí. Lo hizo. Alzó su mano derecha y la posó en mi boca.

- Si no te importa, deja de morderte el labio -desenganché mis dientes de ellos tras su petición-, me gustaría mucho besarte -ronroneó.

Apoyé las manos en su pecho y acepté sus hercúleos besos sin objeciones. Pronto, el vigor entre nosotros se volvió mayor y nuestras lenguas comenzaron a entrelazarse delirantes, anhelantes la una de la otra. Aprisionó mi cintura con sus fuertes brazos, esos que tanto había extrañado, y me hizo retroceder unos cuantos pasos, hasta que acabé de espaldas contra la pared más próxima a nosotros. Trasladó su boca a mi cuello, colmándome con húmedas caricias, y arañé la parte superior de su espalda, enredando después mis manos en su pelo. Levantó la cabeza al tiempo que trataba de deshacerse de mi camiseta, mientras nuestros ojos se supervisaban continuamente.

Quedé desnuda de cintura para arriba a los pocos segundos, y provoqué que en él ocurriera lo mismo. Repasé el contorno de sus brazos desnudos con mi dedo índice y dejé escapar un suspiro. ¿Tendría alguna idea de cuánto lo había echado de menos?

Desabotonó el botón de mi pantalón vaquero tras el estudio que había realizado por su torso y dio media vuelta a mi cuerpo, haciendo que mis pechos chocaran contra la fría pared y mi trasero quedara pegado a la imponente erección existente bajo su pantalón. Me apartó los cabellos cercanos a mi oreja izquierda y posó su boca en ésta, haciendo palpitar todo mi ser.