Años perdidos

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Se encontraba el pequeño Jungkook de siete años practicando su defensa, pues su amo se lo había ordenado.

-Jungkook, ven, dejame verte- dijo con la voz ronca y gruesa.

Jungkook asintió mientras caminaba a él, el pequeño cuerpo de Jungkook sabía lo que iba a suceder, sin embargo no podía desobedecer.

-Eres tan bello, tu cuerpo se esta desarrollando muy bien para tu edad, entiendes las cosas a la perfección y tu rostro es tan puro e inocente- dijo mientras le alzaba la mirada tomándolo de la barbilla y le acariciaba la mejilla con su pulgar - es una lastima que solo seas una falla- en un rápido movimiento, Jungkook término en el suelo con un golpe y algo era inyectado en su cuello.

Jungkook gritó por el dolor que le provocaba esa sustancia, pero su amo lo miró a los ojos mientras le cubría la boca.

-Tan pequeño, tan frágil, tan miserable y simplemente una falla- escupió con veneno en la voz, Jungkook quería llorar y moverse, patalear y rogar para que lo dejarán, pero nada en su cuerpo reaccionaba, el brillo en sus ojos se perdió y simplemente se congeló, nada de él funcionaba, la sustancia había logrado su cometido.

Su amo lo soltó y el quedó en el suelo tirado con su mirada pérdida, el amo río por la debilidad del niño y salió de la habitación.

Cuando reaccionó, se encontraba en una habitación con un espejo reflejándolo, miró como su rostro estaba manchado por lágrimas que inconscientemente cayeron y resbalaron por sus mejillas, su ropa estaba sucia y desgastada, ¿cuando había sido la ultima vez que se le había permitido ducharse o cambiarse?, su piel estaba pálida, sus ojos habían perdido la luz y su cuerpo se encontraba lleno de cicatrices.

Quería volver con su madre, tenía miedo de seguir así, no quería que ese hombre le hiciera daño otra vez, esa sustancia, le hacía cosas extrañas a su cuerpo, y tenía miedo, se estaba convirtiendo en un monstruo. Lloró sin parar esa noche, lograría volver con su madre, eso era lo que tenía en mente.

Durante varios días más sus ojos empezaron a doler, y de vez en cuando la luz lo molestaba, su amo sonreía orgulloso de ello, y el no entendía porque, hasta que un día lo comprendió.

Fue llevado a esa habitación del gran espejo, y habían hombres más grandes que él, se asustó, pero su amo le dio la orden a los hombres de matarlo, y él no podía morir.

Los hombres empezaron a atacar, y como había sido "entrenado", se defendió, sin embargo algo cambió, con tan solo el toque de él, los hombres empezaron a convulsionar y a retorcerse del dolor pidiendo piedad, algunos otros empezaron a respirar muy agitadamente, pero nada sirvió, a los segundos ellos se encontraban muertos.

-Hermoso, magnífico, las vitaminas están funcionando, mira que hermosa obra he creado- el amo se acercó al niño y lo tomo de la barbilla para obligarlo a mirarse al espejo.

El hombre tenía consigo unos guantes especiales, pues él no era tonto, comprendía lo que le sucedía al niño, y por eso mismo tenía que ser precavido.

Jungkook se quedó estático, se miró de pies a cabeza, alrededor de el se encontraban los cuerpos de esos hombres muertos y pero lo que le sorprendió fueron sus ojos.

-¿Que... ¡Que me sucedió!- se gritó horrorizado, sus ojos habían pasado de ser marrones a verdes.

 ¡Que me sucedió!- se gritó horrorizado, sus ojos habían pasado de ser marrones a verdes

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