Heridas

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Los Quattordio habían empezado su cadena de restaurants que llevaban el mismo nombre hacía más de 30 años y Renato hijo de uno de los dueños planeaba seguir la tradición y convertirse, no solo en chef ejecutivo, si no el próximo dueño relevando a su padre, quien gustoso le había entregado todas las recetas secretas.

Sábado por la noche

Hoy, hacía una semana que Renato se estaba haciendo cargo de uno de los restaurants Quattordio, había planeado algunos cambios para hacer el fin de semana como: la ambientación, algo sutil, le gustaba lo tradicional del lugar y le generaba un nostálgico recuerdo de su infancia, pero había unos cambios necesarios para darle un toque más canchero y moderno, también hizo un recorte en los extensos menús dejando las especialidades de la casa y algunos platos simples que habían probado esa misma noche.

-Gracias por todo muchaches, ha sido una semana agotadora, pero nos ha ido muy bien, espero que ustedes se sientan a gusto conmigo y saben que cualquier cosa se acercan a mí y lo charlamos, si no se sienten cómodos con algún cambio, preguntan por favor, soy su compañero, me conocen desde siempre y me gusta la confianza pero también soy su jefe y ese es mi papel primordial, bien, este fin de semana tienen libre y  abrimos el lunes ya con los cambios que implementamos hoy como prueba, ahora si ! disfruten su fin de semana, que va a ser el único! ¡Vayan, vayan! Y gracias - Se despidió Renato de sus compañeros y empleados mientras aplaudían, y se acercaban para felicitarlo, lo querían mucho pero sobre todo lo respetaban, había estado en esa cocina desde que era pequeño, por lo que todo el mundo sabía de qué estaba hecho el joven y confiaban en que este al mando.

Renato siempre se quedaba más tarde de la hora en la cocina, planeando algún nuevo plato, repasando recetas u organizando alguna comida para las beneficencias de las que era parte...

-Renato, hijo, como estas? - preguntaba su padre por teléfono

-Bien viejo, todo bien, que haces despierto?

-estaba preocupado no me llamaste, ni le avisaste a tu mama si venias mañana

-Ah sí perdón pa, es que estoy bastante ocupado y me olvido

-bueno, salí de esa cocina y anda a descansar por favor! - dijo su padre que intuyo su hijo seguía en el local

-Si viejo, ya me voy, termino de prepa... La concha de la lo..., no termino de hablar mientras pegaba el grito

- ¿Hijo, que pasa? Pregunta don Quattordio preocupado

-Nada, viejo me olvide de llamar a Fausto por el cumple, quédate tranca dale, anda a descansar que ya son casi las 3am

-Bueno, está bien, ¡cuídate! Un abrazo- dijo el hombre – cuídate pa un abrazo- respondió el menor 

Renato no se había olvidado del cumple de su amigo, estaba tan pasado de vuelta que se había cortado la mano, casi a lo largo de su dedo anular izquierdo con la cuchilla mientras cortaba un trozo de pollo distraído... era un tajo profundo y solo veía sangre, estaba solo en la cocina y se sentía un poco mareado, envolvió su mano con un repasador limpio, ni siquiera pudo meter la mano bajo el agua porque le causaba impresión, llamo a un taxi que lo llevara a la clínica, aunque estaba solo a tres cuadras, pero no se sentía bien, subió al taxi y cuando llego lo hicieron esperar en la sala de la guardia por lo que le pareció una eternidad ... hasta que la enfermera lo reconoció y lo hizo pasar a una de las camillas...

-Hola tato, que te paso? Preguntó la enfermera que ya lo conocía hacia bastante.

-hola Loli, no sé, estaba cortando pollo y hablando con mi papa y se me zafó el cuchillo ...dijo Renato un poco avergonzado

-Tato, Tenes que bajar un cambio, Tenes un cuchillo en la mano desde que Tenes 5 años, jamás te raspaste la mano – sos excelente en lo que haces, no te presiones

-Gracias Loli, sabes como soy, me gusta que todo salga bien, quiero que mi familia este orgullosa - dijo Renato un poco apenado.

-Tu familia te ama, sos su orgullo, además que los podría decepcionar a los duros quattordio -decía fingiendo un acento italiano- decirles que Tenes novio? Rio la enfermera, para despabilarlo un poco, se estaba durmiendo.

-JA JA estas chistosa esta noche -

-Ves al menos te hice reír, y como va eso, con Matías digo ... indago

-eh no sé, a veces siento que no me presta atención, cómo que lo que hago no le importa, solo quiere salir de joda todo el tiempo, sacarse fotos y confesar su amor en las redes, pero en casa a penas me dice te quiero, me parece que no da para más, que se yo, no me puedo preocupar por eso ahora – soltó Renato como si estuviera descargando sus pensamientos sin filtro...

-ya sabes lo que pienso de ese pibe, vos te mereces lo mejor y me parece que no es el ... pero bueno, vos escucha a tu corazón mi vida – ahora me voy a buscar al médico, ya veo que se durmió...

-dale, gracias Loli por escucharme siempre -

La enfermera asintió y le dio un abrazo, fue a buscar al médico que, con razón, no había escuchado el ingreso, se estaba lleno de la guardia, había terminado su turno, aunque debía esperar a que llegara su compañero este ya le había dicho que estaba en camino...

¡Doctor espere! - grito Loli

-Loli me estoy yendo, mi guardia termino hace 10 minutos, no voy a ver a nadie más, no te molestes- dijo en un tono demasiado malhumorado

-Se acuerda cuando se quedaba más de la hora, porque decía que nadie los iba a atender con el mismo cariño y paciencia que usted... donde quedo? el joven que curaba con una sonrisa ?...

El medico solo la miro, ella lo conocia desde que era apenas un residente, en su primer día, ella lo había salvado de mandarse algunas macanas, había sido testigo de los días en los que no estaba tan cansado, en los que todavía tenía esperanzas de ayudar a la gente con una sonrisa, y aunque ya no era la misma persona de hacía cinco años atrás, de alguna manera ese recuerdo lo hizo volver a la sala ...

-Está bien, pero, ¿porque tanto interés en este paciente para que uses tus armas del recuerdo? - indago el Dr.

-es el señorito Quattordio, me lo trata bien que es como un hijo para mí y alguien importante para todos en la clínica

-El hijo de uno de los dueños de Quattordio- concluyo el médico, seguro era uno de los niños mimados, hijo de familias adineradas – pensó

Gabriel se acercó al pequeño cuarto donde Renato ahora se encontraba recostado en la camilla a punto de dormirse, Gabriel sin mirarlo a la cara con total indiferencia dijo- Quattordio, que paso ?, esto a Renato le molestaba muchisimo, la gente que se creía más por tener un título como el, por lo que le contesto, - Si me miras a la cara o a la mano, quizás te puedas dar cuenta -

Gabriel se sorprendió por la contestación tan contundente y sin temor, pero no solo eso, le gusto como sonó su voz, le corrió un escalofrió por la espalda, no supo que fue pero le gusto, -como me puede gustar su voz ? - pensó 

Cuando levanto la vista, fue cuando casi se paralizo, cuando vio ese hermoso rostro, de piel blanca lisa, tersa cual marfil y esos ojos cafés oscuro que ahora lucían sorprendidos y cansados a la vez y que tenían las pestañas más largas y hermosas que jamás había visto ... 

Anatomia de un chefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora