Sutura

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Gabriel es un médico clínico de 30 años, trabajando en la sala de urgencia de la clínica "Salvador" había terminado su carrera a tiempo, impecable a los tan solo 24 años, no era el sobresaliente de su clase, pero la medicina le fascinaba y absorbía el contenido de las practicas, comenzó su residencia enseguida, al principio roto en varios lugares hasta dar en el salvador, siempre le gusto la parte de traumatología, pero con el tiempo decidido solo enfocarse en la clínica, le gustaba atender a todo tipo de pacientes y ayudar cuanto más pudiera.


Su carrera fue muy sacrificada, su madre era radióloga y su padre trabaja en una fábrica, siempre estuvieron para su hijo ayudándolo en todas sus metas, la más grande enseñanza que le había dejado su padre era el no juzgar a las personas porque siempre había alguien luchando una batalla interna y debía ser respetuoso, y que se sintiera siempre en libertad de amar a quien quisiera, nunca comprendido por que le había dicho eso y el secreto se lo había llevado con el, el dia que murió. Hacia tan solo dos años. Quizás una de las causas por la cual se sentía tan perdido.


Ese momento ahí, delante de ese chico, no entendió que era lo que le pasaba, pero sintió algo por dentro, como si, su corazón se volviera a unir.

-La mano! - exclamo Renato con una sonrisa de costado, al ver que el doctor se había quedado mirando sus ojos ...

-Ah sí, vamos a ver...

Gabriel descubrió la herida, había mucha sangre el corte era poco profundo, pero había sido en la parte sensible abarcando desde la yema del dedo hasta el final de la falange. Buscó unos guantes, y los materiales necesarios y empezó a limpiar el corte mientras interrogaba al apuesto joven.

-Que hacía jugando con un cuchillo Quattordio? Le dijo medio en joda, pero también enserio- realmente creía que era un niño mimado solo por el apellido

-Perdón? Le contesto mientras abría los ojos como platos

-Eso, que hacías, ¿te agarro el interés por aprender a cocinar? ¿Ya tiene edad no?

Con su mano libre Renato tomo el bolsillo del guardapolvo del doctor para fijarse en su apellido

-Que maleducado, doctor Gallicchio, - le dijo mientras lo soltaba- eso se lo enseñaron en la facultad?

- ¿No me digas que es mentira?, seguro Tenes mucamas que te sirven todo en bandeja?

Renato no podía creer la desfachatez del médico, Esto último si le molesto un poco al menor, pero al mismo tiempo lo intrigo, había una tensión que no podía describir, y al mismo tiempo le vio desde arriba de la camilla y entre los rulos una mueca, muy parecida a una sonrisa y eso lo intrigaba más...

ahora quería saber porque ese hermoso chico de rulos negros que le caían sobre su frente haciéndolo ver como la persona más linda que había visto en buenos aires, esos ojos verdes cristalinos a la luz blanca de la sala, que a pesar del brillo los veía apagados ... quería saber que lo había lastimado tanto para que sea así, tan... tan ... malhumorado

-Para su información señor, tengo mi propio buffet y soy chef ejecutivo de Quattordio, no que le tenga que dar explicaciones- dijo y miro hacia otro lado haciéndose el agrandado y en tono burlón mientras balanceaba sus pies en la camilla como si fuese un niño

Gabriel río ante esto, como puede ser que ese pibe, le causara una mezcla de emociones que hasta ese momento no entendía. Renato solo pudo morder su labio para no reaccionar ante la más dulce y hermosa sonrisa que ahora el doctor le regalaba y que al darse cuenta que el joven chef lo miró, se sonrojo ...

 Renato aprovecho para hacerlo sonrojar más...

-Ay ay ay gallichio , que paso? ¿Ya no Tenes ganas de insultarme? O te sorprendió saber que soy tan joven, apuesto y exitoso – le dijo mirándolo de manera seductiva

Gabriel, movía su cabeza en forma de negación – ah bueno! puede ser que yo me haya equivocado un poco, pero esa descripción tuya estuvo un poco exagerada, no?

Ya no había miradas escondidas, ahora se miraban fijamente.

-Que parte exactamente? Porque me parece que las tres me quedan muy bien, o no ?- lo miro sugestivo esperando una respuesta.

-Puede ser, pero a ver si Tenes tanta cancha cuando empiece a suturar- dijo el Gabriel tratando de evitar pensar en su primera respuesta

-QUE? ¿sutura, por qué? Ya había quedado atrás la pequeña insinuación

-Bueno me dijiste que sos chef, así que te voy a hacer dos pequeños puntos para que cicatrice más rápido, la verdad que los cuchillos de tu restaurant están bien afilados-

Renato rio ante el comentario y trato de bancársela mientras le hacia los dos puntos, en un momento, cuando empezó a introducir la aguja en su piel, sintió un dolor insoportable, la anestesia local no estaba funcionando muy bien y apretó los hombros del rizado sin notarlo haciendo que este se estremezca, cosa que trato de disimular se removíendose en la silla

Renato quito su mano al darse cuenta, aunque en realidad no quería, quería seguir moviendo su mano y poder acariciar su cuello, subir hasta sus rulos, tocar sus mejillas – ay ! susurro cuando sintió el otro pinchazo y salió de la nebulosa en la que su mente se había sumergido sin querer, y sintiéndose un poco culpable, él tenía novio y la persona enfrente suyo era un desconocido...

Gabriel termino de suturar y vendó su mano. Le indicó antibióticos por unos días y que volviese en una semana para retirar los puntos.

-Bueno, listo quattordio – dijo el médico.

-Renato, ese es mi nombre – dijo el menor

-bueno, Renato, Gabriel ese es el mío, aunque seguro ya lo viste en la chaqueta. - Renato asintió y sonrió marcando sus hoyuelos, sin saber que eso haría al doctor terminar de encandilarlo

– te espero la semana que viene para ver esa herida, no te olvides - ambos asintieron, se dieron la mano y se despidieron

Gabriel olvidando que su guardia había terminado hacía más de una hora, entro corriendo al consultorio, sentía algo que no podía explicar, le latía el corazón fuerte, quería volver a ver ese chico...

***

-Ei, hola! Gabriel! -grito Loli ya entrando al consultorio

-Que? Gabriel la miró confundido por las señas que hacía de la enfermera

-Opa, que te paso?, hace una hora te ibas corriendo y ahora estas acá tildado, luciendo ... ¿confundido y medio feliz?

-No sé de qué estás hablando, ya me voy- dijo y salió saludándola con una palmadita en el hombro

Ya con Gabriel dándole la espalda, Loli lo observaba irse y sonrió, sabía que había pasado, y en el fondo de su corazón presintió que el destino le estaba dando la razón- 

***

El rizado no se iba a aguantar hasta el sábado, tenía que hacer algo... tenía que volver a ver esos hermosos ojos que sin saberlo querian lo mismo ...

Anatomia de un chefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora