Corazón: Gabriel

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-Mi amor dale! - grita suavemente Gabriel, que está sentado en el living de su departamento, leyendo unas historias clínicas y listo para salir.

Renato se asoma por la puerta del baño, mira a través del corto pasillo a Gabriel y mueve la cabeza en forma de negación con el cepillo de dientes en la boca

-Es que no te lo puedo creer- balbuceaba y Gabriel moría de risa

Renato termina de aprontarse, ya no tiene escapatoria y se acerca a su novio -porque estas tan nervioso? -pregunta el mayor- Renato le saca los papeles de la mano y los deja en la mesita baja, se sienta en su falda y esconde la cabeza en el cuello de Gabriel, quien le besa la frente y abraza por la cintura.

-Es que mira si no les caigo bien -

- ¡Imposible! además si yo te amo ellos te van a amar y mi mamá lo único que quiere saber es si soy feliz y si me alimento, lo primero es evidente y por lo segundo como muy bien – en todos los sentidos así que se va a quedar tranquil- dijo Gabriel riendo - ¡tonto! -respondió el menor mordiendo suavemente su hombro - pero te conozco bebe, eso no es lo que te preocupa- que pasa? Indago Gabriel

-Es que les dijiste que salías con un chico el viernes, les diste dos días para procesarlo y ya me estas llevando a tu casa

-pero si ya hablamos – le decía Gabriel mientras dejaba un beso en la nariz del chico – mi familia es bastante abierta con el tema

-una cosa es ser mente abierta y otra es que tu hijo aparezca a los treinta años a decirte que esta de novio con un hombre hace casi tres meses – dijo y lo abrazo más fuerte

Renato no era el tipo inseguro, para nada, siempre le hizo frente a todo sin ningún temor y sin dudar, pero lo que vivía con Gabriel por primera vez le daba miedo, él se había convertido en poco tiempo en una de las personas más importantes en su vida, y perderlo por la razón que fuere le aterraba, además nunca había conocido las familias de sus dos novios formales anteriores, ni siquiera los de Matías, siempre fue todo muy casual y se los cruzaba en algún cumpleaños o celebración. Pero con Gabriel era distinto él era una persona formal y muy familiar, y aunque nunca lo dijo esto era lo que Renato más amaba, la estabilidad del hogar que sentía cuando estaban juntos. Gabriel quería que todo el mundo conozca a la razón de su felicidad, pero también comprendía estas inseguridades que Renato a veces mostraba y aunque desconocía la razón, le daba el espacio para que el solo algún día las comparta.

-Mírame, amor – Renato se enderezo aun el en regazo de su novio y lo miro a los ojos – sos la persona que amo, es más, la que más he amado y la que espero amar por mucho más tiempo del que podamos contar, recuperé una parte de mí el día que te conocí, yo te elijo a vos, porque me haces feliz y no me importa lo demás – me escuchas? Dijo acariciando con sus nudillos las mejillas suaves del menor – Te amo

-Te amo mucho más bonito- vos me haces feliz a mi- respondió Renato mientras rozaba su nariz dulcemente con las del mayor asintiendo y le daba besos por toda la cara para terminar finalmente en sus labios

****

Ya en la entrada de la casa, Gabriel golpeo la puerta y entro – ¡Ma! ¡Permiso! - Renato respiro, sus manos no paraban de temblar – Gabriel las beso -

-Tío! Salió Francesca la sobrina de Gabriel de 5 años, Gabriel la alzo entre sus brazos – Renato observaba la escena enternecido

-hola mi princesa – le lleno la carita de besos haciéndole cosquillas

-donde están todos? - pregunto – están afuera en el patio, la nena se acercó al oído de su tío y le pregunto en lo que pretendía ser un susurro – pero Renato lo escucho

Anatomia de un chefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora