Memoria

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-Gabi, amor, dale, tenes que ir a trabajar – replicaba una y otra vez renato parado al borde de la cama intentando despertar a Gabriel

-No amor, me quiero quedar con vos, les digo que no me siento bien, me pido un parte.

- ¿Ah sí? y ¿qué les vas a decir?

-mmm, que me duele el culo –dijo sonriendo, pero aun con los ojos cerrados

-Jajaja – las risas de renato retumbaron en el silencio de la habitación- ves como sos, después me decís a mí que soy el caprichoso ...

-Sí, vos sos más caprichoso hermoso mío – renato mordió su labio, tenía que irse y Gabriel lo tentaba a dejar todo

-Dale, mío, levántate, me tengo que ir a una reunión y quiero desayunar con vos –se acercó para dejarle un beso en la boca al mayor.

Gabriel aprovecho la oportunidad y tiro de Renato haciéndolo caer encima suyo, para después rodar y quedar encima de él, dejando besos por toda la cara del menor.

-No, no, no, basta –decía renato entre risas

El castaño miro de reojo el reloj y vio que se le hacía tarde, tomo al mayor de la cintura y lo dio vuelta quedando el ahora ahorcajadas del mayor.

-Ah, bueno queres que vaya a trabajar, pero si te pones así, no me voy a ningún lado –renato puso los ojos en blanco

-Gabriel Gallicchio ! A trabajar he dicho –insistió Renato y se levantó de la cama

-estas muy mandón hoy- dijo Gabriel con una sonrisa –me gusta.

-mhm, te espero en la cocina - replico el menor con una sonrisa, marcando sus hoyuelos

Gabriel se levantó y se pegó una ducha, cuando salió volvió rápidamente a la habitación y observó el desastre que era la cama.
El viernes a la noche había sido sin dudas una de las mejores noches que habían tenido, tanto que cancelaron todos sus compromisos de sábado y domingo para quedarse encerrados en su departamento como si no se hubieran visto en meses.
Ese fin de semana descubrieron cosas nuevas sobre el otro, Gabriel descubrió que le gustaba provocar a renato cuando podía, por lo general era el rol del menor, pero encontró muy satisfactorio cuando la situación se invertía y de repente ambos empezaban a mostrar esas facetas más ocultas, provocar a renato sin dudas se había vuelto algo que reservaba para cuando el menor no se lo esperaba pero sobre todo había amado que el Renato tome el control, que lo domine, sintió más satisfacción de la que alguna vez creyó posible.

Aunque deseara quedarse con el todo el día, sus obligaciones estaban primero y en eso coincidía con Renato, una de las cosas por las que funcionaban a la perfección era el entender que sus compromisos laborales se cumplían a raja tabla, porque tenían muy en claro que era lo mejor para su futuro y por más que eran pareja, cada uno tenía metas personales y debían estar uno para el otro, si querían que esta relación se extendiera en el tiempo.

Claro que, en ocasiones especiales, podrían hacer una excepción como el fin de semana que viene, el 14 de abril era su primer aniversario, a Gabriel le tocaba una guardia y renato un evento importante de Doolh, pero era una fecha que no se iban a permitir estar ocupados por lo que arreglaron cubrir sus obligaciones.

Gabriel abrió el cajón de la cómoda para sacar un bóxer y se quedó mirando el fondo del mueble... y cada vez que pensaba en lo que guardaba ahí y en el finde que viene le entraba un nerviosismo tremendo, tenía planeado toda la sorpresa de aniversario, pero, aunque el esteba completamente seguro de su plan, no podía evitar sentir dudas de si era el momento correcto.

*

Gabriel va a la cocina, toma una taza de café caliente que renato había preparado, se encuentra a su novio sentado en la mesa esperando por el mientras leía un libro, notó que ya casi había terminado de desayunar, por lo que delicadamente miró al menor y le hizo seña que corra su silla hacia atrás dándole así, lugar para que se siente en su regazo.

Anatomia de un chefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora