Complacencia

1.3K 67 91
                                    

En la intimidad se podía decir que Renato y Gabriel eran una mezcla perfecta de todo, y se intercambian siempre para poder hacer sentir al otro lo que necesitaban, eran fuego y agua, eran la tormenta y la calma, cuando se entregaban lo hacían por completo, eran esas dos almas uniéndose en un mismo cuerpo, dos bocas devorándose la una a la otra, siempre era con pasión, descubriendo algún lugar nuevo de piel que haya quedado sin descubrir, pero estas últimas seis semanas de abstinencia habían despertado en el otro cosas que no sabían que querían hacer o intentar, Renato amaba ser dominado, pero quería dominar, Gabriel amaba cuidar a Renato pero también quería ser cuidado. Querían complacerse al otro sin tener miedo a lo nuevo o al cambio.

Por eso la noche anterior Gabriel se animó a probar una nueva manera de complacer a su novio, porque lo quería todo, quería cada parte de piel solo para él, cada lunar, cada peca, que le pertenezcan a su boca, quiere que sea suyo y el ser completamente de Renato.

Eran las 7:30 de la mañana del sábado, habían dormido toda la noche, casi desde las 9:30 pm del viernes, ni siquiera se habían levantado a comer algo.

Como era habitual, Gabriel se despertó antes que el menor y aprovechó como siempre para secretamente admirarlo hasta que se despertara, aunque ya no era tan secreto como antes, otras veces se dedicaba a preparar el desayuno así podían quedarse en la cama un ratito más antes de ir a trabajar

Esta mañana solo lo miró por pocos minutos antes de que Renato se despertara y apoyara la cabeza en su hombro, pasando la pierna por encima de las de él mayor y con su mano derecha acariciara el borde de su mandíbula, Gabriel siempre llevaba la barba hasta unos días crecidas y Renato pasaba sus dedos dulcemente dejando escuchar solo el sonido de sus respiraciones junto con el roce de sus uñas contra la cara de Gabriel hasta que abría completamente los ojos y lo abrazaba por la cintura.

-ya estás maquinando desde temprano Gallicchio?

-sip, si te tengo al lado mido no lo puedo evitar – respondió Gabriel acariciando el brazo derecho del menor

-y en que pensabas si se puede saber? -preguntó Renato y dejo un rápido beso en el hombro de su novio

-en vos, en lo mucho que te deseo

-no me podés decir esas cosas tan temprano- dijo el menor ruborizándose, cosa que casi nunca pasaba, siempre era al revés

-Te digo enserio, te miro y no lo creo , como tuve la suerte de encontrarte, de encontrar un alma tan pura en un cuerpo tan hermoso, el amor en un corazón tan joven, la sonrisa en la boca ms perfecta, los besos más dulces y tiernos en una boca que me llama al pecado; unos ojos tan angelicales con pestañas infinitas en el color marrón más lujurioso y un culo que ni te cuento , parece que fue hecho a mi medida y una pija que...

-Gabriel Gallicchio ! Ya entendí –dijo el menor abrazándolo fuerte y escondiendo su rostro en el hombro de mayor dejando en evidencia una enorme sonrisa que de seguro marcaba sus hoyuelos.

Esas eran cosas que Renato podría quizás llegar a decir, pero nunca Gabriel y esto lo tomó por sorpresa al menor dejándolo más enamorado si era posible y un poco avergonzado, pero sobre todo feliz de que su novio lo encuentre perfecto al menos para él, porque el resto no importaba, y además que se lo diga así sin tapujos demostraba que realmente se moría por decírselo.

-Te extrañe mucho –dice Renato ahora mirándolo a los ojos y besando dulcemente sus labios

-yo también mi amor, no sabes cuánto me moría por hacerte mío, pero entendeme que lo hacía porque no te quería lastimar

-lo se amor, es que a veces me cuesta no tenerte tan cerca mío, y sentirte, sentir que me deseas como yo a vos, aunque después de lo que me dijiste, no lo voy a volver a dudar, un montón la verdad –dijo sonriendo

Anatomia de un chefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora