Abstinencia

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Semana 1 y 2 de recuperación

Las primeras semanas de recuperación, no se sabe para para quien de los dos fueron más difíciles si para el operado o para el cuidador.

Gabriel por su parte había logrado ordenar los horarios de su trabajo y demás compromisos, llego a un acuerdo, quedando fijo en la clínica para hacer las guardias de 6 a 12, y las clases de la facultad solo los martes y jueves dos horas catedra cada día por la tarde y solo un fin de semana por mes tomaba una guardia de 12hs en el hospital, donde estaba ahora a cargo de las tutorías prácticas de la facultad.

Al fin se podía organizar, después del accidente de Renato y del estrés que el trabajo de ambos había causado en su relación y en sus estados de ánimo, decidieron hablar más enserio sobre sus responsabilidades y de cómo manejaban su tiempo, si querían que las cosas funcionaran necesitaban con urgencia realizar estos cambios, ellos tenían la ventaja y de cierta manera el lujo de poder manejar sus propios horarios, algo que otras personas no podrían hacer.

Renato por su lado a pesar de ser una persona madura, profesional y muy responsable, estas primeras semanas seguidas a la cirugía se comportaba como un niño inquieto.
Está acostumbrado a hacer todo el solo por su propia cuenta, si, le gusta cuando Gabriel lo mima y complace sus caprichos, pero no le gusta que los demás se ocupen de su trabajo.

La primera semana fue relativamente tranquila, a pesar de que todavía sentía dolor, tanto en la zona de incisión como en los brazos y hombros que no lograba calmar rápidamente, la incomodidad que sentía hacía que quiera estar recostado la mayoría del tiempo, por lo que los días eran bastante relajado para ambos, cuando Renato se sentía un poco mejor, salían a caminar un poco por la cuadra, trataba de subir y bajar las escaleras, siempre con Gabriel a su lado, no lo dejaba solo nunca.

Cuando el menor quería cocinar, Gabriel hasta le que cortaba todo con tal de que no esté parado y después Renato solo sazonaba la comida. La primera semana funciono, pero la segunda ya no, Renato por primera vez le hizo cara de enojado, aunque Gabriel en vez de retarlo le dio ternura, realmente se comportaba como un adolescente cuando quería, pero de igual modo se dio de cuenta que quizás estaba exagerando un poco.

*

Era viernes al mediodía, finalizando la segunda semana, Renato de a poco retomaba sus actividades cotidianas, aunque, todavía faltaba para salir del reposo absoluto, Gabriel llegaba tipo 01:00 pm día así que se dispuso a cocinar un simple risotto.

Mas temprano había llamado a Loli para tomar unos mates, así que ella se quedó para ayudarlo a hacer cosas simples como levantar la olla para poner agua y otras que necesitaran esfuerzo o que se agachara, cosas que Gabriel aun le había prohibido totalmente, charlaron toda la mañana hasta que se hizo la hora en la que Loli entraba a la clínica, no sin antes ayudarlo con la mesa, si había algo que esa mujer y Gabriel compartían era el terror de que algo le pasara al menor, así que literalmente no lo dejaba ni levantar un plato.

-Al final, yo te llamo para que me sebes unos mates y terminas haciendo las cosas por mí, sos peor que mi novio – rio Renato

-y si nene, encima estos platos que tienen ustedes pesan 200 kilos, se te abre la herida, me mato, si no me mata antes Gabriel.

-para ser enfermera, sos muy exagerada con esto.

-ahora no soy enfermera o me ves de ambo? Ahora soy tu amiga y como amiga me preocupo

-está bien – dice Renato poniendo los ojos en blancos, y sonriendo de costado – y son mis platos, que traje de contrabando de Ámsterdam, no te metas con mis platos.

Anatomia de un chefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora