Corazón

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Domingo

Renato se despertó, sintió los rayos de sol colarse por la ventana, se estiro y deslizo su mano a un costado buscando el cuerpo del mayor, pero no lo sintió, se sentó en la cama exasperando, esa noche había sido un sueño? - pensó - pero se dio cuenta enseguida que ese no era su nuevo departamento y sonrió al sentir el olor a café, se levantó, se puso solo su jean y camino por el corto pasillo hasta la cocina. 

Cuando llego lo vio parado frente a las hornallas, tarareando una canción mientras hacía tostadas, se apoyó sobre la pared en silencio y se quedó mirándolo un segundo, tenía los rulos todos alborotados, y recordó como los había sostenido la noche anterior mientras entraba en él, esos labios rozados que se movían al ritmo de una canción, como había besado las partes más íntimas de su cuerpo, estaba en cuero, y observaba como movía sus caderas y pensó en los movimientos en la cama, tenía puesto solo una bermuda deportiva azul marino con un escudo de Boca en un costado, - el alto rio – no podía ser que se había enamorado de un bostero – pensó- y se sorprendió ante esto último – enamorado - sí, enamorado, ya no lo podía negar, quería que esos ojos verdes cristalinos lo miraran todos los días con amor y deseo, quería que esas manos le recorran el cuerpo con cuidado y con pasión, ya no había vuelta atrás quería quedarse toda la vida con ese chico, sintió que por primera vez estaba en el lugar que tanto había deseado en su vida, sintió que encontró a alguien dispuesto a ser su igual, dispuesto a construir una relación saludable, alguien que lo cuide y lo respete ...

-Buen día, - saludo Renato acercándose al mayor

-Buen día - respondió bajando el fuego de la cocina para abrazar fuerte al otro por la cintura.

Renato lo abrazo por los hombros con la misma fuerza y depositó un suave beso entre su cuello y su hombro, un beso cargado de amor -Mmmm no sé qué es más rico si tu olor o el de ese cafecito que estás preparando ...

-ninguno, tu olor es el más rico – dijo Gabriel hundiendo su cara en el cuello del alto y dejando besos en el mismo

-Cuestión de perspectivas Gallicchio -sonrió - desayunamos o te vas a quedar ahí en mi cuello? – pregunto al notar que el chico no tenía intenciones de moverse

-Me quedo acá- dijo el mayor balanceándolos dulcemente- puedo?

-Por mi quédate a vivir pegado a mi bonito, pero ahora me gustaría comer algo – el mayor bufó divertido y soltó su agarre – Ey ! – dijo Renato – y tomo sus mejillas entre sus manos, lo beso dulcemente – te quiero – yo te quiero más – respondió Gabriel

Se sentaron en el sillón en forma de L del living y después de terminar el café y las tostadas se acurrucaron en la esquina, pusieron una peli cualquiera que pasaban en la tele, pero no prestaban mucha atención...

Así estuvieron toda la tarde, entre el almuerzo, besos , charlas y una pequeña siesta.
Ya de noche antes de la cena, se volvieron a acurrucar y empezaron una serie que prometieron mirar juntos, aunque no estaban seguros de querer gastar su tiempo mirando una pantalla cuando había otras cosas más interesantes por hacer

Renato estaba sentado en la esquina del sillón, con sus pies estirados hacia adelante y Gabriel entre sus piernas, dejando apoyada su cabeza en el pecho del menor, Renato le hacía caricias en sus en sus rulos...

En un momento Gabi se movió para quedar sentado y poder mirar bien a Renato a los ojos, quedando casi acunado entre sus brazos, el menor coloco sus largas piernas sobre las del mayor que empezaba a acariciar sus mejillas y Renato aprovecho para besar sus manos cada vez que rozaban por sus labios

-Dormiste bien? - preguntó Gabriel dejando un beso en la mandíbula del chico

-Mas que bien, hacia como 20 años que no dormía tan bien – rio

Anatomia de un chefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora