Obsesión »FxM«

2

POV NARRADORA

El lugar estaba en total silencio. El chico pelirrojo acostado en aquella cama, miraba hacia el piso, la oscuridad inundaba su habitación, sus ojos cerrados, sus dedos rozaban el piso. 

-Despierta, Foxy-dijo una chica llegando, de cabello azul fuerte y ojos verdes.

Al ver que el chico no despertaba golpeó más fuerte su puerta mientras lo miraba por la ventana transparente, y aunque el chico no la podía ver, lentamente se paro.

-Ya estoy levantado, Bonbon-dijo con aquella voz que helaría a cualquiera-. ¿Qué debo de hacer para que dejes de molestar?

-Tomar tus pastillas-dijo mientras dejaba sus pastillas por una pequeña ventana-. Anda que no es la tarea más difícil del mundo.

Foxy miró la ventana por donde Bonbon lo observaba, el no la podía ver, pero la reconocía por su voz, se levanto y a pesar de que Bonbon estaba a salvo al otro lado, se encogió en su lugar por la altura del chico. Foxy tomo las pastillas que Bonbon había depositado.

-Basura-susurro-. ¿Y el vaso de agua idiota?. ¿Quieres que me atraganté?

Sería favorable, pensó Bonbon.

-Te recuerdo que tienes dentro-murmuró seria.

-Pero ya se acabo-Bonbon tembló-. Oh no, la florecilla debe entrar a poner más agua-Foxy se acercó al espejo sabiendo que ella lo miraba con terror-. Pero no quiere morir tan rápido.

Bonbon dirigió lentamente la vista al garrafón de agua.

-¡Idiota la has tirado toda!-exclamo.

-Ooh, ¿quieres que beba del piso?-frunció su ceño.

-Seria efectivo, bebe del suelo como la escoria que eres-respondió con los brazos cruzados.

 Y Bonbon no era mala por serlo, pero simplemente Foxy no le agradaba, todos aquí lo consideraban un monstruo, por haber matado, secuestrado y torturado. 

Y es que el no merecía tan siquiera estar en la cárcel, porqué no era como tal un asesino, todos sus actos eran provenientes de una voz en su cabeza. 

Y que tenga esquizofrenia no era la razón.

Simplemente nació trastornado, con ese deseo de matanza.

-¿Quieres controlarme?-susurro Foxy mientras reía fuertemente y repetidamente golpeaba el vidrio.

-Eh, eh, ¡cálmate!-gritó-. Mandaré a un guardia a que te traiga agua, descuida.

Se fue y Foxy solo se sentó en el piso riendo.

-Hija de perra-murmuró.

Foxy apretó sus puños, hace años que no mataba, y vaya que lo deseaba, y más deseaba que Bonbon fuera la primera de este maldito manicomio.

Pronto, ya verás, pensó mientras reía en su interior y una sonrisa para nada agradable se formaba en sus labios.

POV MEG.

-¡Aquí es!-exclamo Joy bajando del auto

He de admitir que el lugar se veía bien.

-Y por dentro es aún mejor-dijo Joy leyendo mis pensamientos.

-¿Y los maniáticos no arruinan este lugar?-pregunté.

Ella negó-La clave está en la amabilidad, llevo dos años aquí y te puedo asegurar que con ser amable ya perduráis aquí.

Amabilidad. ¿Con qué se come? pensé sarcástica.

Lo último con lo que alguien se atrevería a definirme sería con la palabra: AMABILIDAD.

Porqué soy honesta, esa no es una cualidad, soy tan agresiva cuando se me plazca, tan impulsiva, que...personas que no me conocieran tan bien como Joy no durarían en alejarse de mí.

Joy me observo.

-Sé que eres amable Meg-me sonrió y negué.

-Te equivocas-murmuré fría.

-Allá dentro no entenderían que sufriste-recordó Joy con una sonrisa.

-No es de que entiendan Joy-entramos finalmente-. Es lo que menos me interesa que hagan.

-Pues debería interesarte-murmuró-. El jefe se llama Golden. Ven, iremos con él.

Caminamos, admito que todo se veía increíble. El silencio adornaba todo, a lo lejos logré ver a un chico de cabellera morada, con unos ojos rojos.

-¿Bonnie?-murmuró extrañada Joy-. ¿Qué haces afuera?

El chico volteó, tenía apariencia agradable.

-Quise respirar un poco de aire fresco.

-Sabes que puedes salir al patio-recordó Joy.

-A él no le gusta ese lugar...

Eso me puso los nervios de punta. ¿Quién es él?

-¿Otra vez él?-murmuró Joy-. Te dije que lo ignorarás, el no tiene control sobre ti

-Me daña-susurro y cada vez me asusté más.

-Eso piensas tú, pero realmente estás muy sano Bonnie.

-Por dentro-completó su frase.

Ay dios mío. ¿Dónde me he metido?