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Mangle.

Me levanté rápido de la cama, aquella idea me ánimo un poco. ¿Qué podía pasar si decido sacar toda esa mierda de mi vida? ¡absolutamente nada!
Pero el destino es impredecible.

Cuando salí, escuché el sonido del agua caer. Mi vista recayó sobre las maletas que Joy y yo habíamos hecho. La suya era blanca con estampados infantiles, mientras que la mía era coral sin ninguna decoración. Mi estómago rugió, recordé que había traído galletas, al menos eso mataría mi hambre por momentos. Me dirigí a mi maleta, moví el cierre al lado contrario para abrirla, y comencé a buscar aquel paquete de galletas, sonreí al encontrarlo. Cuando Joy terminará de bañarse, iríamos de compras. 

Entonces, observé una tela verdosa, la tome y pude reconocerla al instante. ¡Era la chamarra de aquel desconocido de ojos grises! a decir, verdad, la chamarra mantenía un olor delicioso. Me la coloqué y tomé asiento en el piso, abrí el paquete de galletas y comencé a devorarlas. Finalmente dejó de oírse el ruido del agua cayendo.

−Tu habitación está a la derecha−exclamé. Ella no me respondió.
Bien, tanto misterio y frialdad comenzaba a hastiarme

Haber, piensa Mangle...
¿Qué demonios le hiciste antes de salir? 

Pasaron los minutos y al fin salió Joy, su mirada sin expresión, venía haciéndose una coleta, cuando lo logró me miró de reojo y dijo:
−Debemos ir de compras. 

−Oh, claro...oye−llamé su atención.

−¿Hmm?

−Quisiera saber...¿por qué te estás portando así? ¿hice algo malo?−fruncí el ceño. Joy relamió sus labios, viéndose un poco nerviosa. Siempre tuvo emociones transparentes, así que por eso no entendía lo que le sucedía y lo fría que se había puesto, pero al parecer, eso ya se corrompió. Me acerqué más, ella retrocedió, pero...¿por qué?−. Eh, no entiendo, ¿qué sucede?

Se aleja como si me tuviera miedo....Imposible.
Soy dura, pero ella jamás me tendría miedo.

−Este...Ma-Mangle−tartamudeo. Hice una mueca, no me gustaba verla tan asustadiza.

−¿Sí?

−Debemos irnos−su voz salió como un hilo. Aplané los labios, un tanto resignada.

−De acuerdo.

Ella tomo sus llaves y salió rápidamente del departamento, casi cerrándome la puerta pero logro detenerla; Joy no caminaba, prácticamente corría. ¡Esto sobrepasaba los niveles de rareza!. Tuve que correr de igual forma para alcanzarla. Sin decir nada, cruzamos calles y doblamos esquinas hasta que finalmente llegamos a el supermercado. 

−Puedes explorar, yo iré a comprar−¿explorar?

Fue como decirme: Te quiero lejos, ya.
No refuté, solo asentí.

Me alejé de ella para adentrarme en otros pasillos. No sabia que hacer, ¿explorar este lugar? Joy tiene propuestas muy inútiles. Decido entretenerme en el pasillo donde dominan aquellos condimentos dulces para los postres, mi vista no se separa de las estanterías hasta que siento como alguien choca hombro conmigo. Sé que fue a propósito, pues había demasiado pasillo para pasar, así que me voltee. 
Admito qué, me quede un poco petrificada.

Ojos grises...¡no puede ser!
Tiene que ser broma.

−Uh, lo siento−me sonrió burlón. Ladee la cabeza. 
Sé donde lo he visto.

Cuando perdí la memoria, el fue el idiota que me hizo perder la memoria...junto con Bonnie, sí, no lo volví a ver y sigue preocupándome, pero ese no es el caso. ¿Acaso también fue aquella sombra misteriosa que me incitó a cometer tal acto?
Sé que yo quería cometer ese asesinato, pero digamos que su presencia y voz no me ayudaban a hacer lo contrario...

Obsesión »FxM«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora