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Mangle.

Querer afrontar tus miedos e inseguridades no es tan sencillo. 
Los cimientos frente mío estaban tan descuidados y destrozados, ver las demás casas alrededor, tan bonitas y elegantes, para ver la mía, al borde del derrumbo. Miré la parte que solía ser el jardín delantero, sólo había vegetación marchita. Las rejas que rodeaban la casa estaban oxidadas y la pintura blanca que le decoraba por fuera estaba desuniéndose de la pared para dejar ver los ladrillos rojos y el blanco -o gris- del cemento que iba perdiendo fuerza como para seguir manteniendo la casa. La puerta igual estaba oxidada y las ventanas se hallaban destrozadas, probablemente algún vagabundo o bandolero se metió en busca de algo valioso -que dudo que halla encontrado algo, pues todo se volvió cenizas- o un simple y sucio refugio. Pateé la puerta de rejas que daba paso al jardín y esta chirrió horriblemente, tragué saliva y decidí entrar.

Tú puedes, Mangle.

Miré el ''jardín'' y una profunda nostalgia me llegó. Las horas que pasaba jugando con mi hermano o cuando mamá y yo regábamos plantas y colocábamos semillas para ver florecer a otras...todo era tan único y especial. Hace tiempo qué no visitó sus tumbas, desde que me marché de Kinston para rehacer mi vida y poder dejar el pasado atrás. Los extrañaba demasiado. Y una vez que pierdes algo, nunca lo vuelves a recuperar.

Es por eso que creí perder a Foxy, pero al parecer no fue así. Springtrap hizo renacer mis esperanzas, las cuales habían sido pisoteadas por gente qué no tenía ni la más mínima idea de como sucedieron las cosas. Sé que Joy quiere ayudarme, pero me molesta la forma prepotente en qué se pone, creyendo que sufrí daños irreversibles. Al principio si sentí aquellos daños pero era porqué no sabía como había terminado todo,pero ya lo sé. 
Me asomé por una de las ventanas rota, las paredes tenían cientos de grafitis y en algunas zonas un color negro penetrante dominaba. Los pocos rayos de luz solar qué entraban por los huecos qué se generaron o las ventanas, dejaban ver las partículas del polvo. 
Aquí vamos.

Me impulse y pude entrar por aquella ventana; una vez dentro de lo que antes era mi casa, un escalofrío viajo por mi espina dorsal e hizo que un raro sentimiento se disipara en mi interior. Miré hacía donde estaban las escaleras, mis ojos subiendo escalón por escalón, hasta que llegue a la cima, y no pude evitar recordar a la sombra misteriosa que me arrebato todo, de pie, ahí, mirándome con una espeluznante sonrisa de victoria. Parpadee irrepetibles veces hasta que esa figura se difumino, dándome a entender qué mi mente me jugó una mala pasada. Analice mi alrededor, los grafitis eran formas sin sentido o palabras cualquiera. Me dirigí entre los escombros a lo qué antes era la cocina, los muebles chamuscados y viejos, los de madera ya estaban podridos y andrajosos. El hedor de humedad era fastidioso. Mientras continuaba caminando, mi pie pateo un pedazo de concreto en el piso y cuando agaché la mirada, pude visualizar algo que me dejo anonadada. 
Al instante me agaché y sostuve aquella cosa entre mis manos. Era una foto. El vidrio que la protegía estaba agrietado y en una de las esquinas, roto, justamente en esa esquina la foto estaba de un color negro. En la foto, estábamos mamá, Matt y yo...sonriendo ante la cámara como si fuésemos las personas más felices del universo. Aquello hizo que sintiera punzadas de tristeza en el corazón y una lágrima solitaria bajará por mi ojo izquierdo. 
Sí tan sólo pudiese encontrar al causante de todo esto...aplané los labios con enojo y volví a mirar hacía las escaleras. Él provocó está misera en mi vida y debe pagarlo. Camine hacía las escaleras y comencé a subirlas, esperando que no se derrumbasen, pues ya se veían un poco frágiles, cuando llegué al segundo piso, todo estaba peor, más escombros y paredes destrozadas junto con ese tono negro qué dejo el fuego, el techo parecía querer caerse en cualquier segundo. Miré las puertas igual rotas de las habitaciones, y me invadió el miedo al querer entrar en la primera habitación, qué era la de Matt.

—No puedo...—le susurré a la nada. Me alejé de inmediato de la puerta en mal estado y miré la siguiente habitación.

A está fue más fácil acceder pues era el cuarto de baño. La bañera estaba sucia y una de sus patas estaba rota, lo qué la hacía ver inclinada. No me interesé en ver más los objetos del baño y salí de ahí. Tampoco pude entrar a la habitación de mi mamá, todo esto sólo hace que mi mente recuerde una y otra vez sus cuerpos, no, cadáveres ensangrentados y con esa mirada vacía.
Permanecí en este lugar unos minutos más, y pronto me marché.



Miré mi celular, estaba en el chat del ''número desconocido'', planteándome la idea de mandarle un mensaje...¿y si no contestaba?. No perdía nada con intentarlo. Mi mente se quedo pensando en lo que escribiría...hasta qué, finalmente teclee un simple:

''Hola'' y lo envíe. Los nervios empezaron a sumergirme y enserio, no esperé que recibiera una respuesta tan rápido. Casi chillo de la impresión y felicidad, mis dedos empezaron a temblar y a pesar de que la respuesta también fue un ''Hola'', sentí un gran bienestar.

''¿Eres...tú, Foxy?'' teclee como pude, ignorando el temblor en los dedos.

Esperé por una respuesta, pero esta no llegó tan veloz como el simple hola lo hizo. Una parte de mí, me decía que sí, era él. Así que dejándome llevar por mi instinto, escribí: Sí eres tú...sólo confírmalo, por favor. Necesito saber de ti
No quise impacientarme tanto, así que dejé el celular sobre la mesita de noche y me recosté en la cama, viendo fijamente el techo de tonalidad blanca. Joy no estaba pues se fue de compras, preferí no acompañarla, necesitaba tiempo sola. Eso del psicólogo y las últimas circunstancias del día me causaban un malestar inquietante. Al menos, Springtrap me ayudó con aquel asesinato no previsto, de ser lo contrario, seguramente estaría siendo buscada por la policía o entre las rejas. De todas maneras, el hecho de que mis manos ya están manchadas de sangre, me inquieta y a la vez, crea una rara curiosidad en mí.

Mientras más pensaba, más sueño me invadía y poco a poco iba durmiendo, hasta qué cuando mis ojos ya estaban por cerrarse, el ruido inconfundible del celular sonando dando a entender que una notificación ha llegado, resonó por la habitación. Con la vista borrosa y la mente más dormida qué despierta, pude apreciar que era un mensaje, el cual, decía lo siguiente:
''Sí...soy yo, Mangle''

* * * 







Obsesión »FxM«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora