Capitulo 18

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El día amaneció despejado. A las 5 de la mañana ya era de día y yo ya estaba despierto con él. Teníamos las persianas bajadas pero aún así se filtraba una tenue luz.
Intenté pegar ojo pero mi cabeza apenas me dejó. Solo pensaba en las cosas que Brandon me había dicho y un martillo mental aplastaba esos pensamientos para que no me afectasen. Volvía a seguir siendo de hielo. No importa que me había dicho, no iba a cambiar de ser en lo que me había convertido, en lo que había tenido que convertirme para superarle. ¿Y sabéis qué? Me gustaba más esta versión de mí que la patetica de ir detrás de Brandon.
No le vi en la hora del desayuno. Y como el grupo se dividía en dos pensé que cabía la posibilidad de que no fuesemos juntos. Pero se las apañó para ir en el grupo donde estaba yo. Que no quiere decir que lo hiciese por mí, ya que Junni, Kara y demás venían en el mismo grupo que yo, así que quizás solo fue coincidencia. Y al tener un guía, yo pude lavarme las manos y ceder todo a él. Y así recorrimos a pie casi toda la ciudad en un tour que duraba 12 horas. Yo me dediqué a hacer fotos a los paisajes, a Kara y a sus amigas, incluso a Brandon. Este intentó varias veces sacar temas de conversación conmigo pero yo lo ignoraba descaradamente fingiendo no escucharlo, hasta acabar espalda con espalda hablando cada uno con sus conocidos y fingiendo que desconocíamos de la existencia del otro, como si nunca hubiese estado dentro de mí, como si nunca hubiésemos compartido besos, cómo si nunca nos hubiésemos hecho gemir y estallar en fuegos artificiales, como si nunca me hubiese atormentado.
Al final Kara y Brandon estaban a solas todo el tiempo, atrás hablando y murmurando. Una parte de mí temía que volviesen. Ella lo abrazaba y le besaba en los nudillos y en la mejillas inumerables veces. Yo me distraje hablando con él guía que era un moreno bajito, con barba de tres días y unos ojos contentos de verme. Tenía un culo tan respingón . Trabajaba como guía para pagarse la carrera. Era monisimo pero no pensaba que yo le interesase.
-Unos compis y yo iremos uno de estos días en busca de churros con chocolate. Deberías venir -me animo a decirle cuando todos estamos tan dispersos que no pueden escucharme.
Había activado el modo zorra.
-No puedo -me dijo-. Pero dame tu numero y quedamos para salir de fiesta con unas amigas.
Aquello me pilló desprevenido. Estábamos flirteando y no solo era cosa mía, sino compartida. Existe un ley que dice que si una persona se siente muy atraída hacía otra es imposible que la otra persona no lo esté.
Me sonrojé y tomé su teléfono para apuntar mi número.
-Iré al acabar el tour a un museo que hacen una exposición sobre el director de la naranja mecánica.
-¡Qué guay! Estuve hace poco. Te gustará mucho. Tengo tutoría si no te acompañaba.
Y nos sonreímos.
Entonces llegó Kara y me cogió del brazos para hablar a solas.
-¿se puede saber de que vas?
-¿cómo dices? -párpadeo sorprendido.
-Tú zorreando con este tio que debe ser casi treintañero.
-¿desde cuando te importa si zorreo más de la cuenta? La semana pasada me reñiste porque había aflojado el ritmo de tíos que me enrolloba.
-Pero córtate, que está Brandon por aquí y seguro que no le hace gracia.
La miro perpleja.
-¿Y a mí si me parecía bien verle con una chica diferente cada vez que ganaba un partido, o verle contigo? ¿Y a ti te parece bien saber que me follaba mientras contigo no se empalmaba?
Sabía que había sido muy duro, pero odiaba que alguien tratase de decirme que debía hacer conmigo y mi cuerpo.
Era mi vida, mis decisiones y mis elecciones. Podía hacer lo que me diese la gana.
Bufa.
-Solo no quiero que hagas algo que luego puedes llegar arrepentirte solo para joder a Brandon.
Realmente Kara era un cachito de pan. ¿Dónde había quedado la zorra pretenciosa y popular que le importaba mucho lo que decían los demás?
Le doy un leve piquito.

Sobre las 19.00 h terminó el tour y me despedí con un torpe saludo de mi nuevo amigo a la espera de seguir hablando con él. Tenía ilusión por un romance en plan Lizzie McGuire .
A la exposición de Kubrick solo le quedaba menos de una hora. Así que pasé de la audioguia y el postureo. Me dediqué a pasear por la galería y contemplar las imágenes.
-La naranja mecánica es una de mis películas favoritas -me dice una voz detrás de mí.
Podría haber sido nuestro guía pero no.
-¿Ahora me sigues? -le pregunto a Brandon con un tono más molesto que de sorpresa.
-Nil, de verdad que quiero hablar contigo. No quiero estar así.
-Haberlo decidido antes de ser tan cruel.
-Fui un cabron y lo que te dije no tiene perdón. La verdad es que hasta anoche no caí en el peso de mis palabras. Siento mucho haber sido tan cruel.
-Nunca viniste a buscarme.
-Me bloqueaste.
-Sabes donde vivo, donde trabajo. Si hubieses querido buscarme sabias como hacerlo.
-Entendí que necesitabas tu espacio y te lo di. Fui egoísta mucho tiempo para dejarte ir.
-Y ahora vuelves.
-Por que te quiero en mi vida. Te he echado tantísimo de menos -se acerca a mí y comienza a rozarme el cuello-. Tus besos, tu olor, tu piel.
Se acerca lo suficiente para inhalar mi olor.
-Brandon, no.
Parece más un gemido que una orden. Y me besa ferozmente en los labios pero sin abrir la boca. Es la primera vez que me besa en un lugar público sin importar quien nos esté mirando.
Me aparto.
Me agarra de la cintura y me atrae hasta él para besarme apasionadamente, buscando con su lengua la manera en la que mi boca se abriese.
-Para -murmuro intentando separarme de él pero me agarra con más fuerza mientras sus labios intentan violar mi boca.
-He dicho que no -grito y le empujo hacia atrás.
Y antes de darme cuenta le golpeo con el puño en la cara.

Y antes de darme cuenta le golpeo con el puño en la cara

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Clumsy: una historia del origen (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora