Lobo (Terminada)

prologo

Lobo: prologo

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Decidió hacer las maletas e irse para siempre.

Entró a su habitación como un ventarrón, resuelto a llevarse sus pertenencias, o al menos a dejarlas listas para marcharse.

Después de todo lo que estaba pasando no le quedaba un solo motivo para quedarse en la manada.

Todo el tiempo que había servido en ella, como protector de elite no sirvió de nada. Solo había querido apoyar a su hermano; pero ni aun siendo uno de los herederos por nacimiento, ayudaba a que las disputas dentro del clan se tranquilizaran.

Había hecho mucho para controlar sus instintos naturales de competencia, y salvajismo.

Para promover la paz entre ellos.

En lugar de eso, sus avances en las batallas territoriales, solo consiguieron que el clan se segregara en dos grupos: los que deseaban que su hermano mayor fuera el líder único, y lo que esperan que lo fuera él. Sin embargo la sola idea de revelarse contra su hermano, y a su vez causar una matanza por el poder, como la que mató a sus padres cuando era pequeño, le ponía enfermo. Sin mencionar que el liderazgo en un grupo como el clan Uchiha, lleno de viejos con ideales aferrados como su tío Madara y su primo Obito, abrumaban.

Ser uno de los líderes del clan Uchiha, lo abrumaba.

Se detuvo abruptamente, con la idea de que nada de lo que tenía frente a él le pertenecía realmente. La mayor parte de lo que poseía era fruto del trabajo de su hermano, de cómo fue abriéndose camino, como líder alfa de la manada, y a la vez construyendo un puente entre ellos y los negocios humanos.

-Tal vez sería mejor no llevar nada-pensó.

Exclusivamente podía pensar en una solución viable, que le beneficiara a la manada y a él. Y esa solución era irse, abdicar su mando voluntariamente frete a todos los ancianos y representantes de jauría.

Quedarse no auguraba nada bueno, las tenciones iban en aumento.

Su tío especialmente esperaba poder controlarlo a él, ya que no había logrado restarle liderazgo a Itachi con sus trucos sucios, trató de utilizar a Sasuke. Pero las cosas no salieron como Madara ambicionaba.

Deseaba manipularlo y al final no lo logró. Inventó lo que pudo para volverlo un perro codicioso, ofreciéndole cosas casi inverosímiles, hasta Karin había participado en el plan.

-Debía de haberle arrancado la cabeza a esa maldita cuando pudo- se recrimino rechinando los dientes. Ahora esperaba no tener que arrepentirse después...

Ante el solo recuerdo, Sasuke apretó los puños.

Le había perdonado la vida.

Fue un completo idiota al creerle a una hembra que olía siempre a mentiras.

Sentía vergüenza de su tío por ser tan codicioso como un escueto humano, de Karin por que no era un lobo fiel a la manada, sino una zorra mentirosa, y peor de él mismo por no haber obedecido a su instinto, sino a su deseo.

¡Maldita fuera ella!

Por su causa estuvo a punto de arruinar al clan, y también de echar a perder la unión fraternal que tenía con Itachi. Lo único bueno, es que se dio cuenta mucho antes de cometer un gravísimo error.

El peor vicio de esa podrida bruja, era su constante necesidad de hacer alarde de todo lo que lograba. Y así fue que se enteró de lo que tramaban.

La escuchó contando con lujo de detalles, como gozaba logrando seducirlo, como era un tierno cachorrito en sus manos, y no un lobo. Y como Madara la recompensaría cuando logrará volver a Sasuke en contra de Itachi.

Algún día se vengaría de ella, pero este no era él día.

Volvió a mirar la habitación y las cosas que tenía en sus manos. Sí, en efecto nada era suyo, no se merecía nada. Se sentía nocivo, y un completo imbécil.

Vacío las dos maletas que acababa de hacer en el futón, y en lugar de eso tomo una mochila; dentro sus ahorros, y una tarjeta, dos mudas de ropa, un libro, un reloj y una fotografía de su familia. Tenía ciento cincuenta años humanos, pero para alguien de su especie apenas aparentaba los diecisiete.

Debidamente maduro para emanciparse.

Ahora era tiempo de hablar con el consejo, que se acababa de reunir, e irse después. Y lo haría sin mirar atrás.

Era lo mejor.

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