Pesadillas

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Capítulo 2: pesadillas

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Despertó muy temprano y sintiéndose emocionalmente cansada, el cuerpo le pesaba más de lo normal. Tuvo de nuevo esos sueños donde unos animales oscuros, feroces, la perseguían en medio de un bosque espeso de cerezos, ella apenas era una niña. Tenía esas visiones cada vez que estaba nerviosa o bajo mucho estrés. Antes, cuando su abuela todavía vivía, ella la consolaba cantándole una nana, actualmente debía arreglárselas sola.

Estaba claro que la escena de la noche anterior le había afectado.

Con desgana se levantó del pequeño futón que encontró en una bodega de cosas viejas. Era fácil ubicar en qué lugar y situación se encontraba, apenas había dormido un poco, y lo que soñó la agoto en vez de permitirle descansar.

Iba a hacer el desayuno para su paciente, así que se obligó a levantarse, a pesar de la aparente calma sabía que no estaba en esa casa gratis.

Sakura pensó que su benefactor despertaría a cualquier hora de la mañana, así que a primera hora fue a revisar sus signos vitales, gracias a eso estuvo más tranquila porque el joven tenía sus signos constantes, la fiebre nunca volvió después de la primera vez que le había aquejado y la incisión de la navaja estaba totalmente cerrada.

-Increíble –pensó ella con alegría y ansiedad al mismo tiempo.

A ella le pasaba algo muy parecido en su propio cuerpo, pero siempre temió mostrarlo. En el momento que convivió con niños de su edad lo supo, era diferente. La realidad era que ni siquiera conocía su verdadera edad.

Alejó rápidamente su cerebro del camino que estaba tomando, siempre tendría tiempo de torturarse por no saber nada de su familia, o de su origen, y el posible hecho de que tal vez no fuese deseada.

Sacudió la cabeza con fuerza, en reprimenda por auto flajelarse.

Automáticamente volvió su atención al sujeto de cabello oscuro, como hacia siempre para no caer en un círculo depresivo, poner atención a su trabajo o sus demás actividades.

El alivio por verlo fuera de peligro le ayudo un poco a sobrellevar la ligera depresión que le dejó las palabras hirientes de Sai, que aún giraban en su cabeza, torturándola, pero decidió abandonar las dudas y no dejar que esas malas emociones la dominaran. Igualmente que a no hacer caso a lo rápido que el pelinegro se curaba,aún qué eso pudiera significar, que ella y él fueran parecidos de alguna manera. Estaba mucho más contenta por su recuperación.

Lo vio una última vez antes de ir a la cocina, de verdad era muy guapo. Suspiro con tristeza, el destino o los cielos se burlaban de ella, poniendo frente a sus ojos a algo que no podía tener. Ella era demasiado simple, excepto por su cabello no tenía nada interesante.

Sería muy duro estar en esa casa cuidando a un muchacho tan atractivo.

Se tomó el atrevimiento de preparar un poco de arroz, encontró pescado dispuesto para freír en el frigorífico, e hizo un estofado con un poco condimentado de curri con verduras.

Para cuando fueron pasadas las once de la mañana se preocupó, no se escuchaba ni un solo sonido. Su mente empezó a formar muchas ideas catastróficas. Desde pensar que él estaba en algo así como un coma, o peor había muerto en el transcurso de la mañana. Tanta era su preocupación que tropezó al entra a la habitación.

Cayó de rodillas y quedo mirando el rostro dormido del hombre. Ahí en el suelo se volvió a sentir tranquila cuando se dio cuenta que respiraba despacio y constante.

Lobo (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora