►Capítulo 4•
Cualquiera diría que Jimin tuvo siempre todo en bandeja, que no sabia lo que era sufrir o tener necesidades, no era rico ni nada por el estilo, pero esa era la imagen que daba gracias a que sus padres lograron que nunca le faltara nada, aun si eso significaba sacrificarse día y noche trabajando.
Siempre fue el perfecto 10 en todo, bailaba, cantaba, bueno en cualquier deporte, el primero en todas las materias de todos los colegios a los que asistió, gozaba de una belleza envidiable y parecía siempre estar feliz ya que nunca dejaba de sonreír. Desde afuera su vida parecía perfecta y a el no le importaba que así fuera, se alegraba de saber mantener a raya a los fantasmas del pasado, eso le había permitido cicatrizar rápidamente.
Ahora era hijo único pero alguna vez tuvo un hermano. Eran una hermosa familia de cuatro, hasta que unas personas malas decidieron sobre sus vidas.
Sí, Jimin siempre sonreía y llenaba de alegría a todo aquel que le hiciese compañía, gracias a las interminables y dolorosas sesiones de terapia a las que tuvo que asistir, pero el dolor y la oscuridad que albergaba en su corazón quizás nunca se borrarían. Le habían arrebatado tanto que incluso albergó el deseo de venganza, hasta que las noticias le informaron que aquellos monstruos habían pagado por sus crímenes de la forma mas cruel.
Se sintió bien al saberlo... como si alguna especie de justicia divina estuviera actuando pero el daño ya estaba hecho. Saberse satisfecho con la muerte de esos hombres solo hizo que se diera cuenta cuan envenenado estaba. No había sido la suerte, el destino, el universo o Dios, la culpa la tuvieron ellos, personas a las que jamás podría perdonar. Detestaba saber eso, odiaba odiar y tener esos feos sentimientos... por eso se forzaba a ser feliz, quería con todas sus fuerzas poder seguir adelante.
Aún lloraba al recordar a su pequeño hermanito. Cuando falleció parecía todo un hombre pero Jimin solo podía recordar lo lindo que era de pequeño, sus grandes ojos y mejillas coloradas, como corría a abrazarlo cuando llegaba a casa. Verlo así en sus recuerdos dolía más y parecía que ese era el objetivo de su subconsciente... hacerlo sufrir.
Jihyun era un ser tan bueno y puro ante sus ojos, que no dudaba de que ahora era uno de los ángeles mas bellos del cielo.
Pasaron los años y al terminar la escuela sintió que era momento de avanzar y empezar de nuevo, quería mudarse a Seúl y descubrir que quería hacer con su vida, quedarse en Busan solo le ardía en la herida así que luego de convencer a sus padres de que todo estaría bien, emprendió viaje a su nuevo comienzo. Tuvo un buen presentimiento al subir al tren, mientras veía a la estación hacerse mas y mas pequeña a lo lejos, algo le decía que ya era tiempo de que ocurrieran cambios para mejor. Incluso después de haber pasado todo lo que pasó todavía creía en el amor y la bondad... deseaba encontrarlo, un amor que le ayudara a olvidar de una vez por todas, que le demostrara que aquellas bestias habían sido la excepción y que aún quedaban personas de corazones puros.
Ya sabemos cual fue su primera experiencia.
Mientras era arrastrado por aquellos 5 hombres solo podía pensar que la vida le estaba gastando una broma... ¿Que pretendía Dios al hacerle pasar por eso de nuevo?. Miles de pensamientos se peleaban por existir en su mente mientras lo sometían, pero él ya había decidido que esa vez no sería igual. Fue una sensación rara, no se había sentido así ni siquiera años atrás, cuando metido en la bañera contempló el suicidio por primera vez. Su alma se desprendía de su cuerpo, despidiéndose, sintió deseos de volver a ver a su hermano, se decía a si mismo que no valía la pena pasar por eso otra vez.
Su vista se tornó borrosa, su corazón latía demasiado fuerte como para soportarlo y poco a poco el mundo empezó a apagarse... hasta que vio esa silueta.
Seguramente fue la conmoción, el miedo, la confusión o incluso el estar al borde del desmayo pero estaba seguro de haber visto unas hermosas alas negras detrás de aquel extraño que se acercaba tranquilamente, tanto que ni siquiera había sacado las manos de sus bolsillos. Seguramente un ángel venía con él.
Entonces escuchó fuerte y claro una voz...
«Aún no hyung.»
Y ahí fue cuando todo se oscureció.
«•••»
Al llegar al edificio YoonGi le preguntó su piso.
— 5to "B" hyung... —contestó.
— Claro, no podía ser de otra forma... ¿no? —YoonGi selecciono el número en el elevador, al llegar ambos salieron.
— ¿Hyung? —el menor lo miró confundido, ¿Iba a llevarlo hasta la puerta?.
— Este es mi departamento... ¿Qué pensaste? ¿Qué querría seguirte o algo?... Que buen concepto tienes de tu "héroe" —contestó con sarcasmo, haciendo comillas con sus dedos.
— N-no hyung, discúlpeme, lo siento... —el sonrojo era inevitable, Jimin se torturaba con sus propios pensamientos.
«Que lindo» otra vez... YoonGi sacó sus llaves y entro en el 5to "A" sin decirle si quiera adiós. No es que quisiera ser borde, estaba tan agitado que creía que su corazón se saldría.
— «Dioss ¡Que fastidio!» —pensó mientras se tomaba el pecho.
Esa noche mientras intentaba conciliar el sueño, Jimin pensaba en aquella voz. Estaba un 98% seguro de que era de Jihyun, lo meditó casi toda la noche. Era mucho el tiempo que había pasado desde la última vez que lo escuchó llamarlo hyung, pero aún así podría reconocer su voz donde fuera. Al final se rindió ante las lágrimas... ¿Tan cerca estuvo otra vez? ¿Que hubiese pasado si YoonGi no hubiera aparecido?.
«Quizás aquellas alas eran suyas.»
ESTÁS LEYENDO
Sweet & Cold ♡1♡| Can You Love Me?.
Fiksi Penggemar❣| TERMINADA |❣ Parecía solo un encuentro fortuito, una coincidencia, una consecuencia de sus insufribles actos heroicos. Pero Min YoonGi, aquel joven envuelto en las mil capas de su armadura, pronto descubriría que encontrarse con esa hermosa visió...