Poseedora de un temperamento increíble y belleza inigualable, Haruka Tenou, como ella prefería llamarse por ahora, exhaló. Completamente exhausta, miró su alrededor y sonrió con cierta melancolía.
Era increíble que estuviera ahí, jamás en su vida pensó que llegaría a ese punto.
Su madre nunca le había hablado de Kenji, de hecho, ella misma no había tenido curiosidad por saber de él. Rubia y alta como ella misma, su madre siempre se había mantenido hermética y muy solitaria.
Eso sí, nunca le faltó nada. Quizá por ello nunca preguntó por el difunto.
-Bueno niños, debo irme.
Ataviada en un pantalón de mezclilla y blusa de manga larga a juego sólo sacudió la paja de las piernas y sonrió al mirar atrás. Los potros continuaban sanos y creciendo.
-Veo que te has adecuado a la vida de campo.
Serena se miraba algo pálida, pero tenía la suficiente fortaleza para continuar aunque tuviera que depender un poco de una muleta.
-Bueno, al verte así tenía que hacer algo. ¿A dónde vas mujer? ¿No ves que estás convaleciente?.
Serena hizo caso omiso a las preguntas de su hermana mayor, ya subida en el caballo y la muleta bien acomodada, la joven rubia sonrió cuando Haruka se aproximó para ver sus piernas.
-Estoy bien, mientras tenga fresca la herida-Señaló el pantalón corto que permitía ver el apósito puesto, cubriendo las puntadas.
-¡Oh, ya veo! El mediquillo hace bien su trabajo.
-¡Claro que lo hace! Mi amigo Darien fue el mejor de su clase-. Interrumpió la voz conocida, Haruka torció el labio y Serena saludó cordial.
-Hola, princesa-. Saludó Seiya más cerca, con cierto rubor en las mejillas-. Oh, espero no sea de gravedad-Señaló el apósito.
Serena entre cerró los ojos.
-¿A qué has venido, Seiya?
-Por hoy, no vengo a verte a ti, princesa mía. -Exclamó meloso ante la cara de ajo de Haruka-. Vengo a ver a Haruka
-¿Qué quieres, Seiya?-Le miró Haruka de arriba a abajo. Topándose con algo raro-¿Te cortaste?
Seiya se tapó con torpeza el antebrazo, donde tenía un rasguño extraño.
-Fué mi gato.
Serena agudizó su mirada azul, eso no parecía un rasguño, e iba a decir algo pero
-Haruka te invito a tomar un café.
-No, iré con Serena.
-No, Haruka. Ve con él, yo puedo estar sola.
Haruka miró a Serena como si quisiera traspasarle la cara.
-¡Adiós!
Maldición, esa chaparra se las iba a pagar.
...
Serena debía pagarle, y con creces lo que estaba viviendo con Seiya. No le había dejado hablar ni por un momento, ¡con razón estaba solo! ¿Qué acaso ese hombre no sabía que a una mujer debe de escuchársele?
Pues bien, dejaría a Seiya hablando y sumergida en sus pensamientos permaneció los siguientes minutos, percatándose sólo cuando tenía que asentir.
Deseaba tomarlo del cuello y ahorcarlo ahí mismo, pero no. Prefirió imaginar que lo hacía mientras veía sus labios parlotear y parlotear.
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Las Tres Tristes Tigres
FanfictionSerena Tsukino hija menor del finado hacendado del pueblo tiene una gran responsabilidad en sus manos al tomar el mando de la hacienda Tsukino. Pero tiene un mayor reto, sin saberlo hasta el entierro de su padre se entera que hay dos herederas más...