Capítulo 9

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Algo perturbada por las extrañas reacciones de su hermana mayor, Serena se aplicó esa mañana. Mientras aún no se miraba bien el ambiente debido a la intensa bruma,  la joven montó el caballo para ir al consultorio. Ese día le quitarían los puntos y de ahí para adelante se cuidaría más, para no caer de nuevo en los cuidados del portento de hombre que atendía el dispensario médico.

Haruka estaba mal, a ella no le gustaba Darien...

— Sí que es celosa tu hermana —Comentó el joven médico cuando hizo uso de sus prodigiosas manos al retirar los puntos.

Serena estuvo a punto de dar una patada al perfecto rostro del joven médico cuando jaló el hilo de la herida.

—¡Bruto!

Darien deslizó sus manos por el muslo sin dejar de observar la blanca y sedosa piel.

—¡Oye!

—Ya está casi cerrada, sólo no andes corriendo—Dijo él para distraerse y con cierta discreción tragó gordo—¿Sabes Serena? Creo que deberías relajarte un poco y dejar de ser tan aprehensiva.

—¿Aprehensiva? ¿Yo?

—Sí. Todo te lo tomas mal por todo te enojas

—Soy mujer de campo Darien, no fácil me van a tomar el pelo.

—Ya, ya, yo no le tomo el pelo a nadie, mucho menos a ti, y lo que digo es cierto.  —Se apresuró decir cuando ella le miró con sus recelosos ojos. —No te cobraré nada Serena—. Extendió su mano para rechazar el dinero que ella le daba, luego, tiró suavemente de sus manos., sin dejar de mirar sus ojos le brindó una suave sonrisa.

—Gracias, creo—Musitó, llena de incomodidad.

La cercanía entre ellos era demasiada. Darien puso ambas manos en los hombros de la rubia y se acercó cuando ella lo hizo también.

—¿Vas, a besarme? —Habló en forma entrecortada—¿Ese es el cobro?

Los ojos de Darien se tornaron fríos.

Segundos después Serena salió del consultorio caminando normal. Seria y sin decir nada término de ajustar una de sus botas cuando un hombre bastante atractivo llegó al lugar.

—Hola preciosa—Saludó el desconocido, y sin reparos la miró con  lasciva—Busco a alguien ¿Sabes quién me puede informar?

Serena le observó a detalle. Alto, cabello extraño y largo. Hizo una mueca y le dio la espalda.

—¡Oye! ¡¿Quién te crees mujer para dejarme así?!

Iba a ir tras ella, pero una voz lo detuvo...

Serena se subió a su caballo y pensó en el tipo ese, raro y siniestro a su parecer. Suspiró y deseó que sólo fuera un turista más.

Asió con ambas manos la rienda del caballo y se perdió en la terracería.

...

Y después de la desconfianza inicial y una larga charla seguida de aquél té en casa Tsukino, Yaten y Mina al encontrarse con mucho tiempo libre se dedicaron a conocerse mejor y seguramente más de la cuenta.

Y es que desde que habían cruzado miradas en Notaría Kou era como si una llamarada los hubiera envuelto, y arrasado.

Prueba de ello era que en el preciso momento que estuvieron a solas, decidieron dar rienda suelta al calor que emanaba de sus cuerpos.

¿Qué más daba? Eran jóvenes y hermosos. Ninguno con relación o compromiso formal, de hecho, Yaten sólo había mencionado que estaba por un mes en el pueblo. Y obviamente no había mujer en su vida, por lo menos una fija no.

Las Tres Tristes TigresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora