Capítulo 14

252 49 64
                                    

Sin saber nada más de Yaten Mina y sus hermanas lo pasaban muy bien y la juerga siguió mientras avanzaba la noche y con la alegría y desinhibición que eso implicaba, las tres hermanitas reían de cualquier cosa.

Bien dicen que con unas copas o en este caso tragos bailas hasta de cabeza.

Y aunque no era el caso de Haruka, el alcohol estaba haciendo otro tipo de desinhibición en ella.

Sincerándose como nunca antes, habló con sus hermanas sobre las tremendas dificultades que había pasado para llegar hasta donde estaba, lo duro que era el mundo en el que se movía y lo satisfecha que estaba al haber hallado una excelente representante.

—¡Pero vamos, súbele más!—. Gritó pidiendo más volumen,—. Tenía tiempo que no me ponía una buena guarapeta.

Serena miró a Haruka, enrojecida tanto o más que ella, la joven se puso en pie con botella en mano, chocando el vidrio con la de Mina sucumbió al pasito de baile que Mina alegremente hacía.

Serena sonrió con satisfacción. Imaginando las vidas de sus hermanas pensó lo difícil que había sido para ellas crecer sin un padre.

—¡Por el viejo Kenji! —Gritó eufórica, levantando su botella y poniéndose de pie para unirse al baile.

-¡Por Kenji!-. Gritaron en unísono Haruka y Mina.

Quién lo diría. Kenji jamás lo hubiera logrado estando vivo, lleno de dureza y falto de cariño hacia su familia, el hombre solo supo de tratos con animales y negocios.

Ahora, sus tres hijas parecían menguar la tensión inicial. Sincerando sus corazones al calor del alcohol, las jóvenes mujeres hablaron entrando el nuevo día y escuchando con atención sus perspectivas de vida pudieron entender también a su manera lo que las había llevado hasta allí, a estar juntas.

-Fué instantáneo, todo fué así, no me dí la oportunidad de conocerle mejor y me mudé con él.-Suspiró Mina desde su asiento mientras contaba sobre su relación fallida y sonriendo forzada, miró una a una a sus hermanas-Sólo unos meses hasta que mostró quien era en realidad.

Haruka jugó un poco con su botella y la apretó con dureza.

-Yo iba a abandonarlo-, respondió con profunda tristeza -. Pero él prometía ser bueno, mejorar, y yo, bueno-. Prosiguió mostrando pena-. Estaba sola y lo amaba. Creía amarlo.

Haruka suspiró y bajó la mirada, Serena parpadeó varias veces y dio otro largo trago a su botella.

-Independientemente del tiempo estipulado -, miró a ambas -, se pueden quedar el tiempo que quieran -. Reiteró con la voz rara.-Somos una familia y debemos estar unidas.

-¡Eso sin duda vaquera!-. Exclamó Haruka ensalzada en cólera- ¡Y no dejaré que un estúpido te lastime! -. Prosiguió en el mismo tono mirando a Mina, y levantándose torpemente de su asiento llegó hasta la ventana -, ahora mismo iré a arrollar a ese engendro con esa lindura -. Señaló sin soltar su bebida -. Sí que es una belleza y corre como alma que lleva el diablo ¡Sí que sí carajo!

-Sí, y el diablo eres tú -.Aseguró Serena en tono burlesco. Haruka se giró a verla y dando tumbos se acercó a ella.

-Ay enana, has sido como una pulga chupasangre desde que llegué. Pero aún así, -Suspiró y dio un muy largo trago a su botella, hasta terminarla-. Es mi deber cuidarte a tí también, sobretodo de ese médico morboso.

-¿Qué? Yo nada que

Mina pudo ver como la muy rubia esbelta y alta mujer asió con un brazo a Serena y la apachurró contra su pecho

-¡Haruka!

Luego estiró su otro brazo dejando caer la botella al suelo, jalándola también a ella la apergolló a su pecho igual.

-Mi hermanas -. Les dijo a media lengua -Me siento feliz de haberlas conocido-Ya no estoy sola...

Dicho esto, se dejó caer en un sillón junto con ellas y bastante ebria cerró los ojos.

-Pero no nos has dicho si tienes a alguien especial -.Preguntó Mina casi dormida, aún reposando en el pecho de su hermana.

En el rostro de Haruka se dibujó una suave sonrisa.

-Podría podría-Musitó suave y Serena se despegó un poco, ella estaba muy ebria y bastante confundida. Parpadeó dos veces y se recargó en el respaldar, muy cerca de Haruka.

-Anda, cuéntanos garza-.Incitó a ojos cerrados.

-¿Yo te molesto acaso cuando te andas manoseando con el medicucho?

-No, nada que ver. Y no me evadas, nos evadas.

-Ya les dije, "podría". Y ahora que dices que nada que ver con el espagueti remojado creo que me lo tiraré.

Serena abrió los ojos y se inclinó para ver a la cara a su hermana, esta sólo rió y volvió a cerrar los ojos.

-Y no te gusta ...según tú.

Acto seguido, se quedó profundamente dormida, pues el fuerte ronquido que Mina dio no la despertó...

11/12/18.
17/12/18.

Y bien, excelente tarde bellas lectoras gracias por la gran paciencia y sus votos pronto terminará esta historia y pienso seguir con más sorpresas ¡saludos!

Las Tres Tristes TigresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora