Capítulo 11

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La mañana era bastante fresca ese día, con las colinas como marco de fondo y el aire fresco rozando sus  pieles Haruka y Serena permanecieron en silencio un largo tiempo.

De soslayo, Serena miraba de vez en vez a a su hermana. Era tan vigorosa y  joven.

Trató de imaginar su vida como en alguna vez hizo con Mina. Tal vez luchando en un mundo de hombres debido a la carrera que eligió.

Seguramente fue difícil ganarse el lugar que tenía, pero sin dudarlo sabía bien que Haruka tenia el temple y más que eso para ser lo que era hoy.

Curiosamente, mientras la luz del nuevo día reposaba en el rostro de Haruka, pudo ver algo de su amado padre. Haruka era realmente hermosa, era como una muñeca envuelta de misterio.

Suspiró con suavidad, como para que ella no se diera cuenta, y pensó que no sabía nada de sus hermanas. Les hacia falta sentarse y charlar sobre ello.

—¿Te gusto acaso?

Serena dio un Respingo, pero no dejó de mirar a Haruka.

—Somos hermanas, sería incesto.

La risilla que Haruka emitió, dejó notar en Serena que estaba bromeando.

Serena rodó los ojos y volvió la vista al paisaje.

—... Serena, no creo que pueda quedarme más tiempo.

Serena volteó a ver a Haruka.

-¿Es broma? ¿No verdad?. No entiendo, estuviste de acuerdo en estar un año., firmaste.

Haruka asintió levemente y volvió la vista al horizonte. Parecía una niña añorando algo que no podía decir.

-¿Tienes compromisos con tu carrera cierto? Digo, una corredora tan famosa como tú debe extrañar los millones de dinero y los grandes lujos—. Replicó con mordacidad y severa dureza. Sintiéndose herida la miró con enojo.

Haruka rodó los ojos y asió la rienda del caballo.

-¡Ay enana! ¡Tú y tus babosadas!

Y empezó a arriar al animal para que corriera, pero como era de esperarse, Serena era tan cabeza dura como ella misma y la siguió con la misma velocidad.

-¡Mira garza, conmigo no te metas! ¿Crees que nací ayer o qué?

-¡Pues así parece porque estás enana!—. Se burló de ella al verla hacer caras graciosas-. ¡No me conoces, no sabes nada de mí!

-¡Claro que lo sé! ¡Eres una presumida egocéntrica que sólo está aquí por dinero! ¡Dinero! ¡Como si lo necesitaras! ¿Cuándo maldita sea te interesó conocer a tus hermanas ah? ¿Cuándo?

-¡Pues por eso niña inmadura! ¡Quería conocerlas! ¡Además al igual que tú no sabía de su existencia! -Gritó con gran furia y le dio un golpe al caballo tan fuerte que pareció desbocarse de lo rápido que corrió.

Serena sólo se quedó en la llanura, con lágrimas en los ojos pensó en si lo dicho por Haruka era verdad. Había estado tanto tiempo sola que no sabía bien cómo comportarse con su nueva familia, de la cual no tuvo conocimiento hasta que su egoísta padre murió.

Haruka llegó a la casa tan rápido como el viento, y como si de lo mismo estuviera hecha, avanzó por el interior hasta llegar al refugio de su habitación culminando su entrada con un gran portazo.

-¿Oye qué le pasa?

Rei encogió los hombros.

-Esas mujeres son muy raras, no sé cómo conseguiran convivir todo este tiempo.

Las Tres Tristes TigresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora